domingo, mayo 31, 2009

Academia de Medicina Ambiental de Estados Unidos exige moratoria para alimentos transgénicos.

El pasado 8 de mayo, la Academia Americana de Medicina Ambiental, (AAEM por su sigla en inglés) dio a conocer su postura oficial sobre los alimentos genéticamente modificados (GM). La AAEM sostiene que “los alimentos GM representan un serio riesgo a la salud” y llama a una moratoria de los mismos. Citando numerosos estudios científicos, la AAEM concluye que “hay más que asociaciones casuales entre los alimentos GM y efectos adversos en la salud” y que “los alimentos GM representan un serio riesgo en las áreas de la toxicología, las alergias, la función inmune, la salud reproductiva, metabólica, fisiológica y genética”. (1)

¿Son seguros los alimentos GM?

El documento con la postura oficial de la AAEM recuerda que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, son organismos genéticamente modificados aquellos en los que su material genético ha sido alterado de un modo que no ocurriría nunca naturalmente. Los alimentos GM son entonces aquellos que provienen directamente de, o que resultan del procesamiento de organismos genéticamente modificados

Se afirma también que las evaluaciones de seguridad para los alimentos GM se han basado en la asunción de su “equivalencia sustancial” con los alimentos convencionales. Esto es; si se encuentra que un nuevo alimento GM es sustancialmente equivalente en composición y características nutricionales a un alimento convencional ya existente, se le considera tan seguro como el convencional.

Sin embargo, la AAEM enumera abundante documentación científica que indica que esa equivalencia no es tal, y que los alimentos GM son sustancialmente diferentes a los alimentos convencionales. Las referencias de la bibliografía citada por la AAEM pueden encontrarse al final de esta nota, y los impactos de los alimentos GM sobre la salud de los animales encontrados en esos estudios se esboza a continuación.

Las pruebas de la “inequivalencia sustancial”

La AAEM refiere a estudios que muestran desregulación inmune en animales alimentados con alimentos GM. La desregulación provoca la aceleración de las citoquinas (2) asociadas al asma, alergias e inflamaciones. Los estudios muestran también cambios en la estructura y función del hígado, incluyendo alteraciones en el metabolismo de lípidos y carbohidratos así como cambios celulares que pueden conducir a una aceleración del envejecimiento. Se han documentado también cambios en a nivel renal, pulmonar y pancreático.

En otro estudio reciente se relaciona al maíz GM con la infertilidad, encontrando un descenso significativo de la prole y una disminución de peso de la misma en ratones alimentados con maíz GM. Este estudio encontró que en los ratones alimentados con maíz GM, más de 400 genes se expresaban de modo distinto al normal. Estos genes controlan gran cantidad de procesos entre los cuales se encuentran la síntesis y modificación de proteínas, la comunicación intercelular, la síntesis de colesterol y la regulación de la insulina.

Otros estudios han encontrado daño intestinal en animales alimentados con alimentos GM, incluyendo proliferación celular y disrupción del sistema inmune intestinal.

La asociación entre todos estos efectos y los alimentos GM, así como la especificidad de dicha asociación, está además estadísticamente probada en los estudios. Por lo tanto, y dada toda la evidencia acumulada, la AAEM afirma que es “biológicamente plausible que los alimentos GM tengan severos efectos sobre la salud humana.”

El pedido de moratoria

Es por todo ello que la AAEM considera imperativo “adoptar el principio de precaución frente a los alimentos GM, dado que los mismos no han sido apropiadamente testeados para el consumo por seres humanos y desde el momento en que se cuenta con amplia evidencia que indica que dicho consumo es peligroso”.

La AAEM también exige la “inmediata implementación de estudios independientes, en profundidad y de largo plazo de los impactos de los alimentos GM en la salud humana” así como reclama el etiquetado de los mismos, “imprescindible para la salud y seguridad de los consumidores.

También sugiere que “los médicos eduquen a sus pacientes, a la comunidad médica y al público en general para evitar consumir alimentos GM y que consideren el rol que los alimentos GM puedan estar teniendo en los procesos de enfermedad de sus pacientes.” Finalmente propone documentar los eventuales cambios en la salud de los pacientes cuando los mismos dejen de consumir alimentos GM.

¿Comemos alimentos GM los uruguayos?

Aunque generalmente se asume que no, los alimentos GM forman parte de la dieta de la inmensa mayoría de los habitantes del país. En nuestro país hay aprobados tres cultivos transgénicos; los maíces BT11 y MON810 y la soja RR.

La soja no se destina directamente al consumo humano, pero sí indirectamente al ser utilizada como ración para animales que finalmente nos sirven de alimento. Además, los derivados industriales de la soja transgénica forman parte de la mayoría de los alimentos procesados que se venden en cualquier supermercado, desde los alfajores hasta los suplementos para la tercera edad.

En cuanto al maíz, no pueden cultivarse en el país variedades transgénicas destinadas al consumo humano directo (choclo). Las variedades transgénicas aprobadas deben ser destinadas a la alimentación animal o el procesamiento industrial para elaborar polenta y otros derivados. Hasta este punto entonces, la situación es similar a la de la soja; si bien no directamente, el maíz transgénico es consumido por los uruguayos en alimentos elaborados y a través del consumo de carne de animales alimentados con maíz transgénico.

Sin embargo, en Uruguay hay también consumo humano de choclo transgénico. Esto se debe a tres factores;
- la importación desde Argentina de grandes cantidades de de maíz dulce transgénico destinado al consumo directo.
- la contaminación genética de choclos no transgénicos
- el desvío de uso que se da cuando un productor cultiva maíz transgénico industrial pero luego vende ese maíz como choclo. (3)

¿Y que dicen los médicos uruguayos?

Hace algunos años el MSP fijaba su posición respecto a los alimentos GM en un informe publicado en el Diario Médico (4). El informe, firmado por la Directora del Departamento de Nutrición del MSP, Dra. Martha Illa González, finalizaba de este modo:

“1. Los OMG utilizados y comercializados en el mundo hasta el momento actual son inocuos.
2. Se deben rotular los alimentos OMG porque los consumidores tienen el derecho a estar informados sobre todos los productos que están ingiriendo.
3. La rotulación debe basarse en la existencia de niveles detectables de ADN o de proteína modificada genéticamente en el alimento en cuestión.
4. Una vez que se ponga en práctica esta medida, deberá efectuarse educación a la población sobre la inocuidad de los organismos modificados genéticamente, para que esté correctamente informada y pueda hacer adecuadamente sus elecciones, no discriminando estos productos por miedo o ignorancia.”

Difícilmente se pueda decir que el llamado de la Academia Americana de Medicina Ambiental a una moratoria a los alimentos GM esté basado en la ignorancia. Tal vez sí podría decirse que está basado en el miedo. Pero ciertamente, un miedo muy bien fundado.


FUENTE: http://webs.chasque.net/~rapaluy1/transgenicos/Prensa/AAEM.html

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sábado, mayo 30, 2009

Genes puertorriqueños, biopiratería humana

Ayer mismo (12 de mayo) ví en el periódico unos científicos brincando de contentos dizque porque trazaron el mapa genético de nosotros los boricuas. Hablaron a la prensa de una infinidad de beneficios médicos que vendrán como resultado de este descubrimiento, que si es la "medicina del futuro", etc.

La vasta mayoría de las enfermedades que sufrimos hoy tienen poco o nada que ver con nuestra genética, pero sí tienen mucho que ver con causas ambientales, como la contaminación de nuestro aire y agua, condiciones de trabajo dañinas a la salud, el estrés producto inevitable de vivir en una sociedad alienante y opresora, y la presencia de porquerías en nuestro alimento, como corn syrup, MSG, preservativos, pesticidas, transgénicos, y mucho más.

