lunes, agosto 06, 2007

Tomado de la revista Biodiversidad, Sustento y Culturas

En defensa de nuestras semillas, territorios libres de transgénicos

En los últimos años se ha levantado un movimiento a nivel global que ha establecido territorios libres de transgénicos en diferentes partes del planeta.

Un territorio libre de transgénicos es el mejor ejemplo de autodeterminación comunitaria en favor de los derechos más fundamentales de los(as) agricultores(as) y en defensa de las semillas campesinas.

Porque las semillas campesinas tienen miles de años de ser mejoradas y cultivadas por nuestros antepasados, porque las semillas campesinas sí son seguras y son parte de nuestra cultura e identidad.

Los territorios libres de plantas patentadas y de sistemas de propiedad intelectual son una de las mejores formas de proteger a los agricultores —casi en peligro de extinción por la imposición del modelo agroindustrial.

El intercambio de semillas entre agricultores es una de las prácticas que sería destruida por las plantas transgénicas y sus sistemas de patentes sobre la vida.

En Costa Rica ya existen tres cantones que se han declarado como territorios libres de cultivos transgénicos. Los cantones de Paraíso de Cartago así como Santa Cruz y Nicoya de Guanacaste se han proclamado de forma unánime como territorios libres de cultivos transgénicos.

Estas declaratorias se dan gracias a la valiente decisión de los consejos municipales y al valioso trabajo de organizaciones comunitarias. Trabajo que más allá de resistir a la introducción de transgénicos hace un profundo llamado al fomento de las prácticas agroecológicas, a la buena alimentación y a la construcción de comunidades verdaderamente libres de los engaños corporativos que intentan controlarlo todo, libres de elegir lo mejor para los habitantes de su región.

Las comunidades tienen absoluto y constitucional derecho de establecer cuáles son los modelos de desarrollo que quieren y no quieren implementar en sus territorios. Es por esto que es tan importante llevar este tipo de discusiones y reflexiones a cada comunidad en aras de que los gobiernos locales ejerzan su autónomo derecho de decidir.

Un territorio libre de transgénicos puede ser una casa, una finca, un cantón o un país entero. Lo importante es la discusión sobre los riesgos e impactos que los transgénicos tienen sobre nuestra vida. Lo importante es que sea el inicio del proceso de construcción de un modelo agrícola que respete la evolución natural y a la gente.

Luchar contra los transgénicos nos permite construir las bases de la resistencia contra el nuevo modelo agroindustrial que destruye la soberanía alimentaria de las comunidades locales.

Esta resistencia que hemos de construir tiene sus raíces en la inmensa diversidad de culturas y semillas de los pueblos ancestrales del mundo.

Los territorios libres de transgénicos en Costa Rica no son un hecho aislado, son parte de un fuerte proceso de resistencia global donde el bienestar público trata de imponerse sobre el beneficio privado corporativo.

Es importante hacer reuniones con las organizaciones y líderes comunitarios para discutir sobre el tema. Se pueden hacer festivales de intercambio de semilla nativa, cineforos, debates, talleres entre otras actividades que faciliten identificar las amenazas que los transgénicos presentan sobre el ambiente y la gente. Ésta es una discusión que nos involucra a todos y todas y no sólo a los científicos expertos.

Con la información resultante de las actividades de estudio y reflexión se puede elaborar una propuesta y presentarla a los regidores municipales.

Es importante contar con una buena receptividad de los regidores y alcaldes sobre el tema para lograr que la propuesta se convierta en un acuerdo del consejo municipal.

Un territorio libre de transgénicos es algo más que una declaratoria municipal puesta en papel.

Para hacerlo realidad debe haber una fuerte red social de personas y organizaciones comprometidas en el rescate de las semillas campesinas y en la promoción de las buenas prácticas agroecológicas.

La agricultura orgánica, el no uso agrotóxicos, el rescate de los saberes tradicionales y la cosmovisión de las prácticas agrícolas, el compartir banquetes de alimentos sanos entre otras actividades más, son parte de las constantes actividades que deben sostener un territorio libre de transgénicos.

La defensa nuestra soberanía alimentaria empieza por la defensa de nuestras semillas, las cuales no pueden coexistir en los mismos territorios con transgénicos sin ser contaminadas y por lo tanto alteradas. Por un mundo socialmente justo y ecológicamente sustentable: Transgénicos no.

Licenciado Fabián Pacheco R.

Red de Coordinación en Biodiversidad

Alianza Centroamericana de Protección

a la Biodiversidad

Red por Una América Latina Libre de Transgénicos

bloqueverde@gmail.com

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