Dicho flujo genético ocurrió a pesar de que las poblaciones silvestres se encuentran a miles de kilómetros de los sitios en los cuales se sembró algodón transgénico.
México es centro de origen y diversidad de la especie de algodón más cultivada en el mundo: Gossypium hirsutum, y de muchas otras (chile, cacao, calabacitas, frijoles, chía, maíz, jitomate, etcétera), por lo que es considerado una de las cunas de la agricultura. Desde que se liberaron los primeros transgénicos, los científicos alertamos sobre los riesgos de escape de los transgenes a zonas no previstas, y los riesgos adicionales para los centros de origen. Pero el algodón GM fue liberado a escala experimental en el norte del país desde 1996 y hoy cubre miles de hectáreas.
El citado artículo es particularmente importante y preocupante porque:
1) Demuestra que los genes y transgenes de algodón pueden moverse de una población a otra a miles de kilómetros de distancia. Esto sugiere que el movimiento de transgenes se da vía las semillas una vez que se les quita la fibra.
2) Las poblaciones de algodón silvestre mexicano en que se están acumulando transgenes rápidamente están evolucionando y con ello aumentan las posibilidades de efectos no deseados e impredecibles. Ya encontramos algodones silvestres con combinaciones novedosas de transgenes que están ausentes en los algodones GM.
¿Por qué estos resultados son tan relevantes y preocupantes? Este caso constituye el tercero a escala mundial en el que transgenes de cultivos GM se han escapado y se han establecido en poblaciones naturales, y es el primer caso en un país en desarrollo. Demuestra la importancia de la dispersión de semillas en el movimiento de transgenes a muy largas distancias, una vía que ha sido poco considerada en las discusiones en torno a flujo de transgenes que se centran en controlar el movimiento del polen.
Lecciones para el maíz: estos resultados, aunados a los datos de flujo de transgenes de maíz GM, demuestran que la restricción a la siembra de transgénicos en ciertas regiones o estados del país no es una medida que evite la dispersión, acumulación y recombinación de transgenes en las variedades cultivadas nativas o parientes silvestres.
En constraste, el intercambio y movilidad de semillas son inevitables e imprescindibles para la supervivencia a largo plazo de la diversidad genética de los cultivos en sus centros de origen y diversidad, por lo que la aprobación de maíz transgénico en cualquier parte de México implicará el flujo de transgenes hacia los maíces nativos cultivados en sitios distantes, así como a sus parientes silvestres, los teocintles. Estos transgenes se acumularán y recombinarán, produciendo eventualmente efectos no deseados.
Bioseguridad con base científica: el caso del algodón demuestra que el gobierno mexicano ha sido incapaz de garantizar la bioseguridad de uno de los cultivos originados y diversificados en México. La bioseguridad del maíz implica retos aún mayores por ser de polinización cruzada: los transgenes en este cultivo se mueven tanto en el polen como en las semillas.
Si bien se han encontrado transgenes en poblaciones de maíz nativo, están presentes en lugares muy restringidos y en bajas cantidades, por lo que es urgente y aun posible revertir el proceso de acumulación de transgenes en estas poblaciones. El flujo transgénico viola el derecho de los agricultores de guardar su propia semilla libre de transgénicos, y los pondrá a expensas de las corporaciones dueñas de las patentes de los transgenes. Esto amenaza la soberanía alimentaria, y los modos de reproducción de la agricultura indígena y campesina imprescindibles para garantizar la diversidad de las semillas que sustentan nuestra autosuficiencia alimentaria y producción sustentable de alimentos.
En contraste, se han documentado múltiples riesgos a la salud, ambiente y a los sistemas agroalimentarios, así como insuficiencias tecnológicas (v. gr., no aumentan rendimientos) inherentes al uso de maíz transgénico (UCSS). Dichos riesgos tendrán implicaciones aún más preocupantes en un país en el que el maíz se consume en grandes cantidades y casi sin procesar.
Para garantizar la bioseguridad de cualquier cultivo para el cual México es centro de origen y/o diversificación, se debe prohibir la liberación de estos cultivos transgénicos en todo el territorio nacional. Los datos de Conabio demuestran además que, para el maíz, la totalidad del territorio mexicano es centro de origen/diversidad: ¡urge establecer este acuerdo legalmente! También urgen medidas eficaces para evitar la infiltración por nuestras fronteras de semillas de maíces transgénicos viables, o de granos transgénicos en acervos de híbridos comerciales etiquetados como no transgénicos.
Elena Álvarez-Buylla Roces y Alma Piñeyro. Programa de Agricultura y Alimentación, Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad.
Fuente: La Jornada