Cito a la colega Silvia Ribeiro:

"La gran mayoría de las enfermedades que sufrimos no dependen de los genes. Estos podrían indicar alguna predisposición, pero lo que define la salud o la enfermedad es la alimentación, el ambiente, las condiciones de vida, trabajo y vivienda, es decir, condiciones fundamentalmente socioeconómicas, que empeoran mientras más crece el poder de las trasnacionales. Esa 'medicina personalizada' será sólo para quienes puedan pagarla, o sea, una vía más de privatización de los sistemas de salud." (Periódico La Jornada, 10 de noviembre 2005)

"La genómica está de moda. No porque vaya a resolver los problemas de salud de la gran mayoría de la gente -provocados fundamentalmente por la mala alimentación, falta de agua limpia y otros factores producto de la explotación y marginación que viven y no por sus genes- sino por las enormes ganancias que las trasnacionales farmacéuticas esperan conseguir al patentar nuevas drogas derivadas de la "farmacogenómica" (drogas diseñadas según la composición genética de los pacientes)"


Concuerdo con ella. No le veo absolutamente ningún beneficio a este tipo de investigación pues en vez de ilustrar y esclarecer, lo que hace es ocultar las causas de fondo de nuestros problemas de salud. Hoy día los grandes intereses pretenden atribuirle todo a los genes (determinismo genético) para así mediante patentes adueñarse del nuevo mercado de remedios farmacogenómicos.

Debemos estar pendientes al peligro real e inminente de que estos "genes boricuas" sean patentados por corporaciones transnacionales farmacéuticas. Desde 1994 he estado advirtiendo sobre esta biopiratería humana en las páginas de Claridad y Diálogo, y en mi libro Balada Transgénica. Para más información vean esta página de recursos informativos que compilé:

http://bioseguridad.blogspot.com/search/label/Biopirateriahumana

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viernes, mayo 29, 2009

Gregor Wolbring on metagenomics

Metagenomics is a term coined a decade ago for a field that has taken off in recent years, mostly due to advances in information, sequencing, and data analysis and mining technologies (see here).

The New Science of Metagenomics: Revealing the Secrets of Our Microbial Planet by the Committee on Metagenomics: Challenges and Functional Applications, U.S. National Research Council, is a book one should read if one is interested in the field. It describes metagenomics as follows: “Metagenomics in either sense will probably never be circumscribed tightly by a definition, and it would be undesirable to attempt to so limit it now, but the term includes cultivation-independent genome-level characterization of communities or their members, high-throughput gene-level studies of communities with methods borrowed from genomics, and other “omics” studies..., which are aimed at understanding transorganismal behaviors and the biosphere at the genomic level.”

The book envisions collaborations among academic disciplines including: atmospheric, ocean, soil, and water studies; geology; medicine; veterinary science; agricultural science; environment; and bioengineering. Metagenomics offers a means of solving practical problems facing humanity in earth sciences, life sciences, biomedical sciences, bioenergy, bioremediation, biotechnology, agriculture, biodefense and microbial forensics.

Metagenomics enables the study of the 99 percent or more of microbes that have never been cultured and might not be cultured. According to the committee that published the book, the 12 members of the USA Microbe Project -- the Department of Agriculture, the Department of Defense, the Department of Energy, the Department of Homeland Security, the Department of the Interior US Geological Survey, the Environmental Protection Agency, the Food and Drug Administration, the National Aeronautics and Space Administration, the National Institutes of Health, the National Institute of Standards and Technology, the National Oceanic and Atmospheric Administration, and the National Science Foundation along with the CIA and the FBI -- are the federal agencies likely to benefit further from advances in metagenomics.

In 2005 scientists, physicians, industry representatives, and administrators from funding agencies in Asia, the Americas, and Europe met in Paris met to discuss human metagenomic applications such as the human intestinal metagenome, and the International Human Gut Metagenome Initiative was born. Since then, more human applications have appeared.



SOURCE: http://www.innovationwatch.com/choiceisyours/choiceisyours-2009-01-15.htm

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jueves, mayo 28, 2009

Transgenic Food Production in Cuba; The Need for a Participatory and Serious Debate

Posted May 24th, 2009
By Fernando R. Funes-Monzote, PhD., Agro-ecologist


Introduction

The news that the Center for Genetic Engineering and Biotechnology (CIGB) will soon be introducing certain transgenic species and plants on a commercial scale in Cuba has met with optimism by some and concern from others. Unfortunately, the vast majority of the population has not been informed. Unlike some other countries, there has not been a national debate in Cuba about the production and consumption of transgenic foods. Some even say that we have been consuming transgenic food for some time without knowing it. It seems that CIBG will soon be receiving a license to cultivate transgenic corn in Cuba on thousands of hectares and that the introduction of the technology has the complete support of the State.

As a scientist dedicated to agriculture both Cuban and worldwide, I believe that we need an open and profound debate regarding the use of transgenics for food production in Cuba. My relative ignorance of the sophisticated techniques and biotech processes used to create the Genetically Modified Organisms (GMO) is, I believe, compensated by my knowledge of agro-ecology. I write this analysis convinced that without recognizing many of the environmental-ecological, economic, organizational and social phenomena related to agricultural activity, it is impossible to design an effective strategy for technological development. I am also certain that there is no single technology that can, by itself, solve the agricultural problems here in Cuba or in any other country. This is why we need an integrated/holistic focus that will allow us to make conscious and holistic decisions.

In this analysis I do not wish to antagonize, judge or devalue the work of scientists that, from their perspective, believe that their contribution can help the country’s agricultural development. I have no doubt about the scientific competence of those involved in the Cuban biotech project, nor do I doubt the competence of the authorities in charge of putting the proper biological security measures in place. However, I do believe that it is necessary to consider certain relevant agro-ecological factors before making any decisions that might put the health of the human population and our ecosystems at risk.

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The problems facing Cuban agriculture do not lie in the technology itself, but rather, they are intimately linked to the way that the natural resources and materials available are used and the conventions of farmer’s lives. The large-scale irreconcilable socioeconomic and environmental problems of monoculture and conventional agriculture impede the potential development of agro-ecology, and should be attended to immediately so that the doors will be definitively opened to a new Cuban agriculture.

The future of Cuban agriculture will depend on the model used by humans, their needs, aspirations and capacity for transformation being at the center of the priorities chosen. Cuba’s experience with transgenic crops will be similar to those of other countries, where agriculture has less and less of a future, displacing entire populations from the countryside as their land and their ability to develop in a healthy and sovereign manner gets ripped away from them. The agro-ecological models offer a mosaic of options to solve each problem and an alternative for future food production for the world and the Cuban population. This agriculture should be designed and sustained by the farmers carrying it out, with just, equitable and supportive conditions, which in turn will guarantee a better world for present and future generations.

SOURCE: http://www.foodfirst.org/en/node/2451

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martes, mayo 26, 2009

La farsa del mapa genómico de los mexicanos

SILVIA RIBEIRO

El pasado 11 de mayo, el Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen) presentó en un acto mediático, con la presencia entusiasta de Felipe Calderón, el llamado "Mapa del genoma de los mexicanos”. Se presentó como un gran avance científico, vinculándolo oportunistamente hasta con el estudio del virus de la gripe porcina. Obviaron sin embargo las cuestiones fundamentales: ¿avance para quién?, ¿quién se beneficia?, ¿a quién sirve?

Dieron a conocer la publicación en una revista científica de los resultados de cinco años de investigación en el proyecto ahora titulado “Proyecto de Diversidad Genómica de la Población Mexicana”. Inicialmente se proponían buscar las variaciones genéticas de las poblaciones indígenas de México, las cuales según los proponentes del Inmegen son una gran “oportunidad para la industria farmacéutica”. Posteriormente anunciaron que solamente tomaría muestras de poblaciones mestizas. Ahora el Inmegen reconoce haber tomado muestras de varias poblaciones indígenas, imprescindibles para “comparar” con el resto de la población.

Luego de años de costosos estudios, equipos y salarios (lo único gratis fueron las muestras de indígenas y “mestizos”), el Inmegen “demostró científicamente” que la población de México es una mezcla genética de poblaciones indígenas y europeas, con un pequeño toque de genes africanos en las zonas donde las plantaciones devoraban esclavos. Por si luego de 500 años de Conquista a alguien le hubiera pasado inadvertido.

