sábado, marzo 22, 2008

El Movimiento de Mujeres en Lucha de Gral. Roca rechaza y alerta ante el avance de las bondades de los bio-combustibles, promocionadas por el Gobierno Provincial desde el Ministerio de la Producción y la Secretaria de Fruticultura, realizando charlas como la que se dará el dia de hoy en la Cámara de Productores de esta ciudad. Estas no son las políticas agropecuarias que desde hace tiempo venimos requiriendo, para solucionar la problemática del pequeño y mediano agricultor familiar, nos negamos a que nos quieran vender espejitos de colores, queremos producir alimentos, que no falte comida a nuestro pueblo, no mantener tanques llenos en los autos de los ricos de los países del primer mundo.

EN DEFENSA DE LA SOBERANIA ALIMENTARIA Y LA BIODIVERSIDAD

Nos oponemos a una segunda “conquista del desierto” a través de los Agrocombustibles

Las organizaciones y personas abajo firmantes, reunidas en la 1º Jornada Patagónica sobre Agro combustibles, en conocimiento de la realidad social, económica y ecológica de vastas regiones del país, donde padecen las víctimas de la expansión de de la soja, y ante el reciente anuncio por parte de los gobiernos de las provincias de Chubut, Río Negro y Neuquén que pretenden fomentar la producción de agro combustibles disponiendo, para los correspondientes cultivos (soja, colza, árboles), enorme cantidad de tierras potencialmente irrigables o convenientes por razones climáticas, queremos manifestar lo siguiente: Rechazamos esta segunda “conquista del desierto” que intenta expandir las fronteras, no ya para sumar territorio a la producción ovina, como ocurrió a fines del Siglo XIX y así favorecer a la oligarquía pampeana e intereses comerciales primordialmente británicos, sino a favor de una verdadera invasión de monocultivos en la Patagonia, esta vez destinados a la producción de agro combustibles. La palabra “desierto” implicaba, para el gobierno de Buenos Aires en 1879, un territorio despoblado que podía ser repartido y utilizado discrecionalmente.

Hoy, con más elegancia política, gobiernos y sectores directamente interesados hablan de “crecimiento”, inversiones”, “tecnología”, “desarrollo” y “potencialidades”, pero repiten el mismo esquema: el brutal saqueo, un saqueo que esta vez multiplica focos de contaminación, modos de explotación humana y consecuencias ambientales y sociales en gran escala.

Rechazamos no sólo éstas formas de obtener energía sino también, y en primer lugar, las hipótesis de demanda energética y usos que se publicita en los medios, en la folletería empresarial, en programas universitarios subordinados a intereses privados y en los proyectos gubernamentales, fuertemente condicionadas por los objetivos de grandes grupos industriales y especuladores bursátiles. Las demandas de las corporaciones, por grandes que sean, ni son justificadas ni constituyen las demandas de “la humanidad”, sino que deben ser interpretadas como parte de una carrera de acumulación, competencia y conflictos (incluyendo guerras) que implica, justamente, no menos sino más derroche en gran escala. Para cumplir con sus metas y mantener consenso prometen mantener el nivel de consumo y privilegios en algunas regiones, sembrando en cambio pobreza mezclada con palabras bonitas y estadísticas sin respaldo empírico en el resto del mundo.

Rechazamos la pretensión de desarrollar los agro-combustibles, por ser éste un mega-negocio que, en el primer lugar, beneficia a grandes empresas agroexportadoras, patentadores de semillas, fabricantes de pesticidas y a un reducido número de intermediarios y promotores, en detrimento de los pequeños y medianos productores, de la diversidad biológica y de la producción, distribución social y consumo abundante de alimentos sanos. Mas aún, rechazamos toda decisión tomada en este sentido, y las futuras acciones que los gobiernos llevan adelante sin la consulta a las comunidades y organizaciones de pequeños y medianos productores, sociales y ecologistas.

Rechazamos la pretensión de destinar grandes extensiones de territorio a monocultivos (transgénicos o no), excluyendo de este modo otros usos como es la producción de alimentos, lesionando la diversidad y la soberanía alimentaría.Es por estos motivos, y sólo como un ejemplo cotidiano, que

Rechazamos La entrega de comida pre-elaborada en comedores escolares y otros por contener soja o derivados de la soja, que contribuyen a la desnutrición infantil, atentando contra una nutrición adecuada. Proponemos en cambio que la millonaria cifra que se destina a ese fin sea volcada directamente a la compra de productos locales y/o se subsidie con ese monto a los productores pequeños y medianos.

Rechazamos cualquier forma de producción que tenga como consecuencia el endeudamiento del productor rural, el desplazamiento de la población rural y la concentración de la tierra en pocas manos, sean de personas o sociedades nacionales o extranjeras. Rechazamos por inconsistentes los argumentos para justificar el negocio de los agrocombustibles, como por ejemplo: que generan empleo, que posibilitan diversificar cultivos, alimentar ganado, que contribuyen a mitigar el calentamiento global, y a resolver (¿cuál?) crisis energética,etc.

Rechazamos el financiamiento y la intervención de cualquier empresaTransnacional (Monsanto, Repsol, Cargill, Telefónica, Aquiline, etc) en instituciones públicas, por ej. escuelas, programas educativos, centros de investigación, organismos estatales en general y con cualquier otra manera de incidir políticamente, por medio de fundaciones y ONGs para promocionar la llamada “responsabilidad social empresaria” y otros programas de relaciones públicas que tengan como fin legitimar socialmente formas extractivas de bienes comunes y desalentar el control social sobre la economía.

Rechazamos las consultas públicas realizadas por países de la Unión Europea y la Comisión de la Unión Europea en relación a la producción “sostenible” de agro combustibles, incluyendo nuestro territorio, dando por supuesto nuestro apoyo, cuando no hemos sido consultados y nos oponemos a alimentar el transporte de los países ricos a costas de nuestras tierras. Adherimos a la moratoria global de agrocombustibles con el fin de frenar la devastadora expansión de cultivos de biomasa energética y lograr que, de una vez por todas, los gobiernos de la comunidad europea se dispongan a oir otras voces que la de las industrias interesadas y las ONGs del norte y del sur financiadas por las mismas.

Reclamamos Asimismo que, durante esta moratoria, la población supuestamente “beneficiada” con el consumo en gran escala de los agrocombustibles sea informada sin intermediarios sobre las consecuencias sociales, económicas, culturales y ambientales que ya se han observado con la producción de monocultivos de biomasa energética. Las consecuencias de la expansión de esos mismos monocultivos para la industria alimenticia, sabemos, ya han sido devastadoras y haría falta un inmenso plan de ocultamiento mundial para seguir esa trayectoria.

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