martes, septiembre 29, 2009

ECO-CINE GRATIS

El miércoles 30 de septiembre a las 8 pm estaremos presentado una ráfaga de cortometrajes- en inglés y español- sobre asuntos ambientales, calentamiento global, transgénicos, consumismo, agricultura ecológica, soberanía alimentaria y temas afines. Algunos son de menos de 2 minutos y otros como de 15 minutos.

Presentaremos fragmentos de:

BELLA GAIA- Filmada en colaboración con la NASA y hecha en su totalidad con fotos de la tierra tomadas desde el espacio.
THE AGE OF STUPID- Una persona del futuro trata de averiguar por qué rayos no hicimos nada para contrarrestar el calentamiento global a principios del siglo 21.

Trailers:

Toda buena cartelera debe incluir trailers, o "cortos", como le decimos en puertorriqueño.
THE COVE- Una historia real. El creador de la serie de TV "Flipper" forma un equipo a lo Ocean's Eleven para desencubrir una matanza secreta de delfines en una ensenada en Japón.
CRUDE- Excelente documental sobre la tragedia de la explotación petrolera en Ecuador.

También veremos The Bill (Alemania), un comentario medio sarcástico sobre el calentamiento global, el consumismo en los países ricos y la justicia climática.
El Cuento de la Buena Soja (Argentina), una película educativa, hecha con títeres, sobre los males que causa la soya transgénica en el campo argentino.

Tendremos a la venta copias del libro BALADA TRANSGENICA: BIOTECNOLOGIA, GLOBALIZACION Y EL CHOQUE DE PARADIGMAS ($17) de Carmelo Ruiz Marrero. Aquí tienen un capítulo de muestra:
http://www.biodiversidadla.org/content/view/full/19640

Pero bueno, no les voy a decir todo. Lo demás será una sorpresa.




Esta actividad será en El Local en Santurce, un espacio alternativo nuevo en la av. Fernández Juncos, frente a donde era el cuartel del PNP. Justo antes de llegar a La Ultima Parada y la salida al expreso Las Américas (verán ambos a su derecha, después del antiguo cuartel del PNP) van a ver a su izquierda El Local, en los bajos de una escuela de karate.

Aquí tienen un buen artículo que describe El Local:
http://miprv.com/TEMASMIPRV/tabid/475/articleType/ArticleView/articleId/144/El_Local_en_Santurce.aspx

Ah, y la actividad es GRATIS!!!

Para información: ruizcarmelo@gmail.com, ellocalensanturce@gmail.com

Un herbicida divide a los científicos

Un herbicida divide a los científicos

Fecha de Publicación: 11/09/2009
Fuente: Diario Hoy
Provincia/Región: Nacional


Se trata del glifosato, un agroquímico cuyo uso fue avalado recientemente por un informe del Conicet. Especialistas de ese organismo cuestionaron el estudio y el investigador que alertó sobre sus posibles efectos negativos declaró no estar de acuerdo con las conclusiones
Se trata del glifosato, un agroqu?mico cuyo uso fue avalado recientemente por un informe del Conicet. Especialistas de ese organismo cuestionaron el estudio y el investigador que alert? sobre sus posibles efectos negativos declar? no estar de acuerdo con las conclusiones
El glifosato, el conocido herbicida de la empresa transnacional Monsanto ampliamente usado en cultivos de soja transgénica, no deja de generar polémica. Es porque un informe de expertos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) concluyó que si se aplica responsablemente su uso “no tiene mayores riesgos para la salud humana o el medio ambiente”. Más allá de estos resultados, investigadores de ese organismo cuestionaron el estudio y el científico que alertó sobre sus posibles efectos negativos declaró no estar de acuerdo con las conclusiones.
El informe final del trabajo de evaluación, realizado por un Consejo Científico Interdisciplinario creado en el ámbito del Conicet y convocado por la Comisión Nacional de Investigación sobre Agroquímicos, concluyó que “no hay vestigios de glifosato en harina ni en aceite de soja”.
Si bien la Comisión destacó que “en granos sí pueden encontrarse”, estimó que “con un uso responsable del producto, el consumo de alimentos y agua que contengan residuos de la molécula o el metabolito no debería implicar riesgos para la salud humana”.
No obstante, la Comisión recomendó “el monitoreo de residuos”. E indicó que “los efectos tóxicos de la molécula, su metabolito o el tensioactivo en mamíferos no humanos se observan con vías de ingreso al organismo en dosis difícilmente alcanzables en ambientes rurales en los que se aplique el producto en forma apropiada”.
También señaló que “el producto no se bioacumula”, y afirmó que “el glifosato y su metabolito son sustancias ligeramente tóxicas para mamíferos”. Remarcó que “la muerte en seres humanos puede provocarse con ingestas en grandes cantidades con fines suicidas”.
Además puso de relieve que “los estudios revisados no demuestran correlación entre exposición al glifosato e incidencia de cáncer”.
“Tampoco los estudios revisados demuestran correlación en el aumento de defectos de nacimiento y anormalidades en el desarrollo de hijos de aplicadores”, puntualizó el informe.
Subrayó que “concentraciones que llegan a alterar el ADN de células de mamíferos son improbables de encontrar en medios biológicos humanos”.

Debate público
Al tiempo que se dio a conocer el informe, un grupo de investigadores y personal de apoyo del Conicet expresaron su disconformidad con el estudio realizado. “Se pone en equivalencia lo económico con la salud pública y la ética científica, distorsionando no casualmente las conclusiones de la evaluación citada”, manifestaron desde el cuerpo de delegados de ATE Conicet La Plata.
Pidieron además “el debate público y sin condicionamientos económicos de las posibles implicancias del uso del glifosato en la vida humana y el medio ambiente y, de ser necesario, la generación de un proyecto de investigación específico con los recursos humanos y económicos necesarios para dirimir puntos específicos que queden en discusión”.
Por su parte, Andrés Carrasco, jefe del Laboratorio de Embriología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que viene sosteniendo la posibilidad de que los agroquímicos generen efectos nocivos en la salud humana, expresó que el estudio fue firmado por investigadores que trabajan para multinacionales. “Hubo muchos tironeos internos en esta comisión y hasta uno de los integrantes trabaja en colaboración con empresas de agroquímicos. Es más, la comisión utilizó para refutar trabajos biografía que generó la empresa de agroquímicos”, aseguró.
El especialista remarcó, además, en declaraciones radiales, que esta situación “ameritaría que se hagan algunos monitoreos poblacionales epidemiológicos”.
Además expresó: “Yo creo que hubo un alto grado de irresponsabilidad del procesamiento de la información científica. Esta comisión evaluó todos los trabajos, con cierto grado de minuciosidad, y llegó a conclusiones con las que yo no estoy de acuerdo”.
El Consejo Científico Interdisciplinario fue creado por la Comisión Nacional de Investigación, establecida en enero de este año, y está formado por ingenieros agrónomos, médicos, toxicólogos, bioquímicos y químicos, además de especialistas en Biología, los cuales durante dos meses llevaron a cabo una revisión crítica de los trabajos científicos publicados sobre el glifosato a nivel internacional.

“La gente vincula las enfermedades con los agrotóxicos”
El jefe del Laboratorio de Embriología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Andrés Carrasco (foto), manifestó que en la actualidad Argentina tiene más de 20 millones de hectáreas sembradas y rociadas por 180 millones de litros de glifosato.
“Entendemos que las pruebas que se hicieron en animales dan serios indicios de que hay que mirar con mucho cuidado el efecto que este agroquímico provoca en la salud humana. Habría que mirar con más cuidado y detenimiento las enfermedades que se están dando en determinadas poblaciones, que la misma gente vincula con los agrotóxicos”, expresó el especialista en declaraciones radiales.
Además, Carrasco sostuvo que “en otros países, como Ecuador y Paraguay, se han hecho estudios epidemiológicos a personas que enfermaron y estuvieron en contacto con herbicidas. Esto ameritaría que se hagan algunos monitoreos poblacionales epidemiológicos para establecer si esta relación existe”. Y agregó: “Yo no soy el indicado para decir qué medidas hay que tomar, pero hay organismos de control y legislación que exige que esto se haga”.