Resaltan que en las muestras de México encontraron al menos 89 variaciones genéticas, cuya unicidad es que no habían sido detectadas en el proyecto internacional HapMap, un proyecto similar auspiciado por gobiernos y empresas farmacéuticas e informáticas, que en su primera fase se basó en el secuenciamiento genómico de 270 individuos de poblaciones africanas, asiáticas y europeas. En su tercera fase, el HapMap incorporó muestras de mexicanos residentes en Los Ángeles, pero el Inmegen no lo menciona.

Según el Inmegen, haber encontrado estas variaciones es un paso para desarrollar una “medicina personalizada”, basada en la composición genética de cada individuo y diseñando fármacos específicamente adaptados para las variaciones genéticas de la población mexicana.

La búsqueda de variaciones genómicas parte del supuesto que las diferencias genéticas indicarían la predisposición a adquirir o resistir ciertas enfermedades. Por tanto, además de encontrar variaciones, es necesario identificar si están asociadas a alguna dolencia.

Para ello, como describe el artículo presentado por el Inmegen, se usan mayoritariamente dos
enfoques: uno llamado “asociación de genoma completo” y otro “mapeo por mestizaje”. En el primero se comparan las variaciones genómicas de personas con una determinada afección con el de otras que no la tienen. En el segundo, las diferencias con poblaciones ancestrales.

Lo que no aclara el Inmegen es que estos métodos han dado resultados extraordinariamente pobres para predecir y mucho menos para atender enfermedades.

Según una serie de artículos científicos publicados recientemente en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine (23/4/2009), pese a los cientos de proyectos en curso y los miles de millones invertidos a nivel global, los estudios de asociación de genoma completo no han servido para explicar los vínculos genéticos con enfermedades, más que de una manera tan general, que finalmente no han sido útiles.

Por el contrario, para lo que han servido las variaciones encontradas y este tipo de estudios, es para dar jugosas ganancias a las compañías que fabrican kits de diagnóstico genético. Es decir, pruebas de ADN para diferentes afecciones, que analizan si el cliente –que pueda pagarlas– tiene determinadas variaciones genéticas que estarían supuestamente relacionadas con ellas. No sirven, pero eso no impide que actualmente haya más de 1000 kits de este tipo en el mercado, cuyas ventas en 2007 fueron de 730 millones de dólares y crecen a un ritmo de 20 por ciento anual. (Ver reporte de ETC “Pruebas personales de ADN y el mito de la medicina personalizada”).

Salvo en el caso de las enfermedades monogénicas (determinadas por un solo gen), la composición genética no es más que una ínfima parte del surgimiento de las enfermedades. Las variaciones existen en una enorme complejidad de interacciones genéticas y bioquímicas de las que poco se sabe, y el desarrollo de enfermedades no es independiente del ambiente, incluyendo realidades alimentarias, sanitarias, económicas, ecológicas, culturales y muchas otras.

La medicina genómica es un enfoque extremadamente fragmentario, que deja fuera del ámbito de estudio la mayor parte de los elementos esenciales a tener en cuenta al pensar en salud y enfermedad.

Las enfermedades que investiga el Inmegen (asma, obesidad, cáncer y lupus), tienen un enorme peso de factores socioeconómicos y ambientales, determinados por pobreza, contaminación ambiental, mala nutrición, componentes tóxicos en alimentación y vivienda, etcétera, todos fuera de su investigación.

Si pese a estas graves condicionantes, los estudios del Inmegen derivaran en algún tipo de base para una “medicina genómica”, todas las herramientas para vincular las variaciones con enfermedades y para el desarrollo de medicinas farmacogenómicas están patentadas en manos de unas pocas empresas farmacéuticas y de informática. Varias de las cuales tienen, obviamente, una estrecha relación con el Inmegen, esperando ansiosamente nuevos insumos para aumentar sus ganancias.

Por tanto, los resultados de estos estudios, si no resultan completamente inútiles, estarán totalmente fuera del alcance de las poblaciones que, como los indígenas, aportan sus genes para finalmente enriquecer a las empresas de diagnóstico y a las farmacéuticas.

Por Silvia Ribeiro*
23-05-2009

La autora es investigadora del Grupo ETC.

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Dr. Amy L. Dean, D.O. Public Relations Chair Member, Board of Directors American Academy of Environmental Medicine 734-213-4901 environmentalmed@yahoo.com

The American Academy Of Environmental Medicine Calls For Immediate Moratorium On Genetically Modified Foods

Wichita, KS - The American Academy of Environmental Medicine (AAEM) today released its position paper on Genetically Modified foods stating that "GM foods pose a serious health risk" and calling for a moratorium on GM foods. Citing several animal studies, the AAEM concludes "there is more than a casual association between GM foods and adverse health effects" and that "GM foods pose a serious health risk in the areas of toxicology, allergy and immune function, reproductive health, and metabolic, physiologic and genetic health." The AAEM calls for:

  • A moratorium on GM food, implementation of immediate long term safety testing and labeling of GM food.
  • Physicians to educate their patients, the medical community and the public to avoid GM foods.
  • Physicians to consider the role of GM foods in their patients' disease processes.
  • More independent long term scientific studies to begin gathering data to investigate the role of GM foods on human health.

"Multiple animal studies have shown that GM foods cause damage to various organ systems in the body. With this mounting evidence, it is imperative to have a moratorium on GM foods for the safety of our patients' and the public's health," said Dr. Amy Dean, PR chair and Board Member of AAEM. "Physicians are probably seeing the effects in their patients, but need to know how to ask the right questions," said Dr. Jennifer Armstrong, President of AAEM. "The most common foods in North America which are consumed that are GMO are corn, soy, canola, and cottonseed oil." The AAEM's position paper on Genetically Modified foods can be found at http:aaemonline.org/gmopost.html. AAEM is an international association of physicians and other professionals dedicated to addressing the clinical aspects of environmental health. More information is available at www.aaemonline.org.

-more- About AAEM The American Academy of Environmental Medicine was founded in 1965, and is an international association of physicians and other professionals interested in the clinical aspects of humans and their environment. The Academy is interested in expanding the knowledge of interactions between human individuals and their environment, as these may be demonstrated to be reflected in their total health. The AAEM provides research and education in the recognition, treatment and prevention of illnesses induced by exposures to biological and chemical agents encountered in air, food and water. ###

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lunes, mayo 25, 2009

EXTRACTO DEL EDITORIAL DEL PROGRAMA RADIAL ARGENTINO HORIZONTE SUR DEL 24 DE MAYO 09

http://horizontesurblog.blogspot.com/

Toda la bulla en torno al glifosato y a las políticas de la Corporación Monsanto, ha legitimado lo que durante años veníamos afirmando sobre un modelo criminal de agricultura que despobló el campo, enfermó a las poblaciones, empobreció los suelos, modificó la cultura y los patrimonios de los argentinos y nos convirtió en una republiqueta sojera. Si ahora algunas denuncias y debates parecen consentidos, no solo es consecuencia de la presión de tanta gente honesta, el clima preelectoral lo posibilita, y también, lamentablemente, se debe a que nuevas tecnologías, modelos productivos y mercados calificados se van implementando en las políticas globales de las grandes empresas. El glifosato no solo está cuestionado en la Argentina, también en diversas partes del mundo se alzan voces similares a las de muchos científicos argentinos que nos recuerdan las investigaciones olvidadas durante años que verificaban sus terribles efectos sobre la salud de las poblaciones. Las empresas del Agronegocio, sin embargo, saben mejor que nadie acerca de sus propios crímenes y ya tienen planeadas soluciones para reforzar o renovar sus herbicidas cuestionados, nuevas semillas transgénicas resistentes a las nuevas formulaciones que se preparan para salir a los mercados, nuevos negocios que demorarán probablemente muchos otros años para que logremos como ahora, probar su intrínseca capacidad de contaminar, de enfermar y de difundir la muerte. O sea que pretenden volver a burlarse como hicieron en el año 1996, del principio precautorio y descubriremos otra vez que los venenos no son inocuos, cuando como ahora, las víctimas sean incontables…

