jueves, marzo 13, 2008

La semilla es imprescindible


La semilla es imprescindible


En la cop-9 y en la mop 4, está en juego el ataque generalizado, a nivel global y nacional y local, para controlar las semillas. Que los que plantan necesitan semillas y los que viven su vida plantando usan su propia semilla para volverla a plantar son cosas tan obvias que es casi como respirar, es como si uno describiera lo que hace una persona o un animal y agregara: y además respira. La semilla es imprescindible. Pero no solamente para la vida de los que plantan, de los campesinos, de los agricultores, sino para todos. Controlar las semillas es controlar la reproducción de la vida. Las empresas lograron imaginar un sitio desde donde ponerse en uno de los nodos de todo el sistema de la vida en el planeta.

Por Silvia Ribeiro

Revista Biodiversidad, sustento y culturas N° 55 , enero de 2008

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La semilla es imprescindible



Para mantener el control de las semillas de las que provienen nuestros alimentos y demás recursos naturales, nos estamos organizando en movilización global para la defensa de la vida, para evitar y combatir cualquier intento de apropiación privada y monopólica de ellas, para recuperarlas, preservarlas y entregarlas a las generaciones futuras, como ha sido hasta ahora.

Hemos custodiado y protegido esas semillas de la vida y tenemos el derecho a usar, escoger, almacenar e intercambiar libremente semillas y especies, porque son parte de nuestra identidad y cultura. Atentan contra este derecho las patentes de los genomas que representan la mayor causa de destrucción de la soberanía alimentaria confiscando el poder generador de la vida para ponerlo en manos de las transnacionales amparadas y estimuladas por el depredador y excluyente modelo neoliberal.

Nos oponemos a la propiedad intelectual sobre cualquier forma de vida. El único custodio de la vida es quien la porta, quien la detenta, quien la vive, quien la alimenta y quien la conserva. Esto corresponde a las naciones, países y sus pueblos, a las comunidades indígenas, aborígenes y campesinas y campesinos del mundo. Por ello, no aceptamos que quienes siempre hemos custodiado las semillas de la sobrevivencia alimentaria de la humanidad, hoy tengamos que pagar regalías por nuevas semillas, nacidas de otras que fueron saqueadas en nuestras tierras, manipuladas o modificadas genéticamente en países extranjeros, y que nos obligan a cambiar nuestras prácticas agrícolas ecológicas o, simplemente, a depender de ellas, porque son estériles.

Sin semillas no hay agricultura; sin agricultura no hay alimentación; y sin alimentación no hay pueblos. Por eso hoy nos declaramos en una gran campaña mundial en defensa de las semillas sustentadoras de la vida, impulsando la declaración en que sean reconocidas como patrimonio común de la humanidad.

- Organizaciones integrantes de Vía Campesina y Amigos de la Tierra, ong y osc, participantes en la Cumbre de la Alimentación en Roma, 2002.

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