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lunes, septiembre 28, 2009

Paraguay: La soya "responsable" no se da por vencida

CARMELO RUIZ MARRERO

La Mesa Redonda de Soja Responsable (RTRS, por sus siglas en inglés) ha sido denunciada repetidas veces por la campaña La Soja Mata y numerosas organizaciones rurales y de sociedad civil como un burdo intento por pintarle una imagen verde a los monocultivos de soya en Suramérica. Pero la soya "responsable" no se da por vencida. Al menos desde el mes de mayo la Mesa Redonda ha estado formulando criterios para certificar soya "responsable" para uso como agrocombustible en Europa.

El Observatorio de las Corporaciones Europeas (CEO) se tomó la molestia de averiguar la realidad de la soya "responsable". El informe resultante de la investigación expone las actividades en Paraguay del Grupo DAP, empresa que tiene unas 30 mil hectáreas de cultivos, incluyendo soya y maíz, en el departamento de San Pedro. El Grupo DAP afirma ser líder en responsabilidad social empresarial y en sustentabilidad, y uno de sus gerentes es vicepresidente de la RTRS.

"El informe demuestra que este nuevo sistema de certificación promueve la continuidad de la expansión de la soja, un mayor uso de plaguicidas por parte de los pequeños agricultores, con la consecuente generación de nuevos conflictos en las comunidades, y el desplazamiento de la ganadería hacia la región del Chaco", informa el CEO.

Fuente:

http://www.corporateeurope.org/system/files/files/resource/GrupoDAP_article_ES_0.pdf

Para más información:

http://bioseguridad.blogspot.com/search/label/Soja%20Responsable


tomado de: http://www.ircamericas.org/esp/6430

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Nuevo blog

domingo, septiembre 27, 2009

File:Africa (orthographic projection).svg

Africa is Heading for an Ecological Disaster

http://www.capetimes.co.za/index.php?fArticleId=5177780

September 25, 2009 Edition 1

Mariam Mayet

First introduced commercially in South Africa in 1998, genetically modified (GM) seeds are used extensively in our agriculture. In just over 10 years, 56 percent of South Africa's white maize and 72 percent of its yellow maize have been converted to genetic modification.

A staggering 96 percent of the area planted to cotton is comprised of GM varieties and 88 percent of soyabeans are GM. Genetic modification is an imported technology, and licensed for use in South Africa. A small handful of multinational agro-chemical/seed corporations - Monsanto, Syngenta and Pioneer Hi-Bred - control the GM seed market. Monsanto has bagged the lion's share of the patents on GM traits and secured access to the South African market through an extensive and well-oiled agribusiness dealer network.

Profits are secured through the extraction of exorbitant technology fees from farmers. Farmers using Monsanto's GM seed sign away the right to save or exchange seed. They also absolve Monsanto from liability for contamination. Monsanto has ruthlessly taken legal action against farmers for patent infringement.

Last year alone, the South African government acting through the Department of Agriculture granted 425 permits for imports of GM seed into South Africa, field trials and commercial releases. It is unashamed in its support of GM technology and sees it as a key growth area for the economy.

It is thus not concerned that farmers who use GM seed are locked into an industrial agricultural system dependent on ready-made packages of industrial inputs - a process that de-skills farmers. It also cannot see that these corporations are now moving away from the single trait GM technology on the market since 1998, to the production of seeds with "stacked" traits.

A single GM maize variety can contain up to eight transgenes - genes expressing for herbicide tolerance and insect resistance. Farmers are having to continuously upgrade and adapt to an externally driven agenda over which the government has no control.

Drought tolerance in GM maize is also being touted in The Time of Global Warming. Monsanto is feverishly conducting field trials in South Africa of four varieties of abiotic stress maize and is set to provide patented germ-plasm and transgenes to the highest bidder. At the same time, millions of dollars from the Bill and Melinda Gates and Howard G Buffet foundations are pouring into Africa for GM drought-tolerance research and development. GM drought tolerance is being offered to African countries as a panacea in the alleviation of poverty and hunger, and in combating climate change. This will usher in massive field trials across Africa, finally pushing open hitherto closed doors to GM-based agriculture.

The Bill and Melinda Gates Foundation through the Warren Buffet Foundation, the Yara Foundation and the Soros Foundation has committed over $300 million (R2.2 billion) to the New Green Revolution push in Africa. This is an agriculture system underpinned by the single-minded objective of increasing crop yields.

The term was coined by the US Agency for International Development (Usaid) in 1968, to describe breakthroughs in the development of seeds responding well to inorganic fertilisers and agro-chemicals.

The model was introduced in South-East Asia and India, heralding a historic shift in global farming away from local production for local consumption to large-scale production of mono-crops for the global market.

Cut from a similar cloth, the African Green Revolution discourse defines rural poverty in terms of insufficient productivity, which a technological "fix" comprised of high-yielding varieties, GM seeds and agro-chemicals will resuscitate.

A tendency of the Green Revolution is to myopically view food shortages as a shortcoming of food supply rather than a more complex phenomenon requiring a holistic understanding of why people go hungry. Nevertheless, this ideology has received the endorsement of the African Union, and is propagated through the New Partnership for Africa's Development. Heads of state in Africa have also thrown their weight firmly behind it.

The philanthropic money pouring into Africa is used to lay the groundwork for the industrialisation of African agriculture and creation of markets for agribusiness. In turn, this is paving the way for the emergence of a new rural private sector, agro-processors and exporters who contract small farmers to produce crops for them.

Added to the mix are the ongoing attempts by USAID to undermine the sovereignty of African governments by unduly influencing biosafety laws. It is only a matter of time before national biosafety spaces will acquiesce to the expanding needs of Monsanto, Syngenta and their ilk.



http://www.oaklandinstitute.org/voicesfromafrica/node/46

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jueves, septiembre 24, 2009

este jueves 24 de septiembre
7:00 pm
en La Chakra, Cupey Bajo

http://www.proyectolachakra.blogspot.com/


Estaremos Presentando el Documental
"¿Qué comeremos mañana?"



A través de entrevistas con agricultores desde Canadá hasta México este documental investiga en profundidad sobre los alimentos genéticamente modificados (transgénicos) que ya han pasado a ser, durante la última década, parte de nuestra dieta diaria. Toca temas de salud, políticas de estado, y cómo las grandes corporaciones multinacionales buscan controlar el sistema alimentario.

¿Quiénes controlan los sistemas alimentarios de las Américas? ¿Qué podemos hacer?

María Benedetti y Carmelo Ruiz Marrero contestarán preguntas y ofrecerán sugerencias de acciones concretas accesibles a nuestro pueblo.

Carmelo estará vendiendo copias de su libro BALADA TRANSGENICA: BIOTECNOLOGIA, GLOBALIZACION Y EL CHOQUE DE PARADIGMAS ($17)




$5 para apoyar a La Chakra- con palomillas de maíz, té, café...
Productos de la finca y picadera
El documental y otros productos educativos estarán a la venta
Más información y direcciones: 787 538-5162 ó 647-6788


María Benedetti es herbóloga empírica, investigadora etno-botánica y autora de ¡Hasta los baños te curan! Plantas medicinales, remedios caseros y sanación espiritual en Puerto Rico, Sembrando y Sanando en Puerto Rico: Tradiciones y visiones para un futuro verde y Bendiciones Botánicas para Boriquén: Un almanaque de ciencia y folclor; Los Libros Guía de las Arboledas Taína, Africana y Zona Histórica del Jardín Botánico y Cultural.
http://www.sembrarte.org/

Carmelo Ruiz Marrero es fundador del Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico, periódista y escritor de Balada Transgénica. El
Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico es una organización formada en mayo de 2004 para educar a la ciudadanía acerca de las implicaciones éticas, ecológicas, políticas, económicas y de salud pública de los cultivos genéticamente alterados.
http://bioseguridad.blogspot.com/



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Montevideo sitiado por los transgénicos, ¿Protegerán las autoridades la muralla?

por María Isabel Cárcamo

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Entre los años 2000/01 y 2007/08 el área cultivada pasó de 10.000 a 462.000 hectáreas, constituyendo el 75% del área de cultivos de verano y llegando a ser el cultivo de mayor extensión en nuestro país. De acuerdo al Servicio Internacional para la Adquisición de Agri-Aplicaciones de la Biotecnología (ISAAA) nuestro país ha alcanzado -en proporción a su superficie- el cuarto lugar en el cultivo de transgénicos a escala mundial.

