La semilla
La guerra por el poder económico del mundo toma cada vez formas más sutiles. Cuando la multinacional Monsanto comenzó a adquirir patentes sobre semillas modificadas genéticamente, pocos previeron hasta dónde podría llegar con sus planes.
Una guerra solapada a cargo de multinacionales está exterminando la vida, medio ambiente y cultura de la población campesina e indígena del Paraguay: la soja transgénica
La guerra por el poder económico del mundo toma cada vez formas más sutiles.
Cuando la multinacional Monsanto comenzó a adquirir patentes sobre semillas modificadas genéticamente, pocos previeron hasta dónde podría llegar con sus planes. Paraguay es un ejemplo de las consecuencias que produjo este modelo, al igual que Argentina, y Uruguay no se está quedando atrás (ya tenemos 300 mil hectáreas de soja RR) (USDA 2005). El fin es controlar la industria alimentaria, o sea que no alcanza con poseer patentes sobre algunas semillas modificadas sino que hay que exterminar el resto. En México, cuna del maíz con miles de variedades, es difícil encontrar maíz no transgénico, pues la contaminación genética es enorme. Varias compañías agroalimentarias occidentales están comprando empresas semilleras en países subdesarrollados para vender semillas transgénicas y así controlar el mercado mundial de alimentos, eliminando las semillas tradicionales.
El cultivo de soja transgénica en Paraguay comenzó en año 1999. Entró en forma ilegal, traída de contrabando, con la complicidad de las autoridades. La superficie de cultivo fue aumentando hasta alcanzar las 1.600.000 hectáreas en el ciclo 2003/04, prácticamente dos millones de hectáreas al año siguiente. Los cultivos se extienden a lo largo de cientos de kilómetros y afectan zonas muy cercanas a comunidades, colonias y otros asentamientos campesinos e indígenas, incluyendo escuelas, hogares, chacras familiares y comunitarias.
Los cultivos y semillas tradicionales van desapareciendo gradualmente. Es una agricultura que utiliza semillas propiedad de multinacionales, maquinarias, implementos y agrotóxicos importados, casi no contrata mano de obra y cuando lo hace es extranjera, y las ganancias se depositan en bancos del extranjero. Lo único que le deja al país es el suelo erosionado y el agua envenenada.
La soja RR (Roundup Ready), propiedad de la multinacional Monsanto, fue diseñada genéticamente para resistir al herbicida Roundup, el cual se vende junto con la semilla por ser también creación de esta empresa. El objetivo que pretende cumplir este "invento" es que a la aplicación de este herbicida sólo sobreviva el cultivo modificado. Además de la soja existen otros cultivos RR, como maíz y eucalipto.
Los productos a base de glifosato también contienen otros compuestos que pueden ser tóxicos, aunque se los denomina engañosamente "inertes" y no se especifican en las etiquetas del producto. Por lo tanto las características toxicológicas de los productos de mercado son diferentes a las del glifosato solo. La formulación herbicida más utilizada (Roundup) contiene el surfactante polioxietileno-amina (POEA), ácidos orgánicos de glifosato relacionados, isopropilamina y agua. El POEA tiene una toxicidad aguda de tres a cinco veces mayor que la del herbicida solo.