A esas empresas les preocupa en medio de la actual debacle internacional, crear nuevos estímulos para la formulación de las relaciones financieras y de los mercados globales. Es por ello que están implementando los mercados calificados, con mesas redondas en que agrupan a víctimas y victimarios, a socios y a cómplices de las Corporaciones, y en esos espacios ensayan los discursos y los protocolos que establecerán las nuevas certificaciones de la soja y de otros paquetes Bio y nanotecnológicos que se encuentran en experimentación. La próxima reunión de la Mesa Redonda sobre Soja Responsable (RTRS, en inglés), será el 28 de Mayo en Campiñas (Brasil). Este foro les permitirá certificar como responsable la soja MG RoundupReady, a pesar de que en realidad, la promoción y el uso de esta soja es responsable del uso masivo de agrotóxicos, de la deforestación de grandes superficies de bosques así como de la expulsión forzosa de pequeños productores de sus tierras. En Campiñas las Corporaciones planean establecer las normativas internacionales para las sojas y los biocombustibles que pretenden ahora certificar como responsables, con lo que según proyectan, conseguirán entrar en el rentable mercado de los bonos de carbono que lucran con los cambios climáticos. Suponen también, que, de esa manera, mejorarán su imagen en relación a los consumidores a la vez que dinamizarán los mercados globales. De allí la renovada presión sobre el Vaticano, para que acepte la propuesta corporativa de que los transgénicos podrían resolver el hambre en el mundo, operatoria en que nuestro país participó pocos días atrás, mediante la presencia del presidente de la CONABIA, el biólogo Moisés Burachik. Los estrategas de las corporaciones necesitan anticiparse a las nuevas resistencias y denuncias, constituyendo los campos de confrontación y los límites en que se dirimirán las batallas del mañana.

Una vez más, pretenden involucrarnos en el gran juego de los sicópatas que gobiernan el mundo. Nuestro deber es, por lo contrario, persistir en buscar caminos de Emancipación.

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An urgent call from South America

"Responsible" soy process must be abandoned -- International call


Over sixty organizations from across the world have signed an open letter to the participants of the Round Table on Responsible Soy (RTRS) [1] calling for it to be abandoned. They are taking this action because criteria to be launched by the Round Table in late May 2009 encourage soy monocultures, seek to include GM soy as sustainable and are too weak to protect vital ecosystems such as Amazon, Cerrado, and Chaco.

Signatories of the letter include Friends of the Earth International, FIAN International, Global Forest Coalition, the Scottish Green Party, Soya Alliance, the Soil Association, and Via Campesina European Coordination, as well as GM Freeze and GMWatch.

Organisations can sign the open letter by sending a message (with name, organisation, place) to Claire Robinson, GM Watch, clairejr@sky.com . Individuals can still also sign the petition on http://www.toxicsoy.org/.

The open letter (see below in English, Spanish and Portuguese) is very critical of the RTRS [2] proposals for allowing:

* GM soy to be included and continue unchecked
* Expansion of soy monocultures
* Continuing damage to major forest and other ecosystems
* Major social, health and human rights issues to go unchallenged

RTRS corporate members include Marks and Spencer, Unilever, Somerfield (now owned by the Co-op), Danisco, Carrefour (a French supermarket chain), Ahold (a Dutch supermarket chain), BP International and Shell International. Major companies driving soy expansion and GM crops are also members, including Cargill, Bunge, Monsanto and Syngenta.

The open letter pays particular attention to how the RTRS ignores more sustainable solutions such as land reform in South America, development of local markets and finding alternatives to soybeans in animal feed production. The increasing use of soy in producing agrofuels simply intensifies the problem.

Commenting, Claire Robinson of GMWatch, one of the open letter signatories, said

“We regard the RTRS as a massive public relations exercise for the soy industry, which has been one of the major driving forces behind the destruction of natural habitats in South America, native people losing their land and for thousands of mixed family farms being lost. GM soy has made matters much worse for the environment and local people, as the herbicides used on the crops fail as weed resistance emerges, and the only solution seems to be more chemicals, often applied from the air.”

Notes:
1. Full text of the open letter to the RTRS with signatories is at: http://www.gmwatch.eu/archives/64-Letter-of-critical-opposition-to-the-Round-Table-on-Responsible-Soy.html – and at: http://www.bangmfood.org/take-action/23-take-action/36-letter-of-critical-opposition-to-the-round-table-on-responsible-soy
2. RTRS is multi-stakeholder dialogue that intended to promote the use of a responsible standard of soy production, processing and trade”. It was proposed by WWF and Coop Switzerland in 2005 after their previous attempts known as the Basel criteria failed to gain support. For more information on the RTRS see briefing enclosed as attachment.

Letter of critical opposition to the “Round Table on Responsible Soy”
Carta de oposición crítica a la “Mesa redonda sobre Soja Responsable” / Carta em oposição à “Mesa Redonda de Soja Responsável”

April 2009

We, the undersigned, call for the abandonment of the Round Table on Responsible Soy (RTRS), on the following grounds:

1. RTRS allows and encourages the expansion of soy monocultures

The expansion of soy monocultures is resulting in:

*Environmental degradation, including: loss of forests and savannahs due to direct destruction by soy monocultures or displacement of existing agriculture (particularly cattle ranching and small holder agriculture); related losses of biodiversity; release of greenhouse gases into the atmosphere through land-use changes, fertiliser use including NOx emissions; soil erosion and disruption of surface and ground water and rainfall patterns;

*Socioeconomic problems such as land conflicts leading to human rights violations, loss of livelihoods, and expulsion of rural communities, small farmers and indigenous peoples from their land. Such expulsions are effectively forcing displacement of the local population into urban poverty or previously undisturbed natural areas, violating communities’ fundamental right to food, increasing concentration of land ownership by big companies, and feeding rises in related rural unemployment, low employment and slavery-like conditions on industrial farms, poverty, malnutrition, rising food prices and loss of food security and sovereignty due to displacement of staple food crops and increasing corporate control over food production; and

*Severe health problems and poisoning in the local population due to the over-use of agrochemicals.

2. RTRS promotes GM soy as “responsible”

The RTRS will enable the certification of genetically modified (GM) soy as "responsible", even though there is increasing evidence that after a few years of GM soy cultivation, both overall agrochemical use and resistance problems increase substantially.

Brazil recorded nearly an 80 per cent increase in the use of the herbicide Roundup (based on glyphosate) between 2000 and 2005, and a 15-fold increase was recorded in the United States between 1994 and 2005.[1] This has led to an increase in herbicide-resistant weeds in Brazil,[2] Argentina,[3][4] and the United States,[5] pushing farmers onto a new pesticide treadmill of increasing applications of glyphosate-based herbicides in addition to other herbicides (such as the more dangerous Paraquat).[6][7] As a result, GM soy has increased production costs and environmental degradation rather than decreasing them as promised by GM companies. Neither does GM soy increase yields[8] or increase ability to crop in dry or salty land, as often cited by supporters.[9]

Use of Roundup Ready (RR) soy (genetically engineered to tolerate glyphosate-based herbicide) has also facilitated indiscriminate fumigations (often by aerial spraying) affecting human health, food crops and the environment. A report by the Rural Reflection Group (Grupo de Reflexión Rural, or GRR, from Argentina) documents how spraying glyphosate-based herbicides on RR soy leads to an increase in health problems in the countryside such as cases of cancer at early ages, birth defects, lupus, kidney problems, respiratory ailments and dermatitis, evidenced by the accounts of rural doctors, experts and the residents of dozens of farming towns.[10]

GM crops are rejected by millions of consumers, NGOs and governments all over the world for many reasons. This means the vast majority of the GM soya crop can only be sold as animal feed and meat, dairy products and eggs produced using GM feed are sold unlabelled in the countries that reject GM as food for humans. There is mounting scientific controversy as to the adverse impacts of GM on health and the environment, as seen by recent studies produced in France,[11] Austria,[12] the US,[13][14] and Sweden.[15] These studies demonstrate that we do not yet fully understand the impacts of GM cultivation and use on human and animal health, soil structure, and biodiversity. Their widespread use should therefore be halted to prevent irrevocable harm.

3. RTRS principles and criteria are too weak to protect the integrity and biodiversity of the Amazon, Cerrado, Chaco and other regions from immediate, severe, and irreversible degradation

The Amazon, Cerrado, Chaco and other regions are under immediate threat from a constellation of damaging agricultural practices and social impacts, as described above, for which soy cultivation is a core enabling factor. The RTRS principles and criteria cannot and will not effectively address these issues.

