lunes, julio 14, 2008

Del hidronacionalismo al entreguismo para las tierras y el aire

La Invasión Brasileña, las sandalias y el FMI

Luis Agüero Wagner

"Oportunidade de Terras no Paraguai" rezaba un espacio comercial publicado en el periódico O Estado de Sao Paulo el 12 de enero de 1979, testimoniando el negociado del cual surgiría la actual problemática que aqueja al campesinado paraguayo.

Luego de desarrollar una tenaz campaña anti-brasileña por casi cuatro décadas tomando como coartada el hidro-nacionalismo pirotécnico, que no se compadece de su actitud complaciente con respecto a las invasiones de colonos brasileños abocados a la contaminación ambiental y tráfico de soja tansgénica que afectan al este del Paraguay, los principales medios paraguayos y en particular el diario ABC color han puesto el grito en el cielo por la amenaza de una asamblea de campesinos de ocupar las fincas de dichos invasores en protesta por la inacción del gobierno ante dicho atropello.

Los principales diarios de la capital paraguaya han dedicado en estos días grandes espacios en defensa de la oligarquía agro-ganadera del país, que aglutinada en la Asociación Rural del Paraguay pidió ayer "invasión cero" y seguridad jurídica al Obispo Fernando Lugo, recientemente electo presidente de la república. También atacaron la distribución populista de la tierra realizada en las últimas seis décadas, que sólo trajo según ellos más pobreza, aunque abunden entre los miembros de la Rural grandes beneficiarios del reparto de la tierra que realizaba en tiempos del dictador neo-Nazi Alfredo Stroessner el Instituto de Bienestar Rural, a la sazón responsable de llevar adelante la reforma agraria.

Grandes extensiones de tierra fueron adjudicadas por la dictadura a propietarios ausentes durante el gobierno de Stroessner, cuando el organo responsable de distribuir tierras era administrado por Juan Manuel Frutos, a la vez cabeza de la filial local de la Liga Mundial Anticomunista que tenía como una de sus fuentes de financiamiento al grupo del Reverendo Moon, uno de los bloques de poder en Paraguay que más influencia ejerce sobre la prensa. Como derivación de la repartición de tierras surgió la casta de privilegiados allegados al dictador que se quedaron con grandes extensiones de territorio por monedas, dividiéndolas en inmensos terrenos y ofertándolas en el exterior, sobre todo en Brasil.
"Oportunidade de Terras no Paraguai" rezaba un espacio comercial publicado en el periódico O Estado de Sao Paulo el 12 de enero de 1979, testimoniando el negociado del cual surgiría la actual problemática que aqueja al campesinado paraguayo.

Reunidos en Asamblea, representantes de varias decenas de comisiones y organizaciones de labriegos del departamento de San Pedro, decidieron ayer invadir 60 fincas de estos colonos brasileños que se encuentran en esa región, hartos de que les envenenen con los letales agrotóxicos utilizados para fumigar las plantaciones de soja transgénica, y de que los grupos paramilitares contratados por estos traficantes de granos atropellen sus parcelas con la complacencia de las autoridades paraguayas.

El agricultor Pedro Pablo Silva, de 71 años, sigue internado en un hospital de Asunción luego de haber sido atacado con disparos de armas de fuego por su activismo contra estas plantaciones, que por mucho tiempo violaron impunemente las leyes anti-transgénicos. La empresa multinacional Delta and Pine Land Company, subsidiaria de Monsanto, es responsable de haber depositado varias toneladas de basura tóxica en un apartado rincón del departamento paraguayo de Paraguari, hecho condenado por los tribunales del país por su costo en salud y vidas humanas, aunque nunca el castigo haya llegado a los responsables, que optaron por clausurar sus oficinas y mandarse mudar del país.

Los campesinos también denunciaron que los capos mafiosos del tráfico de soja y maíz trangénico cuentan con la protección de los militares de la zona, que resguardan sus estancias listos para reprimir a los campesinos que reivindiquen sus derechos.

El gobierno saliente se ha lavado las manos diciendo que la responsabilidad de resolver el conflicto recaerá sobre el mandatario recientemente electo, que asumirá en agosto. El signo de las políticas que el gobierno electo pueda aplicar no dan muchas esperanzas a los pequeños agricultores, considerando que uno de los principales aportantes a la campaña electoral del obispo Fernando Lugo fue uno de los pesos pesados del sector agro exportador de Paraguay, el brasileño Tranquilo Favero.

A su vez la mayoría de los asesores que rodean al obispo, que ha hecho un emblema de su humilde costumbre de calzar sandalias, aunque rodeado de referentes de las clases más opulentas y de los políticos más corruptos del país, sólo opinan a favor del gran productor y son devotos creyentes en el laissez faire y el precio de mercado como reguladores de la economía internacional. El ministro de Hacienda recientemente nombrado, Dionisio Borda, es un conocido referente neoliberal impuesto a los sucesivos gobiernos paraguayos por presión del FMI y directivas de la embajada norteamericana de Asunción.

La mayoría de los grupos y organizaciones que apoyaron la candidatura del obispo a la presidencia del Parguay, a su vez, han recibido para solventar sus campañas proselitistas fuertes sumas procedentes de USAID, una institución que en Estados Unidos hoy se encuentra acusada de fraude sistemático por la General Accountability Office (GAO), y que acaba de reemplazar por corrupto a su corrupto funcionario Adolfo Franco por José Cárdenas, un ex directivo de la Fundación Nacional Cubano Americana, organización acusada de varios actos de terrorismo en el Caribe.

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