Los cultivos de soja han impuesto un cambio sustancial en la producción agropecuaria, no solo por su extensión sino por su intensidad.

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El modelo basado en la utilización de semillas transgénicas -siembra directa y utilización de un amplio paquete de agrotóxicos- ha determinado grandes impactos a todo nivel. Algunos de los impactos sociales han estado determinados por una fuerte concentración y extranjerización de la tierra y suba del precio de la tierra, provocando así la expulsión y desaparición de pequeños productores de sus campos. Entre los impactos ambientales se encuentra la degradación y erosión de los suelos y la contaminación, habiéndose constatado numerosos casos de mortandades de abejas y de peces. El aumento de los agrotóxicos ha sido de entre el 300 a 500 %.

Ha sido demostrada la imposibilidad de coexistencia entre dos modelos de producción, que se manejan con parámetros y objetivos diferentes. Por un lado, un modelo basado en la diversidad, la sustentabilidad, la pequeña o mediana escala y en cierta manera preocupada por la conservación de los recursos naturales. Por otro lado, un modelo basado en grandes monocultivos, maquinarias, fertilizantes químicos y agrotóxicos, que concentra y degrada los recursos, desplazando al pequeño productor.

Los cultivos transgénicos ya han llegado a 18 de los 19 departamentos del Uruguay...

......

"El riesgo de disminución de la biodiversidad, la potencial transferencia de genes entre cultivos modificados y naturales, el potencial aumento de productos químicos cuya consecuencia es la contaminación del suelo, del agua y de los alimentos, el aumento de riesgo de aparición de resistencia a las toxinas producidas por los OGM, la posibilidad de creación de nuevos virus, la posibilidad de afectación de otros organismos del ecosistema aunque estos no sean el objetivo para el cual fueron pensadas dichas sustancias”.

FUENTE:
http://www.rapaluruguay.org/transgenicos/Uruguay/montevideo_sitiada.html

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Argentina: Una catástrofe llamada soya

CARMELO RUIZ MARRERO
Tomado de: http://www.ircamericas.org/esp/6344

"Después de trece años de expansión del cultivo de la soja (soya) transgénica en Argentina las consecuencias socioambientales son una verdadera catástrofe", denuncia la organización GRAIN.

En Argentina se dedican al cultivo de soya 18 millones de hectáreas- más de la mitad de las tierras agrícolas del país. Prácticamente toda la soya sembrada en el país es de la variedad transgénica Roundup Ready (RR), creada por la corporación estadounidense Monsanto para resistir Roundup, un herbicida producido por la misma Monsanto.

Aparte de la toxicidad del Roundup, otro problema causado por su uso es el surgimiento de supermalezas resistentes, como el bejuco, la verbena y la violetilla, un problema reconocido hasta por el propio vicepresidente de Monsanto. La siembra de soya RR también usa grandes cantidades de otros agrotóxicos como 2-4-D, atrazina y endosulfán. "Esta lluvia de agrotóxicos produce tremendos impactos sobre la salud de la población, animales domésticos, cultivos alimenticios y contamina suelos, cursos de agua y el aire en toda la extensión del cultivo de soja", dice GRAIN.

Este tipo de agricultura tiene un efecto devastador sobre los recursos naturales. Cada año le cuesta a los suelos argentinos: un millón de toneladas de nitrógeno y 160 mil toneladas de fósforo, 42,500 millones de metros cúbicos de agua, y la deforestación de 200 mil hectáreas de monte nativo.

"Es fundamental tener presente que la introducción de la soja transgénica en Argentina fue el mecanismo elegido por Monsanto para inundar de transgénicos el Cono Sur ya que fue desde Argentina desde donde se comercializó de manera ilegal la soja transgénica a Brasil, Paraguay y Bolivia (países en los que el cultivo de los transgénicos estaba prohibido), inundando estos países de transgénicos e imponiendo así, a partir de la contaminación, la República Unida de la Soja."

Concluye GRAIN que "los tibios intentos de las frágiles democracias latinoamericanas por poner algún límite al poder económico dominante generado por dos décadas de globalización y neoliberalización económica han encontrado un topetazo contundente en la perversa alianza de grandes terratenientes con las corporaciones del agronegocio que están actuando de manera brutal en todos los países del Cono Sur."

Fuente:

http://www.grain.org/biodiversidad/?id=445

Para más información:

http://bioseguridad.blogspot.com/search/label/Argentina


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13 septiembre 2009
Argentina

DECLARACIÓN DE SAN LORENZO

Es propio de la naturaleza de la Globalización, que las Corporaciones transnacionales se apropien de los bienes comunes, mal llamados recursos naturales. Las consecuencias de esas políticas son: la devastación de los ecosistemas a nivel planetario, el despoblamiento de enormes territorios, la extinción de la vida rural y la sumisión de los países y de sus corporaciones a las necesidades de los nuevos mercados globales. En nuestro país, al igual que en muchos otros, esas políticas han impactado con impunidad, ignorando a la Constitución Nacional y a sus leyes, afectando de manera brutal la vida de las poblaciones y erradicándolas a las periferias urbanas de miseria, contando siempre con el apoyo y la participación de funcionarios, técnicos y científicos, ganados desde su formación académica para las ideas de la gran escala, del progreso ilimitado y del culto a las tecnologías.

Nos hemos reunido en esta ciudad de San Lorenzo, los movimientos y organizaciones que luchamos contra las fumigaciones, los que luchan contra la mega minería, contra la contaminación urbano industrial, por nuevas políticas en tratamiento de residuos, la preservación de los glaciares, los que proponen modelos productivos sustentables, los que cuestionan los proyectos de crecimiento y postulan que se respeten las economías regionales, los que luchan por permanecer en la tierra y también, los que luchan por poder regresar a la tierra. Hombres y mujeres de la ciudad y del campo, ecologistas y agricultores, campesinos y pueblos originarios, exiliados ambientales y nuevos pobres, generados por un sistema de usurpación y de saqueo generalizado, por un modelo sistemático de desempleo rural, de contaminación y de urbanización forzada.

San Lorenzo no es una ciudad cualquiera, es el punto focal de coincidencia de las rutas de la soja, de la minería y de la trata, es el vórtice de un embudo al que denominan modelo de agro exportación y de nueva minería, por donde se desangra cada día la Patria de los argentinos. Y si nos atrevemos desde esta localidad de San Lorenzo a enfatizar las memorias de una Patria común, memorias relegadas y menospreciadas en el imaginario de las políticas públicas y en la formación ciudadana, es porque, precisamente, en estas tierras de San Lorenzo, se produjo el primer combate de los patriotas contra el Imperio español en América del sur. Sentimos que, las presencias fantasmales de aquellos héroes de ayer, nos acompañan hoy en estas luchas que llevamos.

En las tierras de San Lorenzo, comenzó la historia de la emancipación de América del Sur. Esos esfuerzos no han terminado, sus objetivos y propósitos no sólo están pendientes, sino que, están aún muy lejos de cumplirse, y en espera de que nuevas generaciones retomen esas banderas entrañables. En el mismo espacio donde San Martín realizó su primera carga de caballería, hoy se han radicado las corporaciones granarias, los silos gigantescos dentro del ejido urbano, los puertos privados, las enormes explanadas donde estacionan y aguardan millares de camiones, las terminales por donde se cargan los minerales que llegan desde la lejana Alumbrera, las usinas de los nuevos Biocombustibles e innumerables molinos que procesan soja y aceites para la exportación. San Lorenzo es el epicentro de un modelo colonial, que no tiene todavía, un Raúl Scalabrini Ortiz, que lo exponga con crudeza ante la conciencia política de los argentinos.

