ESPERANZA, NO BARULLO: EL FUTURO DE LA AGRICULTURA
Prof. Jack A. Heinemann
Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda
UNA síntesis de la mejor ciencia aplicada a la agricultura fue el ambicioso objetivo de un proyecto iniciado en 2003 titulado Evaluación Internacional del Papel del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola, abreviado como IAASTD. Este proyecto es el resultado conjunto de las más importantes instituciones en agricultura y desarrollo iniciado por el Banco Mundial y conducido en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF) (IAASTD, 2008).
La Evaluación completa está compuesta por un reporte global multi-capitulado y cinco reportes sub-globales multi-capitulados con dos documentos generales, el Resumen de la evaluación mundial preparado para los responsables de la toma de decisiones y el Informe de Síntesis. El proyecto completo fue supervisado por una oficina gobernada por las diferentes partes involucradas compuesta por representantes de gobiernos, agencias financiadoras, el sector privado y las organizaciones no gubernamentales (ONG). Esta es la evaluación global más importante y más diversa de la agricultura que jamás se haya hecho (Rivera-Ferre, 2008); con la esperanza, de que no haya sido completada demasiado tarde. Ahora más que nunca la agricultura se encuentra bajo una importante revisión, dado que es cada vez más evidente que los beneficios e impactos de ella no son compartidos equitativamente entre los ricos y los pobres. La Evaluación se propuso la ambiciosa tarea de responder a la pregunta central de cómo la agricultura, en el 2050, podría contribuir a una humanidad sana y bien alimentada a pesar de los desafíos de extensa degradación ambiental, de crecimiento de la población y del cambio climático, y hacerlo de tal manera que el potencial de producir alimentos no se pierda por la forma en la que hacemos agricultura. Una de las respuestas fue simple. Ese objetivo fracasará debido a la manera en la que hacemos agricultura actualmente. El cómo deberíamos hacer agricultura no fue una pregunta simple por responder.
Nadie puede saber de manera segura si habrá una tecnología capaz de alimentar por siempre al mundo. Al menos por el momento, debemos estar tan atentos a limitar nuestros apetitos como lo somos con nuestra capacidad de producir más alimentos, combustibles y materiales. La Evaluación tuvo palabras duras para las sociedades que han consumido de manera desproporcionada. Y palabras todavía más fuertes por sus intentos de mantener su consumo usando subsidios y mecanismos comerciales de distorsión de mercados y marcos asimétricos de DPI. Lo que está claro es que la biotecnología moderna – al menos en la forma en la que la hemos desarrollado e implementado- no puede alimentar al mundo.
Lo que la Evaluación encontró con respecto a los OGM fue que:
1. No existe evidencia de un aumento general, sostenido o fiable, del rendimiento de los cultivos GM en los 12 años desde que fueron liberados comercialmente por primera vez.
2. No existe evidencia de una reducción sostenida de los gastos por parte de los agricultores que adoptan los cultivos GM, ni tampoco un aumento sostenido y fiable de las ganancias.
3. No existe evidencia de una reducción sostenible en la utilización de plaguicidas. En realidad, existe un aumento drástico en el uso de algunos herbicidas, y la manera particular en la que son usados en los cultivos GM está subestimando las opciones de control de malezas de los agricultores convencionales.
4. La gran mayoría de los cultivos GM no fueron diseñados para aumentar los rendimientos, sino que fueron diseñados para vender agroquímicos particulares o pesticidas biológicos.
5. No existe evidencia de que la ingeniería genética ha sido efectiva en producir los cultivos y los animales necesitados por la mayoría de los granjeros del mundo, o a precios que puedan pagar.
6. La apropiación a gran escala del germoplasma vegetal como propiedad intelectual de algunas mega-corporaciones está consolidando la industria semillera, así como amenaza la agrobiodiversidad y la diversidad vegetales. Existen todas las razonas para esperar la misma contradicción con el germoplasma animal si los animales GM algún día se convierten en productos comerciales viables.
7. Los nuevos OGM deben ser objeto de evaluaciones uniformes de seguridad y de impactos ecológicos que sean de la mejor calidad posible, asimismo como de mayor transparencia e independencia con respecto a lo que ha sido realizado con los OGM existentes.
