La lucha contra UPOV en Costa Rica
La resistencia a UPOV (Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales) y la privatización de la vida en Costa Rica
Entrevista a Silvia Rodríguez Cervantes, integrante de la Red por la Biodiversidad de Costa Rica y activa participante del movimiento social que impulsó el Referéndum contra el TLC durante el año 2007 y que en estos momentos se encuentra trabajando por la realización de un Referendum para que se consulte a la ciudadanía sobre la aprobación de UPOV frente al intento de aprobar una Ley que lo acepte en el Congreso costarricense.
¿Cómo han salido parados los movimientos sociales por el NO del Referendum?
Los primeros días fueron de atontamiento o de aturdimiento. Después de la movilización ciudadana que se había ido incrementando a lo largo y ancho del país, no podíamos creer que hubiéramos perdido. Seis días antes del referendo las encuestas, aún de las agencias sesgadas hacia el Si, tuvieron que reconocer que el No estaba siendo favorecido con seis puntos de ventaja. A pesar de eso, algunos y algunas presagiamos la derrota tres días antes del referendo.
Resulta de que había demasiados intereses en juego que no iban a permitir que se concretara nuestro triunfo. No lo permitiría ni el embajador de Estados Unidos que se había mostrado totalmente beligerante en forma pública a favor del TLC. Tampoco lo iban a permitir las cámaras de empresarios nacionales y la cámara "americana" ni los medios de comunicación impresa ni televisiva, incluyendo la cadena internacional de CNN. Menos aún iba a permitir el triunfo del No el presidente de la república que cuando candidato no tuvo empacho en decir que iba a gobernar con "tiranía en la democracia", cosa que así ha hecho manteniendo control sobre otros poderes: la asamblea legislativa en donde domina con apretados 38 votos, pero suficientes para ser mayoría; la sala constitucional que está bajo sus órdenes desde el momento en que hace tres o cuatro años "interpretó" la constitución para permitir la reelección presidencial y así favorecer la candidatura del actual presidente; y el tribunal supremo de elecciones.
Con este férreo blindaje no hubo forma de lograr que se frenara la descarada propaganda de pánico que siguió circulando a pesar de estar ya en el triduo de "amnistía" en que los contendientes deben parar sus respectivas manifestaciones. Consultado el Tribunal sobre esta situación, manifestó que eso eran "noticias" y no propaganda. Esas "noticias" siguieron insistiendo en prensa, radio y televisión así como en el interior de las mismas fábricas, que éstas se iban a cerrar, que la gente perdería empleos y que no habría manera de contar con un nuevo y más benigno tratado con los Estados Unidos, nuestro primer socio comercial.
Es entonces fácil de entender ese aturdimiento y desazón que llenó al movimiento popular una vez conocidos los resultados. Los escépticos habíamos sido sólo algunos o algunas. A pesar de la no observancia del triduo de "aministía", la esperanza estaba cifrada en ganar.
Al perder, y como siempre pasa, empezaron a salir chivos expiatorios y a no saber para donde dirigir los esfuerzos. Muchos de los 300 comités patrióticos se disolvieron. Otros continúan trabajando bastante bien y la diferencia la ha hecho, desde mi punto de vista, el entender que de aquí en adelante la "horizontalidad" con la que trabajamos en forma reactiva en contra del TLC, tiene que dar paso a una situación de una mínima organización, en la que incluso se dé algo de verticalidad, de reflexión sobre qué sociedad queremos y tácticamente por donde seguir las acciones y cómo articular los distintos comités. Durante el proceso la característica del movimiento fue de no querer líderes y sólo una mínima coordinación entre comités. Entonces, en la riqueza estaba también la debilidad. Recientemente, alguien dijo con sabiduría: "tanta horizontalidad nos dejó pasmados en la cama".
Contanos brevemente cuál ha sido la historia de la lucha en defensa de la Biodiversidad durante las últimas décadas en Costa Rica.
Creo que la presencia de un instituto de biodiversidad en el país que logró un contrato con una empresa multinacional farmacéutica en 1993, incluso un poco antes de que se firmara el Convenio de Diversidad Biológica, creó en muchos y muchas costarricenses el deseo de no quedarnos sólo con la información periodística, sino empezar a cuestionarnos la naturaleza de ese instituto, cómo era que siendo un instituto privado disponía tan fácilmente de la biodiversidad contenida en los parques nacionales, por qué era que los términos del famoso contrato eran privados si se estaban vendiendo bienes públicos, etc. etc.