Por primera vez en el corazón del país extractivo, la presencia de tantos compañeros de las regiones más apartadas, nos muestra en las calles el camino que debemos continuar para afirmar nuestro rechazo a este modelo de contaminación y de muerte. Estamos aquí en San Lorenzo; y desde aquí llevaremos a nuestros pueblos la voluntad de resistencia al modelo colonial y de permanencia en la lucha por la Soberanía.

Dada en San Lorenzo, Provincia de Santa Fe, República Argentina, el 13 de Septiembre de 2009 por la Campaña Paren de Fumigar y la UAC, Unión de Asambleas Ciudadanas

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miércoles, septiembre 23, 2009

"Activistas de Greenpeace entregaron 9 mil 102 firmas al nuevo titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Francisco Mayorga, para exigir la negación de las 25 solicitudes de maíz transgénico presentadas por Monsanto, Dow y Agroscience".

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martes, septiembre 22, 2009

Argentina: Bonos de carbono para la soya transgénica

CARMELO RUIZ MARRERO

El monocultivo de soya, duramente criticado por su impacto negativo sobre las comunidades rurales, la biodiversidad y la salud humana, obtendrá nueva legitimación mediante el Protocolo de Kyoto, advierte el Grupo de Reflexión Rural de Argentina (GRR).

El Protocolo, acuerdo internacional para combatir el cambio climático que entró en efecto en 2005, contiene un llamado Mecanismo de Desarrollo Limpio, mediante el cual países industrializados obtienen permisos (créditos de carbono) para emitir gases de invernadero a cambio de financiar actividades en países del Sur que supuestamente secuestran o reducen emisiones. Estas actividades podrían incluir monocultivos agroindustriales, incluyendo los de soya en Suramérica, según denuncia el GRR en un informe publicado en agosto.

Informa el GRR que al menos desde 2005 el gobierno argentino lleva reuniéndose con los mayores productores de soya para impulsar el monocultivo soyero como actividad cualificada para recibir créditos de carbono para así lucrarse en grande del creciente "mercado de carbono" y legitimarse como aliado en la lucha contra el calentamiento global. Se espera, por lo tanto, que la delegación argentina a la próxima cumbre sobre cambio climático, a celebrarse en Dinamarca en diciembre, haga un fuerte cabildeo en favor de la inclusión del monocultivo, en especial el de soya, al Mecanismo de Desarrollo Limpio.
"Con los bonos de carbono y los recientemente aprobados mecanismos de desarrollo limpio, la agricultura química de siembra directa, podrá iniciar su 'revolución verde transgénica' en África y en otras partes del planeta, donde todavía los agronegocios no son hegemónicos", declaró el GRR. "De esa manera, y contra toda lógica de un discurso preocupado por los cambios climáticos, las Naciones Unidas están haciendo posible un avance sin precedentes en la mercantilización global de los alimentos y de la agricultura, a la vez que, legitimando concentraciones abrumadoras de las cadenas agroalimentarias que permitirán gigantescos negocios corporativos."

TOMADO DE: http://www.ircamericas.org/esp/6430


Fuente:

Grupo de Reflexión Rural. "Bonos de carbono: Para la siembra directa y sojización"
http://www.alainet.org/active/32363&lang=es

Para más información:

http://bioseguridad.blogspot.com/search/label/Argentina

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Rice up against the twin threats of genetic engineering and climate change

Arial view of Thai rice art

Last March hundreds of Thai Greenpeace supporters, volunteers and farmers took part in an amazing experiment - to create a giant, beautiful organic work of art in the rice fields of Thailand's Central Plains.

Using different strains of rice, a vast image of farmers wearing straw hats and using sickles to harvest rice was created - celebrating South East Asia's rich heritage of rice cultivation, and to reminding governments to protect our most important food crop from the twin threats of genetic engineering and climate change.

The 'Rice Art' fields depict farmers using traditional methods to harvest rice - reflecting a way of life which rice farmers have followed for centuries. The artwork, which occupies an area of 16,000 square metres in Ratchaburi province, was created with two colours of organic rice. One is an irrigated local rice variety which appears green from above, and the second is a traditional black rice variety.

Rice is life

Rice is inextricably linked with the culture and way of life of people in Southeast Asia and this rich rice heritage must be protected through sustainable rice farming. The best way to do this is to safeguard rice against risky genetic engineering, and invest in productive and ecological farming methods that are not dependent on harmful chemical inputs.

Governments in Southeast Asia should issue an outright ban on GE (genetically engineered) crops, particularly GE rice. GE crops threaten farmers' livelihoods and pose irreversible damage to the environment. Because the corporate backers of GE rice encourage monoculture plantations which reduce diversity, GE crops increase the risk to worldwide rice production posed by global warming.

Rice is the most important food crop in Southeast Asia - accounting for around 25 percent of the total world rice production in 2008. But rice production in countries such as Indonesia, the Philippines and Thailand faces threats from profit-driven bio-tech corporations.

Farming in the face of climate change

Southeast Asia is the world’s leading agricultural producer - but at the same time it is incredibly vulnerable to disasters caused by climate change. An Asian Development Bank (ADB) study released last April revealed that if global action is not taken, climate change will cause a serious decline in rice production in countries such as Indonesia, the Philippines, Thailand and Vietnam.

Climate change will profoundly affect agriculture worldwide. Food security in many countries is under threat from unpredictable changes in rainfall and more frequent extreme weather. Seventy percent of the world's extreme poverty is found in agricultural areas where farmers depend on rain for their harvests - where too much or too little rain spells disaster. Governments need to recognise that agriculture is particularly vulnerable to climate change and they must ensure adaptation strategies are based on sustainable agricultural techniques.

In our report "Food Security and Climate Change" we review recent scientific studies that underline the most effective strategy to adapt agriculture to climate change - increasing agricultural biodiversity. A mix of different crops and varieties in one field is a proven and highly reliable farming method to increase resilience to erratic weather changes. And, the best ways to increase stress tolerance in single varieties are modern breeding technologies that do not entail genetic tampering.

In addition to safeguarding agriculture against climate change - it is essential to recognise that agriculture itself is one of the largest emitters of greenhouse gases. Our 'Cool Farming' report details the destructive practices resulting from industrial agriculture and presents workable solutions to help reduce its contribution to climate change. These practical changes will benefit the environment as well as farmers and consumers throughout the world without the use of dangerous genetically engineered crops.

We are campaigning for GE-free crop and food production grounded on the principles of sustainability, protection of biodiversity, and providing all people access to safe and nutritious food. Genetic engineering is an unnecessary and unwanted technology that contaminates the environment, threatens biodiversity and may pose risks to our health.



http://www.greenpeace.org.uk/blog/climate/rice-against-twin-threats-genetic-engineering-and-climate-change-20090915-0

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lunes, septiembre 21, 2009

El modelo agropecuario actual y la biotecnología (II de II)

El papel de la comunidad científica

Recién en marzo de 2009, a partir de las declaraciones en un diario del Dr. Andrés Carrasco (deslegitimadas inmediatamente por el ministro Barañao), tomó estado público el aspecto relacionado con el impacto del herbicida glifosato (sólo uno de los cientos de agroquímicos utilizados en la actividad agropecuaria) respecto al ambiente y en especial a la salud humana. Nos llama la atención la inacción de la mayoría de la comunidad científica frente a las denuncias permanentes a lo largo de los últimos 13 años de habitantes de regiones afectadas por la aplicación de agroquímicos. En lugar de responder a las necesidades de la población, que sostiene con sus impuestos la formación de los científicos y gran parte de su labor de investigación, la comunidad científica en su mayoría continuó a lo largo de este período con su trabajo cotidiano como si esas denuncias no existieran. Esta situación toma particular interés cuando los reclamos ante las distintas instituciones gubernamentales son rechazados por éstas con la excusa de que no hay “estudios serios” que demuestren los efectos negativos de los agroquímicos.

En lo que sí trabajó la comunidad científica es en el desarrollo de políticas e investigación en biotecnología y de materias que imparten conceptos fundamentales para el desarrollo de los bionegocios y el éxito empresarial.