Unless these immediate crises are addressed promptly, which cannot be done through voluntary certification, these regions will be reduced from farmland to wasteland, and the smallholders and indigenous people of Brazil, Argentina, Paraguay and elsewhere will be displaced and become the new urban poor.

By providing a cover of “sustainability” for an inherently unsustainable system of production, the RTRS is an obstacle to progress. We call on governments, civil society and companies to tackle the real problems (e.g., over-consumption, inequitable distribution of resources like land and water) and to promote real solutions such as:

*phasing out GM and intensive non-GM soy in favour of agricultural practices which work with nature instead of against it, like organic agriculture and integrated crop management;

*executing land reforms in producing countries, which will address highly inequitable land ownership and concentration;

*substituting soy in animal feed with locally-grown protein crops in importing countries;

*stopping the promotion of large scale agrofuel production as a sustainable solution;

*developing better transport systems that reduce demand for energy and fuel; and

*increased government support for diversification of production and stimulation of local production for local markets that contribute to food security and food sovereignty in producer and consumer countries.

The RTRS process will not deliver improvements in these or a host of other areas and should be abandoned.



SOURCE: http://lasojamata.org/es/node/373

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domingo, mayo 24, 2009

Desde Argentina, editorial de Horizonte Sur

EDITORIAL DEL DOMINGO 3 DE MAYO DE 2009

Digamos una vez más y porque es importante tomar plena conciencia acerca de ello, que
las sojas RR modificadas genéticamente, son parte de un paquete tecnológico que se compone de herbicidas y otros tóxicos, así como de ciertas tecnologías agrícolas tales como la siembra directa, tecnologías que, instalaron en la Argentina a partir de los años noventa, un modelo productivo de gran escala y de enorme dependencia a insumos. Las consecuencias sociales y ambientales de este modelo de agricultura industrial con transgénicos, fueron realmente devastadoras, para nuestro país. Además de la desaparición de muchísimos miles de pequeños y medianos productores, millones de argentinos se vieron obligados a migrar del campo a la ciudad, expulsados de sus pueblos y arrancados de sus modos de vida tradicionales, para instalarse en periferias urbanas de pobreza extrema y pasando a ser sostenidos con planes asistenciales que se pagaron con las retenciones a la soja y debiendo alimentarse en los comedores para indigentes y en los comedores escolares, con la misma soja transgénica que la Argentina producía como forrajes, para los cerdos y las gallinas de Europa y de China.

La soja, como cultivo para la exportación, ayudó a una minoría de propietario de campos, a salir de las deudas que tenían y les permitió alcanzar niveles de vida jamás imaginados, pero para la mayoría, la soja, como si fuera una maldición, se hizo sinónimo de desempleo rural, de migración a las ciudades, de hambre e indigencia. El nuevo paisaje argentino pasó a ser el de los desiertos verdes de los monocultivos, en que los pequeños pueblos desaparecieron, desaparecieron también innumerables oficios y prácticas culturales que se hicieron innecesarias, tales como los alambradores, los puesteros y gran parte de los tamberos, desapareció asimismo la familia rural y lo que es peor, desapareció el arraigo y languidece en las periferias urbanas la antigua cultura rural. La frontera agropecuaria se expandió, y barriendo el monte y la vida campesina, llegó inclusive a las selvas de yungas, empujando a la caña y a los cultivares de limones hacia los pedemontes.

El precio de la tierra hizo impensable la ganadería, al menos tal como la conocíamos. Ahora, el ganado se amontonó en los feedlots o se marginó en las zonas de esteros, en las islas y en lugares donde el proceso hegemónico de agriculturización no podía imponerse por carencia de tierras aptas. La práctica de un modelo de agricultura sin rotaciones, sumado a las intensas y reiteradas fumigaciones de tóxicos que la acompañaron, liquidaron buena parte del fósforo, los nutrientes y la vida microbiana de los suelos argentinos, algunos ecosistemas como el del Chaco o el norte santafecino colapsaron, el cáncer se convirtió en epidemia y la Argentina batió record de cosechas y de niños nacidos con malformaciones, debido a que sus madres estuvieron en contacto con los venenos o fueron fumigadas durante el embarazo. El caso argentino en los marcos de la llamada globalización, es emblemático, tanto de las nuevas sumisiones a las Corporaciones, como de la instalación de un modelo productivo, que por sus extendidos daños colaterales, perpetra un verdadero genocidio sobre la propia población.

La ausencia del Estado, por una parte, y a la vez, los compromisos de las políticas de Estado, favorecieron la instalación del modelo de Agronegocios, modelo que partía del concepto de hacer de la agricultura un negocio y no ya una forma de la existencia en el campo como lo fuera anteriormente con los chacareros. El modelo de los Agronegocios, incluyendo la idea de cadenas agroalimentarias y la hegemonía de los supermercados, fue una herencia de los años noventa, herencia ratificada y fortalecida por todos los gobiernos posteriores. Una herencia, que, lamentablemente, no se ha modificado y que no hace sino acentuarse, más allá de los actuales discursos. Los espacios de producción de alimentos y los espacios de comercialización de alimentos frescos desaparecieron, en beneficio de las cadenas agroalimentarias y de la industrialización de todo aquello que constituye la comida de los argentinos. El trabajo boliviano precario sostiene actualmente, en gran medida, el reducido mercado de verduras y hortalizas, mientras el modelo agro exportador se reconfigura hacia nuevos parámetros de producción y dependencia global a las grandes corporaciones. Las actuales crisis del campo ocultan bajo el circo mediático de las políticas electorales, la profundización del actual modelo. Estamos a medio camino entre la Repúbliqueta de la Soja forrajera, y la Repúbliqueta de los biocombustibles y de la biogenética, estadio en el que primarán definitivamente los grandes pooles, el complejo aceitero sojero, los grandes feedloteros, los frigoríficos, las refinerías de agrocombustibles y los exportadores. No puede haber conciliación entre el llamado campo y el gobierno en la medida que los discursos evadan la verdad y el sentido común, que no exista el diálogo abierto y la clara exposición de intereses, que el Gobierno no asuma el estar por encima del conjunto de las parcialidades y el deber de tener un proyecto trascendente.

Consideramos que ese campo, constituido por los rentistas y productores sojeros, no se anima siquiera a pronunciarse sobre sus propias servidumbres en las cadenas productivas y de exportación, y que ha aceptado que el Gobierno lo construya como el enemigo político que necesita, y repite de esa forma, los discursos que se le indican desde la Biblioteca Nacional, discursos pensados para que cumpla el rol funcional de una derecha retrógrada y de una oligarquía vacuna que se le viene asignando y que, en forma patética repite de buen grado. Aún más todavía, es posible que las construcciones del enemigo sean comunes a ambos contendientes, y que ambos sean recíprocamente funcionales a una construcción mediática y política que, saca las discusiones de toda sensatez y realidad, para llevarla al campo de la ficción política, donde se encubren las sumisiones a las Corporaciones y los gigantescos intereses y negocios en juego. De hecho, hace mucho que todo el país depende de una discusión sobre los derechos de exportación, y sin embargo, jamás se ha escuchado a un exportador hablar del tema y aparentemente están muy conformes con las políticas existentes, de tal manera dicen los expertos, que en la Argentina ganan hasta cincuenta veces lo que ganarían en otros mercados de exportación, sin contar además con controles significativos sobre las actividades que realizan.

En los días 15 al 19 de mayo, en las Academias Pontificias de Roma, las enormes corporaciones Biotecnológicas harán un esfuerzo por persuadir al Vaticano a modificar su actitud respecto a las Biotecnologías, cuando hasta el momento se ha negado la Iglesia a reconocer como aceptables, las propuestas de resolver el hambre del mundo mediante las semillas genéticamente modificadas y las prácticas agrícolas que las acompañan. No obstante los discursos anti sojeros y anti glifosato fuertemente instalados en este año electoral, el Gobierno argentino y en especial la Cancillería argentina, se hará presente en ese encuentro para exponer a través de Moisés Burachik, uno de los máximos representantes de estas políticas en el Estado, los supuestos éxitos del modelo de la Soja RR en la Argentina. ¿Qué no es lo que se dice en el plano interno? ¿Qué tal afirmación carece absolutamente de sustento? ¿Qué pueden importar tales razones cuando todo se mide solamente por su utilidad en relación con mantenerse en el poder y debilitar al adversario?

