domingo, enero 25, 2009

El Grupo de Reflexión Rural

Organizamos al GRR Grupo de Reflexión Rural desde mediados de los años noventa, como un grupo de afinidad y un espacio de diálogos y debates multidisciplinarios sobre los impactos del Capitalismo global en nuestras sociedades. Desde perspectivas ecológicas y contestatarias el GRR se manifiesta implacable crítico del Modelo Agrario biotecnológico basado en la exportación de commodities forrajeras tales como sojas y maíces transgénicos.

Manteniendo el rigor en los debates, en la militancia de investigación y en la práctica del disenso, nos hemos ido transformando paulatinamente en un grupo activista y de construcción de pensamiento popular, y nos hemos propuesto ser dinamizadores de redes y espacios de gestión que, tal como la Campaña paren de Fumigar o el Foro de Resistencia a los Agronegocios, surgen como respuesta a la prolongada situación de catástrofe social que vive la Argentina desde fines de los años 90 y cuyos antecedentes se remontan a la Dictadura de los años 70 y al Terrorismo de Estado.

El GRR tiene como uno de sus principales objetivos contribuir a la toma de conciencia respecto a esa situación, más que de crisis, de estallidos sociales en que vive la Argentina y que pareciera ser el modo de resolver nuestra sociedad sus tremendas tensiones interiores, y la necesidad de modificar las conductas personales, los hábitos de pensamiento y de acción política existentes, para lo que proponemos incorporar al pensamiento político y a las agendas de la política los temas propios de la ecología, del medio rural y de la Cultura basada en el arraigo.

El GRR manifiesta una actitud radicalmente crítica frente a las políticas y programas sociales y asistenciales, incluyendo a los diversos planes de huertas para autoconsumo inspirados en su momento por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y que, bajo el pretexto de solucionar al problema del desempleo, del hambre y la malnutrición, apuntan a sostener el sistema de privatización y ausencia del Estado y la instalación de mecanismos de clientelismo, y de sumisión y dependencia en los ciudadanos. En lugar de ello, el GRR propone rediseño poblacional del territorio y revitalización de los pueblos que agonizan como resultado de la desaparición del ferrocarril y de la expulsión de población rural provocada por el modelo de la Soja.

Las propuestas del GRR se basan en la Soberanía Alimentaria, en los Desarrollos locales con mercados de pequeños productores y en la recuperación de semillas como estrategia para superar el dominio que ejercen las transnacionales sobre nuestra agricultura. En este marco el GRR visualiza a la agricultura orgánica sólo como expresión de las producciones y de los intercambios locales, nunca jamás como pretendida alternativa a las producciones industriales.

En el plano internacional el GRR ha denunciado con énfasis el alineamiento de la Argentina a las políticas de los EEUU y el compromiso a favor de las empresas de Biotecnología desarrollado durante los últimos años por la Cancillería argentina en todos los Foros internacionales y que al día de hoy se mantiene sin mayores cambios que no sean cosméticos. Al respecto, proponemos la erradicación de los numerosos personeros de las empresas en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Respaldamos políticas de unidad con los hermanos pueblos de la América Latina, no solo en lo comercial y cultural, también en el tratamiento de la Deuda Externa y en los modos de enfrentar las nuevas y crecientes amenazas de la Globalización. Entendemos por ello en primer lugar al sistema global de la Soja, tanto como monocultivos para la exportación de forrajes, como para ingesta de la población. Hemos denuncia cómo desde posiciones supuestamente progresistas y hasta de izquierda, se alientan políticas que conducen a nuevas sumisiones coloniales y que modifican los patrones alimentarios de nuestros Pueblos. En este sentido, consideramos que los Agrocombustibles son la nueva fase de apropiación de nuestros territorios y recursos naturales por parte de las Corporaciones. Resulta inmoral en medio de poblaciones con hambre, destinar los frutos de la tierra al alimento de los motores de Europa y de los EEUU, en especial cuando todo proyecto de disminución del consumo y de los gastos de energía está ausente de las agendas globales.

Los desafíos propios de nuestra época nos obligan a modificar los paradigmas con los que enfrentamos las décadas pasadas. Lamentablemente, los años sesenta y setenta fueron demasiado fuertes en los imaginarios latinoamericanos y se hace difícil reemplazar los presupuestos ideológicos con los que entonces actuamos y que hoy devinieron obsoletos. Es así como, hasta el momento, las luchas que llevamos no pueden asimilar de modo suficiente los nuevos protagonismos, en especial el de los campesinos y sectores rurales, ni son capaces de enfrentar las nuevas amenazas que implican las Corporaciones porque continuamos bajo la influencia de modelos urbanos industriales, y considerando al imperialismo la gran amenaza mientras descuidamos o ignoramos a los Agronegocios, las corporaciones y los mercados globales.

Estas son las actuales luchas que llevamos desde el GRR y que implican el esfuerzo de instalar debates cuando demasiados intereses hacen fuerza para que no los haya. Sabemos que nuestras campañas alcanzan vastos espacios en el continente y que nuestras voces son referenciales de un cambio posible, pero vemos con pena cómo sectores progresistas continúan obstinándose en reemplazar a los viejos sectores de Poder para implementar similares o aún más peligrosas políticas. No son capaces de cuestionarse la idea del progreso ilimitado, la reverencia a la gran escala ni discernir las tecnologías según las propias conveniencias. No consideran el cambio climático como un horizonte cercano que los obligue a modificar las conductas y las políticas, y lo que han hecho es difundir en América Latina modelos neodesarrollistas, amigables con las corporaciones, aunque con discursos de izquierda.

Confiamos, sin embargo, en la fuerza tremenda de la Cultura, que es siempre una energía que nace desde el Pueblo mismo, y confiamos también en el arraigado amor a la tierra de campesinos e indígenas a los que no será fácil arrancar de sus tradiciones. Confiamos por último en la Conciencia Nacional de nuestros pueblos, que se extiende entre los jóvenes y que no confía en organizaciones cerradas ni en discursos engañosos.

Marzo de 2007 www.grr.org.ar

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