PARA LEER EL RESTO:
http://colectivodesdeelpie.blogspot.com/2009/09/el-modelo-agropecuario-actual-y-la.html

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jueves, septiembre 17, 2009

Why I Still Oppose Genetically Modified Crops

Introduced more than a decade ago, genetically modified crops are now planted on millions of acres throughout the world. But the fundamental questions about them remain — both about their safety and their long-term impact on global food security and the environment.

by verlyn klinkenborg

LINK:
http://www.e360.yale.edu/content/feature.msp?id=2191

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miércoles, septiembre 16, 2009

Dear Friends and colleagues,

RE: GMO Assessment – Sustainable Development and Societal Utility

This is a report by the Directorate for Nature Management of Norway, which regulates GMOs and conduct assessment of notification of GMOs in the country. The report assesses how applications for marketing of GMOs fulfil the criteria of sustainable development and benefit to society as required in the country’s law.

Norway is unique in that it is the only country which requires assessment of the impact of GMOs on sustainable development and societal utility which the EU process does not require though both Norway and EU regulations are fairly similar with regards to the required health and environmental risk assessments.

Using two GM plants as case studies - Pioneer Hi-Bred’s 1507xNK603 maize and Monsanto’s soy 40-3-2 (or Roundup Ready soy) – both which are approved for import into the EU, the report tests if they meet the two criteria. However, in examining the documentation that accompanied the GMO application for these two plants, the report found that information about sustainable development and benefit to society is lacking.

The report discusses how the two assessment criteria could be operationalised, their implications and the challenges they face.

The summary of the report “GMO Assessment in Norway as Compared to EU Procedures: Societal Utility and Sustainable Development” is reproduced below. The full document is available at: www.dirnat.no/attachment.ap?id=10784.


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Summary

The report assesses how applications for marketing of GMOs fulfil the criteria of sustainable development and societal utility in the Norwegian Gene Technology Act. GMO legislation in Norway is closely linked to that of the EU through the Agreement on the European Economic Area (EEA). There are many similarities both regulatory and in practice between Norway and the EU in GMO assessments. Norway and the EU put more or less equal regulatory weight on the criteria of ethics, health and environment. An overall finding in this report is the wide range of practices and advice that characterises GMO policy at the regional and member-state level within the EU.

Norway is the only country to formally ask about sustainable development and societal utility. As a result, industry cannot be expected to, and does not, provide information about such matters. This puts Norway in a difficult position. It would seem inappropriate for Norwegian authorities to accept a reversal of the burden of proof; failure by industry to provide information on sustainable development and public benefits cannot be the responsibility of Norwegian authorities. One way of dealing with the situation according to the legal requirements is to invest in more research on these issues, as a large amount of documentation would be required to substantiate the practical consequences of the criteria.

In examining the decision-making and assessment procedures, the report addresses one of the major differences between Norwegian and EU assessments of GMOs: the cases of antibiotic resistance. It also discusses the basis for the assessments, i.e. the documentation following the GMO applications. We find that the documentation accompanying GMO applications may be problematic for several reasons: It is lacking in transparency as large parts of it is confidential, violating the Århus Convention; there are many different interpretations of the scientific findings; it is huge – making thorough assessment very difficult; it is lacking in sound science as it largely stems from research departments of the applicant itself. Finally, information is lacking about sustainable development and societal utility.

Part of our analysis was to evaluate the adequacy of the supplemented information and follow this up with a discussion of how these concepts can be applied in a broader sense, by testing on two GM plants. With regard to sustainability, we found that information provided by the applicants was of high relevance for questions with regard to global impacts and ecological limits required by the impact assessment. However, these questions entail also much wider concerns as for instance effects on socio-ecological relationships by introduction of GMOs, of which the applications we investigated did not give any relevant information. Further we found no information that can be used to answer questions about impacts on basic human needs, distribution between generations, distribution between rich and poor countries, and economic growth.

We also assessed how the two applications fulfilled the criteria of societal utility. The information was very scarce and not substantiated and we found that the assessment warrants broader analysis. Important aspects would include the consideration of factors such as whether the technology is suited to small or large farming enterprises, effects on employment, food security, landscape aesthetics, human and animal health and welfare and a consideration of who would benefit from the technology.

There is significant international interest tied to the developing practice in Norway with regard to these issues. If Norwegian politicians and bureaucrats are to demonstrate genuine interest and concern for sustainable development and societal utility with the use and release of GM-crops, it will be necessary to apply a more constructive use of the legal instrument. Hence, at the end of the report we present our recommendations concerning assessments of sustainable development and societal utility. We also suggest research needs linked to identify how GM crops in practice affect sustainability and societal utility around in the world.

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martes, septiembre 15, 2009

Sobre las tensiones del saber: Ciencia y principio precautorio

RED POR UNA AMÉRICA LATINA
LIBRE DE TRANSGÉNICOS
BOLETÍN 356





Por Norma Giarracca y Enrique Matías Viale *

Hace unos días, el Comité Nacional de Ética en Ciencia y Tecnología (Cecte) recomendó al Ministerio de Ciencia crear una comisión para analizar los múltiples aspectos relacionados con el uso del glifosato. El debate se generó porque un científico de UBA y Conicet difundió resultados de su investigación en embriones sobre los efectos dañinos del agroquímico.

La Cecte propuso abrir una segunda comisión, diferente de la que debería funcionar en el Ministerio de Salud, originada por solicitud presidencial. Es decir, en estos momentos estarían por funcionar dos comisiones en dos ministerios elaborando información y recomendaciones sobre el uso del glifosato.

El primer interrogante que surge es por qué las autoridades gubernamentales, que deben constituirse como garantes de la salud y el bien común, permitieron que pasara tanto tiempo y tantas denuncias judiciales para realizar lo que ameritaba hacerse antes de poner el agroquímico (y todo el paquete tecnológico sojero) en producción.

Y si esto vale para todos los funcionarios técnicos de gobierno (INTA, INTI, Secretaría de Agricultura, etc.), es todavía más significativo en el caso de los miembros del sistema científico, donde circula vasta bibliografía que señala daños de los agroquímicos en general y del glifosato en particular.

Es más, llama mucho la atención que en el informe enviado por la Cecte al ministro Barañao se mencionara como “bibliografía” la que prueba la “inocuidad” del glifosato y como “denuncias” (restándole status científico) las que señalan los daños del agroquímico.

Llama la atención que los funcionarios y hombres de ciencia de la Cecte hayan procedido de esta forma en Argentina, uno de los 19 países del mundo que produce soja y uno de sólo cinco que lo hace en gran escala, colocándose así en situación de grave peligro ambiental. Habría que interrogarse por qué funcionarios y científicos interpretan una pieza clave del derecho ambiental, el principio precautorio, al revés de lo que ocurre en sociedades responsables e informadas.

El principio precautorio, incorporado en nuestra legislación a través del artículo 4 de la ley nacional 25.675, establece que en caso de ausencia de información o certeza científica y ante la posibilidad de que se produzcan daños graves e irreversibles deben adoptarse medidas eficaces para impedir la generalizada degradación del ambiente, sin importar costos o consecuencias.

La rama del derecho que enmarca este principio es el derecho ambiental, que es dinámico y objeto de re-interpretación al compás de los progresos del conocimiento. Es evidente que, cuando se autorizó y comenzó a utilizar el glifosato, se estaba al menos frente a una incertidumbre científica, que disparaba la aplicación del principio. Pero se autorizó y podemos suponer que estábamos en tiempos en que sólo se respetaban las leyes del “mercado”.

Pasado todo este tiempo de aplicación y tras la aparición de numerosos trabajos de médicos, estudios sociales rurales, informes de ingenieros agrónomos preocupados por las poblaciones y la vasta bibliografía internacional de las “ciencias duras” involucradas y, lo que es aún más importante, de las reiteradas y coincidentes denuncias de comunidades y organizaciones sociales en distintas provincias, quedan pocas dudas de lo que sucede.

Algunos conocedores del derecho ambiental consideran que en nuestro país el principio precautorio se encuentra perversamente subvertido.

En lugar de que la ausencia de certeza científica genere la obligación de aplicar medidas preventivas, la falta de certidumbre es utilizada para “legalizar” la mayoría de los agroquímicos que se usan en forma generalizada en nuestros campos.