La adopción de los cultivos GM es consistente con un número de “excesivas simplificaciones”, o de mono-culturización, tendencias propias de la agricultura en las últimas décadas. La más evidente ha sido los grandes monocultivos que caracterizan los sistemas de cultivo en países como los Estados Unidos, Canadá y Argentina, los que también disponen de algunas de las áreas más grandes dedicadas a la producción de cultivos GM. Los monocultivos requieren grandes cantidades de insumos externos para intentar restaurar los suelos, y grandes cantidades de pesticidas debido a las poblaciones importantes de plagas específicas que las invaden. La simplificación excesiva del paisaje agrícola debido a los monocultivos de plantas y animales subestima la resiliencia del agroecosistema y, de esa manera, la sostenibilidad. La comercialización de los OGM no muestra signos de salirse del modelo de monocultivo. El intento de simplificación del manejo de plagas con la ingeniería genética ha provocado un aumento en las aplicaciones de un pequeño número de agroquímicos. Esta práctica aumenta la frecuencia de la resistencia de estos químicos y reduce la diversidad de los productos alternativos, consecuentemente, amenaza la sostenibilidad de los rendimientos tanto en los agroecosistemas con OGM, o sin ellos. Finalmente, el modelo industrial agrícola está correlacionado con la simplificación excesiva de las dietas (Chávez y Muñoz, 2002; Hawkes, 2006; Scialabba; 2007; Tee; 2002). En muchos países, la malnutrición está marcada por un gran número de personas por debajo de un peso normal, o bien, con sobrepeso, muchas veces dentro de los mismos hogares. Las fuentes de grasas, proteínas y carbohidratos provienen de un número reducido de tipos de plantas y animales, dejando a las personas vulnerables a las enfermedades debido a una malnutrición de micronutrientes.
Lo que la Evaluación encontró con respecto a otras soluciones fue que:
1. Existe evidencia sustancial de que la inversión en métodos agroecológicos puede contribuir a alimentar al mundo de una forma sostenible.
2. Debemos volver a invertir cuánto antes en tecnologías que ya hayan sido probadas, como lo son el mejoramiento convencional y la selección asistida por marcadores moleculares.
3. Los marcos de DPI deben ser revisados urgentemente. Si el material biológico continúa siendo protegido por patentes y similares instrumentos, entonces deberán de cambiar tanto la manera en la que la propiedad intelectual es descrita, así como los incentivos en las instituciones públicas para desarrollar propiedad intelectual.
4. La vasta agricultura de los países exportadores deben adoptar inmediatamente políticas de comercio y de ayuda que promuevan la seguridad y soberanía alimentaria fuera de sus propias fronteras.
Lo que caracteriza el presente es que al mundo le falta voluntad y no medios para alimentar a todos; lo que caracteriza el futuro es que tal vez también nos falten los medios por lo tanto debemos prepararnos ahora para ese día.
El propósito de esta presentación no es enfrentar la biotecnología moderna a otras biotecnologías, sino trazar la ruta del desarrollo de una biotecnología correcta para poder lograr los objetivos mutuos de tener alimentos abundantemente nutricionales y sabrosos, adecuados y apreciados localmente, y conseguirlo sin perder la capacidad de continuar alimentando a las futuras generaciones. Es también esencial que el camino hacia este futuro de la alimentación refuerce también a las comunidades locales y construya además economías locales. La Evaluación confía que el camino para alimentar al mundo de una forma sostenible, no sólo logrará una agricultura más resiliente sino que en el proceso, restaurará nuestro ecosistema global y detendrá la pérdida de nuestras diversas agriculturas humanas.
Es bien recibido el hecho de que la biotecnología moderna, incluyendo a los transgénicos, puede contribuir y ser compatible con las grandes soluciones sociales y ecológicas. Pero llegó el momento de que los OGM hagan un aporte real o bien se silencien.