Por otra parte, la insistencia de la izquierda local sobre la propiedad de la tierra y el que se levante la consigan de la Reforma Agraria como solución al problema de la creciente sojización, confunde el pensamiento de la opinión pública y resulta absolutamente funcional al modelo impuesto por las corporaciones. A menos que nos refiramos a la propiedad del dominio de la tierra que ocupan desde antiguos pequeños campesinos de provincias interiores, estaremos sacando el foco de atención de la necesidad de desactivar el modelo para llevarlo, como en una operación distractiva, a los confines del modelo, donde se expande la frontera de agriculturización compulsiva y las situaciones pueden ser sumamente dramáticas, pero nunca decisivas. La insistencia en la consigna de Reforma Agraria por parte de una cierta izquierda, sin el acompañamiento explícito del concepto de Soberanía Alimentaria, encubre la aspiración inconfesable de ampliar el actual modelo de monocultivos transgénicos con nuevos contingentes de sectores rurales, en una operatoria que hemos denominado con sarcasmo: la democratización del modelo sojero. Hoy la cuestión pasa clara y determinantemente, por el uso y no por la propiedad de la tierra, ya que ningún gran capitalista, al precio de la tierra en la actualidad, aceptaría mantener semejantes capitales inmóviles, cuando su dinero se le reproduce más fácilmente en los servicios, en la intermediación o en el uso de la tierra ajena a la que empobrece sin mayores consecuencia para el propio patrimonio.
El problema de esa izquierda es que colaboró en consolidar el modelo de la soja al canalizar hacia luchas sociales a los desocupados de la agricultura. De esa manera, facilitó la instalación del modelo actual asistencial y clientelar, modelo social complementario e indispensable a los planes corporativos que requieren tan solo del territorio y de los bienes naturales: biocombustibles, minería por cianurización, bosques implantados y pasta de papel. Las Corporaciones no necesitan hoy de las derechas, sino que precisan gobernantes y líderes que se ocupen de lo social y que estén convencidos tal como conviene a las empresas, que el hambre del mundo puede solucionarse con más y más biotecnología. Las corporaciones necesitan líderes, con los que puedan negociar las nuevas reglas del dominio internacional, líderes que administren la fragmentación actual de la Sociedad y que acentúen los crecientes astillamientos de las identidades y de los intereses, en las nuevas metrópolis de la pobreza, conglomerados urbanos en procesos de tugurización, siempre al borde de los colapsos ambientales y sumidos en la inseguridad y particularmente en la inseguridad alimentaria.

En las nuevas sociedades globalizadas, la conciencia ciudadana languidece sumida en el consumo de imágenes, mientras la política, pareciera haberse transformado en un modo de vida en que unos pocos hacen negocios y otros muchos se aseguran una salario magro de aquí a las elecciones. El resto, parece dispuesto a optar, una vez más entre la Coca y la Pepsi. El grueso de los intelectuales, permanecen agobiados por su propia historia, en un mecanismo de negación de los fracasos que solo saben leer como derrotas, mecanismo que los conduce a persistir una y otra vez en el mismo o similar error. Sería mucho más ético que reconocieran su propio cansancio y se dedicaran a cuidar a sus nietos, dejando de ser los sostenes eruditos y letrados, de la franja etaria quinceañera en aquella plaza del primero de mayo que intentara disputar la conducción, y hoy, está apropiada de manera hegemó
nica de los resortes del Poder.

Los costados progresistas de la izquierda latinoamericana, manifiestamente anacrónicos en épocas de cambios climáticos y de evidente agotamiento de los recursos de vida del Planeta, su rechazo a comprender la importancia de la ecología en la lucha de los pueblos, y esa contumaz convicción en la neutralidad de las ciencias y de las tecnologías, heredada de los mitos de los siglos XVIII y XIX, los hace funcionales a los intereses de las Corporaciones y al modelo de Globalización y post Globalización. Mientras tanto, las nuevas plagas globales surgidas de esos siniestros estercoleros y pozos sépticos de la nueva y gigantesca industria de producción de carnes en encierro, siembran el terror en las poblaciones del planeta como si fuesen amenazas apocalípticas y posibilitan ingentes negocios de las corporaciones de los medicamentos. Gigantismo de las producciones, bioindustria, monocultivos con transgénicos, desaparición de la biodiversidad, ausencia del Estado, desprotección creciente de los pueblos, contaminación y descenso de los sistemas inmunológicos; son los resultados inevitables de estos modelos que se impulsan tanto desde las derechas como desde las izquierdas. Necesitamos escapar de esas trampas y persistir en la búsqueda de nuevos caminos, somos cada vez más los que participamos en la empresa de salvar el Planeta y recuperar escalas y modos de vida que respeten nuestra propia humanidad. En esta batalla por la vida no existen tareas menores, y el sentido de la responsabilidad personal es uno de los instrumentos más formidables que podemos comprometer en la lucha. De allí la importancia de la concientización y de las prácticas ecológicas que millones de personas están incorporando tales como nuevos hábitos de reciclaje, de rehuso y reutilización, de reemplazar las bolsas de plástico, de desmedicalizar la propia salud, de producir los propios alimentos y de hacer árboles y difundir su plantación, de comprar a pequeños productores en mercados locales y adecuar la alimentación a los frutos de estación, evitando todo lo posible los productos industrializados.
Estamos en el buen camino y somos cada vez más numerosos, ni siquiera nos proponemos ganar, sino que hemos hecho del camino la batalla por la vida. No nos pueden vencer.

Jorge Eduardo Rulli
http://horizontesurblog.blogspot.com/

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jueves, mayo 21, 2009

Charla sobre transgénicos este sábado 23

Saludos desde el barrio Santa Rita,

¿Qué vas a estar haciendo este sábado a las 6 de la tarde? ¡Estoy bien seguro que NADA! Absolutamente nada. Seguramente a esa hora estarás en tu casa haciendo nada, pegado/a al televisor, sufriendo de un caso terminal de "Saturday blues".

Pues, ¿por qué mejor no vienes a La Chiwinha a una charla/tertulia sobre la situación de los transgénicos en Puerto Rico? Daremos una orientación sobre qué son cultivos y alimentos transgénicos, cuál es el rol de nuestro país como laboratorio de experimentos y plataforma de lanzamiento de productos de biotecnología agrícola, y sobre la amenaza que esto presenta para el ambiente, la salud humana y para el futuro de la agricultura ecológica. Presentaremos videos y tendremos una tertulia sobre qué rayos hacer para combatir esta invasión transgénica.

La discusión pública sobre este tema es especialmente importante ahora que el Senado de Puerto Rico tiene ante su consideración un proyecto de ley para promover los cultivos transgénicos en nuestro suelo. Para más información: http://bioseguridad.blogspot.com/search/label/P202

La actividad será en La Chiwinha, un maravilloso espacio de comercio justo en mi barrio de Santa Rita en Río Piedras. Para más información: http://www.lachiwinha.com/La_Placita.html Si necesitan direcciones para llegar, llamen al 787-925-0707 o escriban a comerciojusto@lachiwinha.com

Nos vemos el sábado.

CARMELO RUIZ MARRERO
Autor de "Balada Transgénica" y director del Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico

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Doctors Warn: Avoid Genetically Modified Food

By Jeffrey M. Smith

On May 19th, the American Academy of Environmental Medicine (AAEM) called on “Physicians to educate their patients, the medical community, and the public to avoid GM (genetically modified) foods when possible and provide educational materials concerning GM foods and health risks.”[1] They called for a moratorium on GM foods, long-term independent studies, and labeling. AAEM’s position paper stated, “Several animal studies indicate serious health risks associated with GM food,” including infertility, immune problems, accelerated aging, insulin regulation, and changes in major organs and the gastrointestinal system. They conclude, “There is more than a casual association between GM foods and adverse health effects. There is causation,” as defined by recognized scientific criteria. “The strength of association and consistency between GM foods and disease is confirmed in several animal studies.”