Peor aún, se les exige a las comunidades perjudicadas por estos químicos que carguen con la ciclópea tarea de acreditar científicamente su peligrosidad, cuando, por aplicación del principio señalado junto con otros principios ambientales, son los que introducen la sustancia química en la sociedad quienes tienen la responsabilidad de probar irrefutablemente su inocuidad.

En materia ambiental, la prevención tiene una importancia superior a la que tiene en otros terrenos, ya que la agresión al ambiente y los seres humanos se manifiesta en hechos que provocan un deterioro, la mayoría de las veces, irreversible.

En definitiva, se produce “una inversión de sentido” como mecanismo de producción de “ausencias” –de víctimas y del drama social– en la agenda de discusión y toma de decisiones políticas.

En Patas para arriba, Eduardo Galeano escribe sobre Alicia en el País de las Maravillas para interpelar estos núcleos de sentidos invertidos por la colonialidad del poder.

“Si Alicia renaciera en nuestros días –sostiene– no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana.”

¿Es posible en la Argentina actual modificar lo que Alicia podría ver por la ventana del campo argentino? Deseamos que sí y creemos que sólo la política, representada en los tres poderes de la Nación, puede lograrlo.

* Giarracca es profesora de Sociología Rural en la UBA; Viale preside la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas.

Link a la nota:
http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/universidad/10-125771-2009-05-29.html

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La industria en las facultades


Por María Eugenia Rovetto y Efraín Benzaquen *


El dilema ético sobre el financiamiento de la formación de grado y la investigación en las ciencias de la salud se planteó recientemente con una denuncia pública de la Asociación Americana de Estudiantes de Medicina sobre la influencia de la industria farmacéutica en la Escuela de Medicina de Harvard (EE.UU.), alegando que las universidades abocadas a las ciencias de la salud deben estar dirigidas a cumplir con los objetivos científicos de la medicina académica.

La influencia de la industria –regida por la lógica del mercado y el afán de lucro– no se limita a direccionar las investigaciones, sino que está presente también en las aulas: algunos docentes reciben onerosos subsidios por consultorías privadas a los grandes laboratorios, lo cual incide en la información que brindan u ocultan en sus cátedras sobre los efectos de los medicamentos fabricados por dichos laboratorios.

En los últimos años, hemos asistido a un proceso de mercantilización de la educación superior y la investigación científica que tiene serios riesgos, especialmente para los países con menor desarrollo relativo. Las funciones esenciales de la universidad son la docencia, la investigación y la extensión, esto es, se encargan de crear, preservar y difundir el conocimiento socialmente relevante.

Si partimos de la certeza de que el desarrollo del conocimiento y la investigación es la condición necesaria para que los países avancen hacia estados más consolidados de autonomía, debemos comenzar por priorizar las instituciones que se especializan en dar respuesta, no sólo a las demandas de la sociedad, sino también a las necesidades de aquellos sectores más desfavorecidos.

Si acordamos en que es la universidad pública la que se aboca a profundizar las problemáticas socialmente relevantes para alcanzar un desarrollo sostenido con igualdad y libertad, las instituciones universitarias deben mantener su grado de independencia para definir las prioridades de investigación que la comunidad académica, en diálogo con la sociedad en la que está inserta, defina como necesarias.

Son diversos los avances que se han logrado gracias a los descubrimientos neutrales y socialmente comprometidos surgidos del seno de la universidad pública orientada a las ciencias de la salud, de sus claustros, laboratorios y hospitales.

Los científicos más prestigiosos de nuestro país han sido formados en sus aulas y albergan el mayor volumen de investigaciones independientes (básicas y clínicas) no financiadas por la industria farmacéutica.

La fuerte tradición en investigación propia, la pluralidad y el compromiso social de los docentes y el conocimiento como capital social que existen en los hospitales universitarios protegen a esas instituciones de eventuales influencias corporativas, así como ofrecen a los futuros graduados una visión más independiente y libre de presiones financieras sobre los resultados de las investigaciones publicadas en el mundo.

Mantener esta usina de formación en el pensamiento crítico independiente y proteger a la sociedad de que los futuros médicos sean modelados de acuerdo con los intereses de las compañías farmacéuticas o de los actores del mercado de servicios diagnósticos, exige garantizar presupuestos adecuados para que las universidades no recurran al financiamiento privado y puedan sostener dignamente su autonomía e independencia intelectual al servicio de la sociedad toda.

* Rovetto es especialista en educación superior (UNR), Benzaquen es médico y docente de Medicina (UBA).

Fuente: Página 12

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FROM THE THIRD WORLD NETWORK BIOSAFETY INFORMATION SERVICE

Dear Friends and colleagues,

RE: Trend in biotechnology, seed and agrochemicals industries

A new book from the African Center for Biosafety (ACB) entitled “Biotechnology, seed and agrochemicals: Global and South African industry structure and trends” provides a global context for the increasing concentration in the agricultural biotechnology, seed and agrochemicals sectors that are dominated by a small group of very large, powerful multinationals.

This context frames South Africa ’s prioritisation of biotechnology as a lead sector for development, as well as the country’s adoption of genetically modified seed. The book also provides information on the major multinationals also active in the South African agricultural input supply sector and describes and analyses the extent of concentration and integration in the South African seed and agrochemical sectors, and the implications of this for sustainable agriculture in the country.

Below is an executive summary. The book can be downloaded from: http://www.biosafetyafrica.org.za/index.php/20090908240/Biotechnology-seed-and-agrochemicals/menu-id-100026.html

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Executive Summary


The commercial introduction of agro-biotechnology demands that corporations have three assets under their control: biotechnological know-how; strong intellectual property rights ( IPR ); and a broad proprietary base of high quality germplasm. Biotechnological know-how was mainly located in universities and public sector institutions, which carried out the basic research and development (R&D). IPR on living organisms was a new field and undeveloped. The seed industry was mainly decentralised in a large number of independent, mainly regionally-based seed companies.

In 1980 the US Supreme Court made a decision that living organisms were patentable. This sparked the growth of commercial biotech in the US . Support to biotech start-ups was based on high levels of speculation, which seldom paid off in the short term. Other countries followed later, including China (a mainly public biotech sector), Canada , the EU and Japan . Over time, consolidation in the sector led to domination by a few very large companies. Especially after 2000, the big pharmaceutical companies began purchasing biotech companies that had products near commercialisation. By 2007, the top 10 biotech companies accounted for two-thirds of the sector’s total revenues.
Biotechnology became the engine of innovation in the drug industry.

In comparison to the healthcare industry, agricultural biotech (agbiotech) played a relatively minor role in the development of the sector. Most research and development (R&D) was conducted by the major agrochemical and seed companies, and it was these companies that began investing in agbiotech. Changes in the agbiotech industry structure were largely driven by the desire to control the three assets: biotech knowledge, IPR and quality germplasm. If IPRs are well-defined and transaction costs are low, contracting and licensing arrangements are favoured. Where IPRs are not well-defined, companies might prefer to buy out seed companies rather than license to them. Vertical integration[1] was also favoured where products are complementary or where greater value could be gained from outright ownership of seed companies.

The seed-agrochemicals industries saw a rapid increase in both vertical and horizontal concentration in the mid- to late-1990s in particular. When the dust settled, six multinationals dominated the biotech, seed and agrochemicals sector: Monsanto, Syngenta, Dow, DuPont/Pioneer Hi-Bred, Bayer and BASF. These corporations had their roots in the pharmaceutical and/or chemical sectors. Each of them is in the top 10 biggest companies globally in the seed and/or pesticides sectors. Monsanto and DuPont/Pioneer are focusing their investments in seed and biotech R&D; while Bayer, Syngenta, BASF and Dow are focusing on chemical crop protection R&D. Agricultural biotech is growing rapidly in both China and India , with the latter focusing more on animal health than crops.

Market concentration can be based on the share of the output market, but can also be measured on the basis of innovation competition. IPR and patent control over germplasm and plant variety protection including genetic modification (GM) techniques constitute key nodes in the value chain, and exhibits a high level of concentration globally.