Alimentar al mundo y al mismo tiempo construir agroecosistemas y sociedades sostenibles necesitará más que del conocimiento agroecológico actual (Tilman et al., 2002). Los gobiernos, los filántropos y la industria deben invertir en investigación y en instituciones que construyan conocimiento y mejoren metodologías, así como ayudar a adecuar implementaciones. Este conocimiento debe ser realizado en colaboración con los agricultores y distribuido a través de los servicios de extensión, de las organizaciones no gubernamentales y del sector privado.
¿Puede el mundo seguir una agricultura agroecológica que además sea beneficiosa? La probabilidad es alta pero no existe duda alguna de que habrá que contar con nuevos modelos económicos, ya que para lograr los objetivos discutidos anteriormente se necesita más que pequeños ajustes tecnológicos y de tarifas. Necesitamos ser capaces de dar cuentas de los verdaderos costos del uso de recursos no renovables, como en el caso de los combustibles fósiles, asimismo, el valor de los “suelos marginales” y agua como servicios de los ecosistemas debe ser identificado.
La contribución de los conservacionistas in situ, especialmente agricultores, debe ser reconocida. Finalmente, debemos cambiar la pregunta de “¿Cuánto se puede obtener a partir de los cultivos en estas tierras, o de los animales pastando en este prado? a ¿Cuánto costará no tener esta tierra, estos cultivos, estos animales o estos agricultores?”.
Las biotecnologías adecuadas son sofisticadas y efectivas en lo que hacen. “Una idea errónea muy frecuente es que la agricultura orgánica significa un retroceso hacia un modo primitivo de hacer agricultura. Si bien es cierto que la agricultura orgánica se construye a partir del conocimiento y de las prácticas tradicionales, lo que ofrece es un sistema agrícola moderno y ecológicamente intensivo que puede desempeñase con éxito sin la necesidad de ningún fertilizante o plaguicida sintético” (Scialabba, 2007, p. 217).
Un regreso hacia los sistemas de bajo rendimiento y pocos insumos que caracterizan la mayoría de África no es la solución, pero las estrategias modernas agroecológicas no son de bajo rendimiento, sin embargo, requieren de pocos insumos. La reducción de insumos en la mayoría de los agroecosistemas proveerá de la flexibilidad necesaria para aplicar los insumos externos en otros agroecosistemas, sin perder la sostenibilidad global. La correcta biotecnología está disponible y puede ser implementada ahora mismo, con la condición de que los agricultores pobres y de subsistencia reciban acceso a instituciones que construyen el conocimiento local y esparcen la innovación, y no se les impida desarrollar sus propios mercados. La receta para el éxito se encuentra en la Evaluación.
ReferenciasChávez, A. and Muñoz, M. 2002. Food security in Latin America. Food Nutr. Bull. 23, 349-350.Hawkes, C. 2006. Uneven dietary development: linking the policies and processes of globalization with the nutrition transition, obesity and diet-related chronic diseases. Global. Health 2:4, p.18. http://www.globalizationandhealth.com/content/2/1/4Heinemann, J. A. 2009. Hope not Hype. The future of agriculture guided by the International Assessment of Agricultural Knowledge, Science and Technology for Development (Penang, Third World Network). http://www.twnside.org.sg/title2/books/Hope.not.Hype.htmIAASTD. History of the IAASTD. http://www.agassessment.org/ index.cfm?Page=IAASTD_History&ItemID=159Rivera-Ferre, M. G. 2008. The future of agriculture. EMBO Rep. 9, 1061-1066. http://www.nature.com/embor/journal/v9/n11/full/embor2008196.htmlScialabba, N. E.-H. 2007. Organic agriculture and food security in Africa. In Africa Can Feed Itself, A. Nærstad (ed.) (Oslo, AiT AS e-dit), pp. 214-228. http://www.agropub.no/asset/2636/1/2636_1.pdfTee, E.-S. 2002. Priority nutritional concerns in Asia. Food Nutr. Bul. 23, 345-348.http://www.nutriscene.org.my/journals/Tee 2002 - Nutrition concerns in Asia.pdfTilman, D., Cassman, K. G., Matson, P. A., Naylor, R. and Polasky, S. 2002. Agricultural sustainability and intensive production practices. Nature 418, 671-677. http://www.nature.com/nature/journal/v418/n6898/full/nature01014.html
Etiquetas: es, IAASTD, Jack Heinemann
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