Elizabeth Bravo: Transgénicos en Suramérica
Transgénicos en Sudamérica
Por Elizabeth BravoEl futuro de los cultivos transgénicos en América del Sur está marcado por situaciones antagónicas. Por un lado tenemos la declaratoria de una moratoria por 10 años a la liberación de transgénicos en Perú y por otro lado está la aprobación de la Ley de Revolución Productiva en Bolivia.
EXTRACTO:
Sujetos sociales
En América Latina ha habido una evolución de los actores sociales para enfrentar los cultivos transgénicos. A mediados de la década del noventa, prácticamente no había organizaciones preocupadas por la problemática de los transgénicos en América Latina, a pesar de que ya en Argentina había unos cuantos millones de hectáreas sembradas con soya transgénica. En 1999 tuvo lugar la primera reunión latinoamericana que abordó el tema en la ciudad de Quito, agrupando a organizaciones de campesinos, ambientalistas, de desarrollo rural y religiosas. Un resultado fue la creación de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos, que existe hasta ahora con participación más activa de organizaciones no gubernamentales.
Hacia finales de la década de los años noventa el discurso anti transgénico fue acogido por las organizaciones campesinas, especialmente la Vía Campesina y la Coordinación de Organizaciones del Campo, sección latinoamericana de la Vía Campesina (CLOC), así como organizaciones ecologistas y de consumidores en la región. Se unió el tema de los transgénicos al de la soberanía alimentaria, lo que potencia su discurso.
En Perú varios gobiernos locales están declarando sus territorios libres de transgénicos y en Colombia algunas comunidades indígenas hicieron lo mismo.
En los países donde los cultivos transgénicos están totalmente establecidos, se han retomado las antiguas campañas en contra de los plaguicidas. Este es el caso del Brasil, donde las organizaciones de agroecología llevan a cabo esa lucha. En Argentina los vecinos de las zonas fumigadas se organizaron en contra de las fumigaciones con la Campaña "Paren de Fumigar", llevada a cabo en más de 70 pueblos y comunidades en las que se lucha para frenar la expansión de los cultivos de soja transgénica y el uso irracional de pesticidas que éste conlleva.
Agenda inmediata
El futuro de los cultivos transgénicos en América del Sur está marcado por situaciones antagónicas. Por un lado tenemos la declaratoria de una moratoria por 10 años a la liberación de transgénicos en Perú, que fue un logro de las organizaciones sociales peruanas, pero aún debe esperarse qué hace el nuevo gobierno.
Por otro lado está la aprobación de la Ley de Revolución Productiva en Bolivia, que aunque abre la posibilidad de aprobar nuevos cultivos transgénicos, aún cabe esperar que la palabra del presidente Evo Morales se mantenga al asegurar que en Bolivia están prohibidos los transgénicos.
Este año se recuerda con preocupación la liberación hecha en Brasil de mosquitos transgénicos para el control del dengue y la aprobación de nuevas variedades de semillas transgénicas que incluyen variedades resistentes a herbicidas más fuertes como el Dicamba, lo que significará mayor uso de plaguicidas y mayores impactos en la salud y el ambiente (hasta el momento hay más de 20 diferentes tipos de transgénicos aprobados en Brasil).
Está en la agenda también una posible introducción en el campo de eventos transgénicos de caña y de eucalipto en Brasil, lo que potenciará más la industria de los agro combustibles, especialmente del etanol, y con posibilidades de irradiarse a otros países de la región.
Por otro lado, está la adopción de un nuevo tipo de soya transgénica en Argentina, que obligará a los agricultores a firmar contratos que les impiden guardar semillas y les obligan a aplicar un paquete tecnológico (incluyendo el glifosato), y a vender solo a las empresas que forman parte del circuito con los que Monsanto firma convenios. Con esto se consolida el poder de la empresa en ese país. A lo que se añade la reciente aprobación de la soya transgénica con resistencia a glifosato en Colombia.
Con todo, la conciencia sobre los peligros que producen los transgénicos sigue aumentando. Por eso en Argentina las poblaciones se organizaron en torno a la problemática de las fumigaciones asociadas a los cultivos de soya con resistencia a glifosato, los médicos han formado sus redes propias para enfrentarla, los consumidores de la región conocen más sobre el peligro de los alimentos genéticamente modificados y las organizaciones campesinas siguen demandando soberanía alimentaria y rechazando las semillas modificadas genéticamente.
Fuente: Sudamérica Rural
******