Seed company acquisition has led to a growing correspondence between a company’s share of plant variety protection (PVP) certificates and GM patents, and its share of the commercial seed market. Monsanto, Syngenta, Bayer and DuPont/Pioneer dominate ownership of PVPs and GM patents. Monsanto was also amongst the top 10 publicly-traded biotechnology companies in 2007.

In agrobiotechnology, as with other sectors of the economy, the state is forced to fall in line with the agenda of big business. The push for patents on genetic materials forces the state to develop the expertise to be able to identify whether a gene sequence exhibits novelty and non-obviousness; criteria required to qualify for a patent. The state is either required to divert resources towards an appropriately capacitated regulatory authority, or to allow big business to ‘self regulate’. Either way, the public loses: in the first instance, through diversion of public resources away from other needs; in the second instance, permitting corporations to do what they want without any checks or balances. Another way that private business expropriates public goods is through the research process. A few decades ago, university researchers used to conduct basic research funded by public sources, and then publish the results for public use.


But with the decline in public sector funding for universities - a process taking place across the world as part of the neoliberal project - the private sector increasingly uses the universities as their own research laboratories, through private agreements with researchers.

Corporations insist that premiums are critical incentives for biotech and risk taking. Many products do not make it to commercialisation, and the biotech company aims not only to recover those costs through increasing their profits on products that do make it onto the market, but also to capture as much of the value as possible on those products. The central way in which these premiums are realised is through extensive supply chain control, which includes vertical integration, licensing, restrictive contracts, technology fees, and bundling[2]. Cross-licensing between the major multinationals is common and reveals cartel-like behaviour. In the process of securing profits from GM technology, the multinationals have criminalised farmers for saving seed, and forced those who disagree with their terms into bankruptcy.

Biotechnology and the agricultural input supply chains in South Africa

Biotechnology in South Africa is a very small industry at present, valued at just R1bn in 2007. Human health is by far the largest sector, followed by industrial applications and only then by plant biotech. The South African government has identified biotechnology as a key growth area for the economy. A key part of the strategy is the creation of biotechnology regional innovation centres (BRICs) to act as the core of the development of biotechnology platforms. These are now organised under the Technology Innovation Agency.

Public-private-academic partnerships are core to the vision. The strategic focus is to stimulate the development and application of third generation (recombinant DNA ) technologies.

Private sector investment in biotechnology remains low in South Africa , and it has been left to the public sector to drive the development of the sector. When the National Biotechnology Strategy was released, the private sector was only contributing around 10% of R&D expenditure in biotechnology. One small venture fund, Bioventures, was established in 2002. Funding is mainly from the National Department of Science and Technology ( DST ), the National Research Foundation (NRF), the Innovation Fund, the Industrial Development Corporation (IDC) and the National Department of Trade and Industry (DTI). The Council for Scientific and Industrial Research (CSIR) and the Agricultural Research Council (ARC) also have funds for biotechnology research, which they sometimes undertake in partnership with other entities. Mintek, a parastatal that receives about 35% of its funding from government, has a biotechnology division which carries out biotech R&D for the mining sector.

The agbiotech sector is a small component of the overall biotech sector in South Africa . R&D is driven by the seed companies and the ARC in particular. The use of genetically modified seed has grown rapidly in South African agriculture. The country was ranked as the eighth largest in terms of hectares under GM crops in 2008. However, these are all imported technologies that are licensed for use in South Africa . In 2007 the National Biotechnology Audit reported that 58% of the 1,542 biotech products under development by South African biotech companies were agricultural products. The UN Food and Agriculture Organisation (FAO) indicated that 39 out of 89 (i.e. 44%) of biotech applications in South Africa were for genetic modifications.

A number of multinationals see South Africa as a springboard into Africa for launching the Green Revolution for Africa . The continent has not been integrated into the global seed and agrochemicals markets, and it is seen as a potential new market, although one fraught with difficulties - not least institutional and infrastructural. To date the continent is the least significant user of fertilisers, pesticides, hybrid or GM seed, and is only minimally connected to global markets in these products.

The South African commercial agricultural input supply sector is large in relation to Africa but small in relation to the rest of the world. It is around 20th in the global seed market, but a significant developing country in the planting of GM seed (eighth largest area under GM crops in the world) - though still very small compared with the US, Argentina and Brazil. Information on market shares in the South African seed industry is very difficult to come by. However, just 10 companies/institutions control around two-thirds of commercial seed varieties. The largest companies are Pannar, Monsanto, Sakata, Hygrotech, Syngenta, Pioneer Hi-Bred, Agricol, Afgri and Klein Karoo Seed Holdings. The ARC is a major breeder and holder of cultivar rights, but has not carried this into commercial activity. ARC is a public entity and therefore these rights are held in the public domain. Four of the top 10 are multinationals from elsewhere and are also amongst the top 10 seed companies globally. Monsanto occupies second position primarily through acquisitions, and had a 50% share in the important maize market in 2009. Between them Monsanto, Pannar and Pioneer had an estimated 90% market share of agronomic seeds (maize, wheat and sorghum) in 2002.

Private IPR protection is generally considered to be the only incentive for innovation. The flipside of that argument is that exclusive plant breeders’ rights limit innovation by closing off the likelihood of others developing and improving on privately-held seed.
New varieties rely on existing ones. If ownership of varieties is concentrated, and access to these varieties for further research is difficult, follow-on innovations by other institutions and researchers are likely to be discouraged.

A large number of non-GM varieties exist for the crops for which there are also GM varieties available. This means that demand elasticity appears to still be quite high i.e. farmers can still choose to switch to alternatives if prices for GM escalate. The percentage of GM varieties varied from 17% (white maize) to 30% (yellow maize) of total registered varieties available in South Africa in 2008. Three companies hold rights/licenses for most GM traits:
Pannar, Monsanto and Pioneer Hi-Bred. Afgri, Link Seed and Syngenta also hold a few licences/rights. In 2008 GM white maize constituted 56% of the total area planted; GM yellow maize constituted 72% of total area planted to yellow maize; 96% of the area planted to cotton is under GM varieties (83% stacked trait, 9% herbicide tolerant and 7% Bt cultivars), and 88% of area to soyabeans is under GM soya. Monsanto is the only producer of GM cotton seed.

Generally speaking, fertilisers and pesticides are two separate markets at the production node. Unsurprisingly, however, they tend to be distributed through similar channels, given that the end user market (farmers) is the same. The chains have two main nodes: manufacturing and distribution. Manufacturers usually supply to more than one distributor, and distribution agreements are not dominant.

The South African fertiliser industry is relatively small, with the retail fertiliser market valued at around R3.5bn/year in 2005. In the 1990s the sector was rationalised following deregulation and liberalisation. Local production capacity was closed down and South Africa became a net importer of fertiliser for the first time around 2000. The sector is dominated by three corporations: Sasol Nitro, Yara and Omnia, with Foskor a significant input provider. Given the link to the mining industry, and the domination of foreign corporations in the pesticides sector, the fertiliser and pesticides industries are not integrated.

An estimated 70% of agrochemicals (both fertilisers and pesticides) used in South Africa are imported. Eight of the ten largest pesticide multinationals in the world operate in the South African market.

Plaaskem is the biggest local producer of pesticides. The pesticide distribution market consists of local companies who distribute on behalf of the pesticide producers. The most significant distributors are Qwemico, Wenkem, Laeveld Agrochem and Technichem. They are neither integrated with pesticide producers nor with seed companies. There is some vertical integration amongst smaller distributors, including UAP (Plaaskem), Afgri and Ububele.

The presence of the multinationals, especially Monsanto, Syngenta and DuPont/Pioneer Hi-Bred increases the vertical integration of the local input supply sector within South Africa . A couple of local companies, in particular Afgri and Pannar are also vertically integrated to some extent. The other 3 of the ‘Big 6’ multinationals - BASF, Bayer and Dow - have a strong presence in the pesticides sector but not much in seeds. This is related to their emphasis on the agrochemicals node at a global level. Overall, vertical integration is not really the major issue in South Africa at the moment. A bigger issue is multinational domination in the seed and agrochemicals nodes.