More and more doctors are already prescribing GM-free diets. Dr. Amy Dean, a Michigan internal medicine specialist, and board member of AAEM says, “I strongly recommend patients eat strictly non-genetically modified foods.” Ohio allergist Dr. John Boyles says “I used to test for soy allergies all the time, but now that soy is genetically engineered, it is so dangerous that I tell people never to eat it.”

Dr. Jennifer Armstrong, President of AAEM, says, “Physicians are probably seeing the effects in their patients, but need to know how to ask the right questions.” World renowned biologist Pushpa M. Bhargava goes one step further. After reviewing more than 600 scientific journals, he concludes that genetically modified organisms (GMOs) are a major contributor to the sharply deteriorating health of Americans.

Pregnant women and babies at great risk

Among the population, biologist David Schubert of the Salk Institute warns that “children are the most likely to be adversely effected by toxins and other dietary problems” related to GM foods. He says without adequate studies, the children become “the experimental animals.”[2]

The experience of actual GM-fed experimental animals is scary. When GM soy was fed to female rats, most of their babies died within three weeks—compared to a 10% death rate among the control group fed natural soy.[3] The GM-fed babies were also smaller, and later had problems getting pregnant.[4]

When male rats were fed GM soy, their testicles actually changed color—from the normal pink to dark blue.[5] Mice fed GM soy had altered young sperm.[6] Even the embryos of GM fed parent mice had significant changes in their DNA.[7] Mice fed GM corn in an Austrian government study had fewer babies, which were also smaller than normal.[8]

Reproductive problems also plague livestock. Investigations in the state of Haryana, India revealed that most buffalo that ate GM cottonseed had complications such as premature deliveries, abortions, infertility, and prolapsed uteruses. Many calves died. In the US, about two dozen farmers reported thousands of pigs became sterile after consuming certain GM corn varieties. Some had false pregnancies; others gave birth to bags of water. Cows and bulls also became infertile when fed the same corn.[9]

In the US population, the incidence of low birth weight babies, infertility, and infant mortality are all escalating.

Food designed to produce toxin

GM corn and cotton are engineered to produce their own built-in pesticide in every cell. When bugs bite the plant, the poison splits open their stomach and kills them. Biotech companies claim that the pesticide, called Bt—produced from soil bacteria Bacillus thuringiensis—has a history of safe use, since organic farmers and others use Bt bacteria spray for natural insect control. Genetic engineers insert Bt genes into corn and cotton, so the plants do the killing.

The Bt-toxin produced in GM plants, however, is thousands of times more concentrated than natural Bt spray, is designed to be more toxic,[10] has properties of an allergen, and unlike the spray, cannot be washed off the plant.

Moreover, studies confirm that even the less toxic natural bacterial spray is harmful. When dispersed by plane to kill gypsy moths in the Pacific Northwest, about 500 people reported allergy or flu-like symptoms. Some had to go to the emergency room.[11],[12]

The exact same symptoms are now being reported by farm workers throughout India, from handling Bt cotton.[13] In 2008, based on medical records, the Sunday India reported, “Victims of itching have increased massively this year . . . related to BT cotton farming.”[14]

GMOs provoke immune reactions

AAEM states, “Multiple animal studies show significant immune dysregulation,” including increase in cytokines, which are “associated with asthma, allergy, and inflammation”—all on the rise in the US.

According to GM food safety expert Dr. Arpad Pusztai, changes in the immune status of GM animals are “a consistent feature of all the studies.”[15] Even Monsanto’s own research showed significant immune system changes in rats fed Bt corn.[16] A November 2008 by the Italian government also found that mice have an immune reaction to Bt corn.[17]

GM soy and corn each contain two new proteins with allergenic properties,[18] GM soy has up to seven times more trypsin inhibitor—a known soy allergen,[19] and skin prick tests show some people react to GM, but not to non-GM soy.[20] Soon after GM soy was introduced to the UK, soy allergies skyrocketed by 50%. Perhaps the US epidemic of food allergies and asthma is a casualty of genetic manipulation.

Animals dying in large numbers

In India, animals graze on cotton plants after harvest. But when shepherds let sheep graze on Bt cotton plants, thousands died. Post mortems showed severe irritation and black patches in both intestines and liver (as well as enlarged bile ducts). Investigators said preliminary evidence “strongly suggests that the sheep mortality was due to a toxin. . . . most probably Bt-toxin.”[21] In a small follow-up feeding study by the Deccan Development Society, all sheep fed Bt cotton plants died within 30 days; those that grazed on natural cotton plants remained healthy.

In a small village in Andhra Pradesh, buffalo grazed on cotton plants for eight years without incident. On January 3rd, 2008, the buffalo grazed on Bt cotton plants for the first time. All 13 were sick the next day; all died within 3 days.[22]

Bt corn was also implicated in the deaths of cows in Germany, and horses, water buffaloes, and chickens in The Philippines.[23]

In lab studies, twice the number of chickens fed Liberty Link corn died; 7 of 20 rats fed a GM tomato developed bleeding stomachs; another 7 of 40 died within two weeks.[24] Monsanto’s own study showed evidence of poisoning in major organs of rats fed Bt corn, according to top French toxicologist G. E. Seralini.[25]

Worst finding of all—GMOs remain inside of us

The only published human feeding study revealed what may be the most dangerous problem from GM foods. The gene inserted into GM soy transfers into the DNA of bacteria living inside our intestines and continues to function.[26] This means that long after we stop eating GMOs, we may still have potentially harmful GM proteins produced continuously inside of us. Put more plainly, eating a corn chip produced from Bt corn might transform our intestinal bacteria into living pesticide factories, possibly for the rest of our lives.

When evidence of gene transfer is reported at medical conferences around the US, doctors often respond by citing the huge increase of gastrointestinal problems among their patients over the last decade. GM foods might be colonizing the gut flora of North Americans.

Warnings by government scientists ignored and denied

Scientists at the Food and Drug Administration (FDA) had warned about all these problems even in the early 1990s. According to documents released from a lawsuit, the scientific consensus at the agency was that GM foods were inherently dangerous, and might create hard-to-detect allergies, poisons, gene transfer to gut bacteria, new diseases, and nutritional problems. They urged their superiors to require rigorous long-term tests.[27] But the White House had ordered the agency to promote biotechnology and the FDA responded by recruiting Michael Taylor, Monsanto’s former attorney, to head up the formation of GMO policy. That policy, which is in effect today, denies knowledge of scientists’ concerns and declares that no safety studies on GMOs are required. It is up to Monsanto and the other biotech companies to determine if their foods are safe. Mr. Taylor later became Monsanto’s vice president.

Dangerously few studies, untraceable diseases

AAEM states, “GM foods have not been properly tested” and “pose a serious health risk.” Not a single human clinical trial on GMOs has been published. A 2007 review of published scientific literature on the “potential toxic effects/health risks of GM plants” revealed “that experimental data are very scarce.” The author concludes his review by asking, “Where is the scientific evidence showing that GM plants/food are toxicologically safe, as assumed by the biotechnology companies?”[28]

Famed Canadian geneticist David Suzuki answers, “The experiments simply haven’t been done and we now have become the guinea pigs.” He adds, “Anyone that says, ‘Oh, we know that this is perfectly safe,’ I say is either unbelievably stupid or deliberately lying.”[29]

Dr. Schubert points out, “If there are problems, we will probably never know because the cause will not be traceable and many diseases take a very long time to develop.” If GMOs happen to cause immediate and acute symptoms with a unique signature, perhaps then we might have a chance to trace the cause.

This is precisely what happened during a US epidemic in the late 1980s. The disease was fast acting, deadly, and caused a unique measurable change in the blood—but it still took more than four years to identify that an epidemic was even occurring. By then it had killed about 100 Americans and caused 5,000-10,000 people to fall sick or become permanently disabled. It was caused by a genetically engineered brand of a food supplement called L-tryptophan.

