martes, marzo 07, 2006


A grandes rasgos, hay problemas medioambientales (destrucción de biodiversidad, un problema muy grave), de salud para quien los consume (por la manipulación genética y por el aumento de uso de pesticidas en muchos casos), de desigualdad social y hambre (las repercusiones sobre el campesinado son enormes), de irreversibilidad (la contaminación genética se reproduce a sí misma). Las ventajas son nulas excepto para un sector social: los millonarios que dirigen las multinacionales agroindustriales.

La penetración capitalista en la agricultura paraguaya

En nuestro país, las relaciones sociales de producción han estado siempre muy atrasadas y el capitalismo, sólo imperfectamente ha incursionado hasta hoy en el conjunto de la economía nacional, especialmente en la agricultura, en la que se da la coexistencia de una agricultura capitalista con formas precapitalistas (además de la campesina) de explotación de la tierra y de la fuerza de trabajo.

Mientras en otros países de la región la agricultura capitalista ya estaba consolidad hacia fines del siglo 19, en el Paraguay la primera forma clara de presencia de dicha manera de explotación agrícola se inicia con la colonización europea y japonesa que se instala en Itapúa a partir de las décadas de los años 20 y 30. Es agricultura farmer pero queda circunscrita a esta región. No se expande y coexiste (aunque no sin problemas) con la escasa poblacional era baja y había sobreabundancia de tierra.

Una segunda forma de presencia de la agricultura capitalista en el país fue a través del Plan del Trigo impulsado por Stroessner a comienzos de la década de los 60. Aprovechando la “revolución verde” y el apoyo norteamericano después de la Reunión de Montevideo con Kennedy sobre la Alianza del Progreso en 1961, la dictadura estima que Paraguay debe ser autosuficiente en trigo. Stroessner reparte la tierra y asigna los fondos de empresarios “amigos”, en realidad pseudoempresarios. El Plan fracasa a los pocos años. Las Ligas Agrarias empiezan a desarrollarse como reacción a la ocupación capitalista de los medios de producción precisamente en Misiones, donde se inicia dicho Plan.

Hasta finales de los años sesenta así, la agricultura capitalista apenas tenía presencia en el país, caracterizada en su estructura agraria por el minifundio, las primeras colonizaciones iniciadas por Juan Manuel Frutos desde el recientemente creado IBR (en 1963) en el Eje Este (Repatriación, O´Leary y J. L. Mallorquín) y el Eje Norte (Choré), el latifundio ganadero, y el latifundio forestal serían un intento fallido por desconcentrar la propiedad de la tierra. Pero esta colonización sienta las bases fundiarias para lo que vendría inmediatamente después.

La primera oleada significativa (y devastadora) de la agricultura capitalista se da con en ingreso de brasileños por expansión de la frontera de la soja en los estados del sur de Brasil hacia fines de dicha década y durante toda la década de los 70. Es la ofensiva más importante de la agricultura farmer sobre la campesina registrada hasta la fecha. Los resultados en los departamentos de Alto Paraná, norte de Itapúa y la mitad oriental de Canindeyú produce resultados ecológicos desastrosos. Colonias antiguas pobladas por campesinos paraguayos, creadas por el Instituto de Reforma Agraria en décadas anteriores y nuevas, como la de Minga Guazú, son ocupadas por brasileños y se expulsa a campesinos paraguayos, quienes se limitaron a ocupar precariamente la tierra hasta haberla desmontado de modo a que sean aptas para las labores mecanizadas. Esta ofensiva se atenúa durante la segunda mitad de la década de los 80 y primera de los 90. A partir de la segunda mitad de la década pasada, se empieza a insinuar un nuevo rebrote de la inmigración brasileña, esta vez hacia el Alto Paraguay, pero con fines principalmente pecuarios, aunque igualmente ruinosa para los frágiles recursos naturales de esta zona chaqueña.

Ya a comienzos del nuevo siglo, se produce la segunda oleada de penetración del capitalismo agrario con la soja, pero esta vez la soja genéticamente modificada a partir del ciclo agrícola 1999/2000. Sin disponibilidad de tierras fiscales en esta ocasión, la frontera de la soja se expande sobre tierras campesinas, sobre campos ganaderos reconvertidos y sobre lo que resta de monte. Los efectos ambientales se agravan por la desaparición de los últimos bolsones de bosques en la Región Oriental, así como por el uso indiscriminado de potentes herbicidas y pesticidas. Los efectos sociales, del mismo modo, resultan dramáticos en un país que venía sufriendo un acelerado proceso de empobrecimiento y que ahora debe asistir a una expulsión masiva de familias campesina de sus tierras.