Poco a poco nos fuimos aglutinando pequeños grupos de personas y organizaciones ecologistas, académicas, campesinas e indígenas interesados en conocer los marcos internacionales que empezaban a imponernos el camino a seguir en nuestros países no sólo en el campo de la biodiversidad estrictamente, sino también en el campo de los tratados de libre comercio. Así, nos fuimos ganando a pulso el contar con varios asientos para participar directamente de la elaboración de la ley de biodiversidad. Teníamos la certeza de que era un tema no sólo reservado para técnicos y científicos sino del absoluto interés de todos y todas las costarricenses. De esta manera la ley de biodiversidad, que como decía anteriormente, tiene muchas inconsistencias y debilidades no sólo porque fue pionera en el mundo sino porque fue el resultado del trabajo de consenso de una comisión mixta especial legislativa integrada por representantes de partidos políticos, ecologistas, campesinos, indígenas, ecologistas, federación de cámaras empresariales y académicos y académicas, constituyó un hito en la elaboración participativa de una ley que de alguna forma ha puesto en jaque a quienes quisieron haber tenido normas más condescendientes con las leyes comerciales y con la ideología "vender para salvar".
Esta primera experiencia, de la que precisamente salió la Red de Coordinación en Biodiversidad, nos impulsó a seguir con una lucha también muy relacionada con la biodiversidad agrícola como fue la resistencia en contra de la aprobación del Convenio UPOV y la respectiva ley nacional. En 1999 sólo estábamos al tanto de lo que este convenio significaba unas cuantas personas (no más de diez), entre ellas un expresidente de la república, don Rodrigo Carazo, dispuesto a darnos el espaldarazo político a quienes no contábamos con ninguna fuerza en ese sentido y sólo teníamos algo de conocimiento sobre los alcances de su contenido sobre los campesinos y la biodiversidad. Junto a otros pudimos desarrollar los argumentos con los que pudimos no sólo frenar en dos oportunidades la aprobación de UPOV, sino también hacer una propuesta alternativa, la ley de protección de los derechos de los fitomejoradores, que fue formalmente introducida en la corriente legislativa en el 2003 pero frenada por la ya para entonces posible obligación de aprobar UPOV impuesta por el TLC.
Además la presencia de la red ha estado también en temas de bioseguridad y en defender aquellos artículos más importantes de la ley de biodiversidad.
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Costa Rica: ¿Será mi semilla ilegal? ¿mis plantas medicinales estarán ya patentadas?
Los campesinos ya no sólo se deberán preocupar por las condiciones del tiempo: que llueva o no llueva suficiente para una buena cosecha; o que no caigan plagas; o que estén buenos los precios o para sus productos; o que les otorguen créditos fáciles, etc. Ahora deberán añadir una preocupación más…. y bien grande. Antes de sembrar, guardar, intercambiar con otros agricultores y mejorar sus semillas deberán preguntarse seriamente: ¿es mi semilla ilegal?. ¿No estaré cometiendo un delito?
Esto es porque en nuestro país se acaba de aprobar una ley que se llama "Ley de Obtenciones Vegetales". Seguramente pronto se aprobará el Convenio UPOV, que es como el padre de esa ley, y ambas parte de las obligaciones del TLC. De hoy en adelante, si los agricultores compran una semilla aprisionada por esas leyes, de su cosecha no podrán guardar una parte para el siguiente año, ni tampoco podrán intercambiarla con otros agricultores ni mejorarla. Si no quieren tener castigos, que pueden llegar hasta la destrucción de la cosecha, cada año tienen que volver a comprar semilla, si es de ese tipo. Sólo se les autoriza a usarla nuevamente y sin pagar, si se planta para fines no comerciales. Para la alimentación de la familia, por ejemplo.
Silvia Rodríguez Cervantes
Red de Coordinación en Biodiversidad
31 de marzo de 2008
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Etiquetas: Centroamerica, Costa Rica, UPOV
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