If other GM foods are contributing to the rise of autism, obesity, diabetes, asthma, cancer, heart disease, allergies, reproductive problems, or any other common health problem now plaguing Americans, we may never know. In fact, since animals fed GMOs had such a wide variety of problems, susceptible people may react to GM food with multiple symptoms. It is therefore telling that in the first nine years after the large scale introduction of GM crops in 1996, the incidence of people with three or more chronic diseases nearly doubled, from 7% to 13%.[30]

To help identify if GMOs are causing harm, the AAEM asks their “members, the medical community, and the independent scientific community to gather case studies potentially related to GM food consumption and health effects, begin epidemiological research to investigate the role of GM foods on human health, and conduct safe methods of determining the effect of GM foods on human health.”

Citizens need not wait for the results before taking the doctors advice to avoid GM foods. People can stay away from anything with soy or corn derivatives, cottonseed and canola oil, and sugar from GM sugar beets—unless it says organic or “non-GMO.” There is a pocket Non-GMO Shopping Guide, co-produced by the Institute for Responsible Technology and the Center for Food Safety, which is available as a download, as well as in natural food stores and in many doctors’ offices.

If even a small percentage of people choose non-GMO brands, the food industry will likely respond as they did in Europe—by removing all GM ingredients. Thus, AAEM’s non-GMO prescription may be a watershed for the US food supply.

International bestselling author and independent filmmaker Jeffrey M. Smith is the Executive Director of the Institute for Responsible Technology and the leading spokesperson on the health dangers of GMOs. His first book, Seeds of Deception is the world’s bestselling book on the subject. His second, Genetic Roulette: The Documented Health Risks of Genetically Engineered Foods, identifies 65 risks of GMOs and demonstrates how superficial government approvals are not competent to find most of them. He invited the biotech industry to respond in writing with evidence to counter each risk, but correctly predicted that they would refuse, since they don’t have the data to show that their products are safe.

www.ResponsibleTechnology.org,

info@responsibletechnology.org



[2] David Schubert, personal communication to H. Penfound, Greenpeace Canada, October 25, 2002.

[3] Irina Ermakova, “Genetically modified soy leads to the decrease of weight and high mortality of rat pups of the first generation. Preliminary studies,” Ecosinform 1 (2006): 4–9.

[4] Irina Ermakova, “Experimental Evidence of GMO Hazards,” Presentation at Scientists for a GM Free Europe, EU Parliament, Brussels, June 12, 2007

[5] Irina Ermakova, “Experimental Evidence of GMO Hazards,” Presentation at Scientists for a GM Free Europe, EU Parliament, Brussels, June 12, 2007

[6] L. Vecchio et al, “Ultrastructural Analysis of Testes from Mice Fed on Genetically Modified Soybean,” European Journal of Histochemistry 48, no. 4 (Oct–Dec 2004):449–454.

[7] Oliveri et al., “Temporary Depression of Transcription in Mouse Pre-implantion Embryos from Mice Fed on Genetically Modified Soybean,” 48th Symposium of the Society for Histochemistry, Lake Maggiore (Italy), September 7–10, 2006.

[8] Alberta Velimirov and Claudia Binter, “Biological effects of transgenic maize NK603xMON810 fed in long term reproduction studies in mice,” Forschungsberichte der Sektion IV, Band 3/2008

[9] Jerry Rosman, personal communication, 2006

[10] See for example, A. Dutton, H. Klein, J. Romeis, and F. Bigler, “Uptake of Bt-toxin by herbivores feeding on transgenic maize and consequences for the predator Chrysoperia carnea,” Ecological Entomology 27 (2002): 441–7; and J. Romeis, A. Dutton, and F. Bigler, “Bacillus thuringiensis toxin (Cry1Ab) has no direct effect on larvae of the green lacewing Chrysoperla carnea (Stephens) (Neuroptera: Chrysopidae),” Journal of Insect Physiology 50, no. 2–3 (2004): 175–183.

[11] Washington State Department of Health, “Report of health surveillance activities: Asian gypsy moth control program,” (Olympia, WA: Washington State Dept. of Health, 1993).

[12] M. Green, et al., “Public health implications of the microbial pesticide Bacillus thuringiensis: An epidemiological study, Oregon, 1985-86,” Amer. J. Public Health 80, no. 7(1990): 848–852.

[13] Ashish Gupta et. al., “Impact of Bt Cotton on Farmers’ Health (in Barwani and Dhar District of Madhya Pradesh),” Investigation Report, Oct–Dec 2005.

[14] Sunday India, October, 26, 2008

[15] October 24, 2005 correspondence between Arpad Pusztai and Brian John

[16] John M. Burns, “13-Week Dietary Subchronic Comparison Study with MON 863 Corn in Rats Preceded by a 1-Week Baseline Food Consumption Determination with PMI Certified Rodent Diet #5002,” December 17, 2002 http://www.

monsanto.com/monsanto/content/sci_tech/prod_safety/fullratstudy.pdf

[17] Alberto Finamore, et al, “Intestinal and Peripheral Immune Response to MON810 Maize Ingestion in Weaning and Old Mice,” J. Agric. Food Chem., 2008, 56 (23), pp 11533–11539, November 14, 2008

[18] See L Zolla, et al,Proteomics as a complementary tool for identifying unintended side effects occurring in transgenic maize seeds as a result of genetic modifications,” J Proteome Res. 2008 May;7(5):1850-61; Hye-Yung Yum, Soo-Young Lee, Kyung-Eun Lee, Myung-Hyun Sohn, Kyu-Earn Kim, “Genetically Modified and Wild Soybeans: An immunologic comparison,” Allergy and Asthma Proceedings 26, no. 3 (May–June 2005): 210-216(7); and Gendel, “The use of amino acid sequence alignments to assess potential allergenicity of proteins used in genetically modified foods,” Advances in Food and Nutrition Research 42 (1998), 45–62.

[19] A. Pusztai and S. Bardocz, “GMO in animal nutrition: potential benefits and risks,” Chapter 17, Biology of Nutrition in Growing Animals, R. Mosenthin, J. Zentek and T. Zebrowska (Eds.) Elsevier, October 2005

[20] Hye-Yung Yum, Soo-Young Lee, Kyung-Eun Lee, Myung-Hyun Sohn, Kyu-Earn Kim, “Genetically Modified and Wild Soybeans: An immunologic comparison,” Allergy and Asthma Proceedings 26, no. 3 (May–June 2005): 210-216(7).

[21] “Mortality in Sheep Flocks after Grazing on Bt Cotton Fields—Warangal District, Andhra Pradesh” Report of the Preliminary Assessment, April 2006, http://www.gmwatch.org/archive2.asp

[22] Personal communication and visit, January 2009.

[23] Jeffrey M. Smith, Genetic Roulette: The Documented Health Risks of Genetically Engineered Foods, Yes! Books, Fairfield, IA USA 2007

[24] Arpad Pusztai, “Can Science Give Us the Tools for Recognizing Possible Health Risks for GM Food?” Nutrition and Health 16 (2002): 73–84.

[25] Stéphane Foucart, “Controversy Surrounds a GMO,” Le Monde, 14 December 2004; referencing, John M. Burns, “13-Week Dietary Subchronic Comparison Study with MON 863 Corn in Rats Preceded by a 1-Week Baseline Food Consumption Determination with PMI Certified Rodent Diet #5002,” December 17, 2002 http://www.monsanto.com/monsanto/content/sci_tech/prod_safety/fullratstudy.pdf

[26] Netherwood et al, “Assessing the survival of transgenic plant DNA in the human gastrointestinal tract,” Nature Biotechnology 22 (2004): 2.

[27] See memos at www.biointegrity.org

[28] José Domingo, “Toxicity Studies of Genetically Modified Plants : A Review of the Published Literature,” Critical reviews in food science and nutrition, 2007, vol. 47, no8, pp. 721-733

[29] Angela Hall, “Suzuki warns against hastily accepting GMOs”, The Leader-Post (Canada), 26 April 2005.

[30] Kathryn Anne Paez, et al, “Rising Out-Of-Pocket Spending For Chronic Conditions: A Ten-Year Trend,” Health Affairs, 28, no. 1 (2009): 15-25

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