This is especially so when one considers how profitability is determined. Two examples will suffice. First, South Africa had a local fertiliser industry until liberalisation when economic borders were opened and multinationals acquired local producers. Because sourcing from other countries might make more economic sense to these multinationals, they closed down local capacity. Another example is Monsanto with soya and wheat. First they bought local seed companies, and then discontinued seed cultivar development either because the market was too small (while they retained the lucrative maize market) or because they could make bigger profits elsewhere. The companies come in, essentially strip assets and restructure businesses to absorb the most profitable parts, and dispose of the rest or allow it to decay. The basis of these decisions has little to do with the real possibility of producing fertiliser, wheat or soya seed profitably in South Africa . It has to do with the broader profit-driven and expansionary logic of multinational companies. The impact it has, however, is the dismembering of local industrial and productive capacity and cherry-picking of the most profitable parts of the industry. Theoretically consumers benefit from lower prices from competitive global markets in the short term - though even that has proven to be questionable when these markets suddenly collapse. But in the long-term the country loses control over decisions about what to produce, when and for whom; suffers from greater unemployment and becomes increasingly dependent on imports.

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[1] Vertical integration is the process in which several steps in the production and/or distribution of a product or service are controlled by a single company or entity, in order to increase that company's or entity's power in the marketplace.

[2] The practice of joining related products together for the purpose of selling them as a single unit. Often these are made more appealing to consumers as a package by making it cheaper to buy the bundle rather than buying each product separately.

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50 Years of IRRI is Enough!
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Next year will mark the International Rice Research Institute's (IRRI's) half-century of existence. No doubt it will be a grand day for the Institute that claims to "help feed almost half the world's population".1 IRRI is an international research institution established in 1960, entrusted by the United Nations to safeguard the diversity of the world's rice germplasm at its International Rice Genebank, and mandated to support the development of rice research within national agricultural research systems (NARS). It is the self-proclaimed "home of Green Revolution in Asia"; the central institution through which the Green Revolution model for rice expanded throughout Asia in the 1970s.

IRRI will celebrate its 50th anniversary in the midst of a global food crisis. The United Nation's Special Rapporteur on the right to food says the number of the world's hungry will reach 1 billion this year2 while at least 2.9 million people (and counting) have already died of hunger as of today3 and there is ample reason to believe that another rice crisis like the one of 2008 will soon strike again. IRRI cannot escape some responsibility for this situation. It played a critical role in the development and expansion of a model of agriculture that has left farmers and the poor at the mercy of a transnational agribusiness industry which is reaping obscene profits as people starve. Moreover, pesticide poisonings (estimated at 25 million occurrences involving agricultural workers per year), environmental and health calamities, soil degradation and major pest outbreaks, such as brown plant hopper infestations, continue to haunt farming communities across Asia because of the increasing use of fertilizers and pesticides that IRRI's modern rice varieties require. After 50 years of IRRI, with poverty and food crises as rampant as ever in Asia, it is time to take a hard look at how this institution lives up to its mission "to reduce poverty and hunger, improve the health of rice farmers and consumers, and ensure that rice production is environmentally sustainable".4

What has IRRI accomplished over its 50 years?

IRRI has narrowed down genetic diversity through a top-down, scientist-led approach to rice seed development.
Thousands of traditional, local and farmer-bred varieties of rice and the rich diversity of farmer seed systems and knowledge that produced these varieties were wiped out by IRRI's Green Revolution. In exchange, farmers were promised a miracle, but this "miracle" quickly faded as large monocultures of the uniform, IRRI varieties were soon overrun by massive disease and pest outbreaks. Farmers then entered a ruinous pesticide cycle that continues to wreak devastation across Asia. Yields on the farm have never come close to the promised levels, and the overuse of fertilizers and the corresponding soil degradation are now eroding the limited yield gains that were realized. While IRRI maintains that one of its priorities is to "reduce poverty through improved and diversified rice-based systems", its research continues to be oriented towards plantation-type monocultures based on a narrow diversity of "modern" rice varieties that only respond well to the heavy use of fertilizers, pesticides and irrigation. As a consequence, resource-poor farmers and landless peasants have been marginalised and removed from the entire food production process. While they are called "beneficiaries" of IRRI's technologies, in reality, they are victims.

Over the past half a century, not only has a rich diversity disappeared from the fields to be kept frozen at IRRI's genebank, but many of the traditional knowledge systems that once accompanied seed development on the ground have also been lost. IRRI's model of centralised research has been a dismal failure-it is high time for farmers to take seeds back into their hands.

IRRI has paved the way for corporations to take control of the rice seed supply.
IRRI's agribusiness ties go way back, but lately, with sources of public funding drying up, it has been getting more and more entwined with the giants of the transnational seed and pesticide industry. In 2000, IRRI formed a public-private partnership with Syngenta and several national research centres to develop and commercialise a genetically engineered (GE) rice with a high Vitamin A content, known as Golden Rice. The Golden Rice Network is coordinated by IRRI's Gerard Barry, who was formerly an employee of Monsanto. Although Vitamin A deficiency does exist in Asia, Golden Rice is an inappropriate and ineffective solution. There are already ample sources of Vitamin A in fruits and vegetables, which are plentiful and cheaply available throughout Asia. The problem thus requires political and social solutions, not a techno-fix, especially not one like genetic engineering that would introduce all kinds of risks to Asia's most important crop in food and agriculture.

In 2007, IRRI moved even further down the corporate path when it announced its intentions to form a Hybrid Rice Research and Development Consortium. IRRI plans to charge private companies an annual fee to be part of the Consortium, which will provide them with privileged access to IRRI's breeding material. Details of which seed companies are part of the consortium have yet to be released.

Then, in March 2009, IRRI announced a research collaboration with US-based DuPont, the world's second largest seed company and owner of Pioneer Hi-bred International, to develop and commercialise new hybrid rice lines under the Scientific Know-How and Exchange Program (SKEP). The program establishes a new model for public-private sector collaboration in which products of their research-derived in one way or another from access to the genebank that IRRI holds in trust for the world-can be controlled exclusively by a private company. The partnership will give DuPont privileged access to IRRI's hybrid rice breeding lines, while IRRI will gain access to DuPont's lab equipment and its field stations. Such deals with transnational seed/pesticide corporations not only erode IRRI's mandate for public research, they also effectively propel corporate control over seeds and the entire rice farming system.

IRRI and its corporate partners continue to stubbornly pursue hybrid rice even though it has not only failed to provide farmers in Asia with the promised high yields, but has also been shown to increase problems with pests and diseases, encourage the use of more chemical fertilizers and pesticides, have poor eating/taste quality, and reduce incomes of farmers. Complete crop failures are not uncommon with hybrid rice either. The only reason why hybrid rice is thriving is because it is being relentlessly marketed by seed corporations seeking to take over Asia's rice seed supply, with the help of IRRI and governments in Asia which subsidize and promote hybrid varieties. In truth, the seed corporations are only interested in hybrid rice because it prevents farmers from saving seeds and forces them to buy new seeds every year. A further motive is that hybrid rice is a step towards the introduction of GE rice. The benefits of this technology are clearly for corporations not farmers.

Farmer seed systems and community conservation can do wonders for food security if we would only support them and let them thrive. In fact, hundreds of thousands of people across Asia will be holding celebrations, rallies and forums for the People's Year of Rice Action (YORA) from 4 April 2009 to 4 April 2010 on the theme: Rice for Life and Livelihood!5 YORA will culminate on 4 April 2010 on IRRI's 50th anniversary with the call: 50 Years of IRRI is Enough! 50 years of Green Revolution, yet our food systems are in crisis with poverty and hunger rising across Asia. New technologies and modern varieties are clearly not the answer. The best thing IRRI can do for rice is to close down and give the seeds it has collected back to the farmers.

We need food systems based on small farmers' control over seeds, land, water, and energy.

We need them now. Not another year of IRRI.

1st August 2009

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1 IRRI website
2 http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601109&refer=home&sid=aU7BLQWMss2k
3 http://www.stopthehunger.com
4 IRRI website
5 For more information, visit http://www.panap.net/yora



SOURCE: http://www.panap.net/irriclosure/

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