La situación hoy es mucho más compleja que la que se tenía hace 30 años, cuando se registra la primera expansión de la agricultura capitalista farmer sobre la agricultura campesina.

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1 Comentarios:

Blogger Unknown dijo...

STROESSNER Y BERNARDINO CABALLERO

(Por Luis Agüero Wagner, publicado en La Naciòn de Asunción, 28 de Junio de 2006)

El "valiente" tendotarca se despachó hace días con virulentas diatribas contra el ex dictador Alfredo Stroessner, a quien bien hubiera hecho en enfrentar en sus tiempos de esplendor para demostrar hombría, y no esperar a que se convierta en un inofensivo y senil nonagenario exiliado para desempolvar anacrónicos denuestos
Alejado de aquella imagen autocrática de aura prusiana ante cuyo paso se postraban adoptando posición de plegaria mahometana muchos cobardes que andaban por entonces relatando eventos deportivos ovetenses, es natural que hoy el anciano y derrotado general que no tiene quien le escriba, deba recibir así, retirado a cuarteles de invierno, la extemporánea ingratitud e quienes sólo heredaron beneficios de él.
La gente cuya inteligencia la tendotarquía subestima con frecuencia pero que no se deja engañar sabe perfectamente que el 3 de febrero de 1989 no cayó el edificio sino cayeron solo sus ocupantes. De inmediato los mismos adulones que por largo tiempo se prosternaban ante su general-presidente, manteniéndose interesadamente fieles hasta el minuto 44 del segundo tiempo, apoyaron al sucesor, asimilaron unos pocos contestatarios a bajo costo y se memorizaron el nuevo libreto de la "transición". Transición tramposa, donde lo único que vimos transitar fue un hato de mafiosos a otra carpa de mafiosos.
Quienes sabemos juzgar al pasado pero también sabemos ubicarnos en el presente cuando de criticar al gobierno se trata, y no nos dedicamos a hacer "oposición retroactiva" para defender al oficialismo y justificar los desmanes de hoy, comprendemos perfectamente que de la mano de la actual jerarquía colorada, el mayor y más persistente problema del Paraguay de hoy es la impunidad en tiempo presente que goza la corrupción en tiempo presente, aquella que pretenden ocultar bajo la alfombra quienes con un cinismo sin límites reniegan de cuatro décadas de su propia historia partidaria como si eso fuese suficiente mérito para seguir aplicando el "Ña mandá, ña mondá" de briosa vigencia. Si hoy pensasen negar lo mucho que se beneficiaron desde la ANR con la "Unidad Granítica", los métodos sangrientos para quebrar opositores y las censuras a la expresión el camino más fácil a sugerir sería afiliarse a otro partido.
Y aunque se "moleste" la tendotarquía, Bernardino Caballero y Alfredo Stroessner son y serán para siempre las figuras más emblemáticas y destacadas de su partido, el colorado. Hubo otros caudillos civiles o militares señeros del coloradismo, como el legionario Juan B. Egusquiza, Lino Oviedo, Higinio Morínigo (el primer tendotá), Édgar L. Ynsfrán, Andrés Rodríguez o Natalicio González, es cierto, pero ninguno de ellos ocupará el sitial histórico preponderante de Caballero o Stroessner. Ambos fueron generales con mando de tropa que por audacia accedieron a la más alta investidura en ancas del respaldo brasilero y reformaron la administración pública con efecto duradero. Ambos se volvieron como consecuencia del mando, cada cual a su tiempo, los hombres más ricos del país.
Bernardino Caballero fue no solo un esclavista en cuyas tierras "se castraba y se exterminaba, explotando la yerba mate por medio de la esclavitud, el tormento y el asesinato" como escribiera Rafael Barret. Era el mayor esclavista del Paraguay y merced a ello levantó su fortuna. Bernardino Caballero y su asociado Luis Patri recibieron todo el ferrocarril entregando a cambio una suma de dinero menor a la que pagó el fisco por adquirirlo de Travassos, Patri y Co. cuando aún no existía el tramo Paraguarí-Villarrica.
Aquel negociado, paradigma de los que se hacen en el presente, se realizó dos y tres veces, para continuar con el flete oneroso facturado al estado por carga diversa. Bernardino Caballero también favoreció, protegió y trabó alianza con el gran capital para hacer trabajar a la mano de obra local a costo mínimo, manejando negocios públicos como hacienda particular y repartiendo zoquetes y prebendas a correligionarios.
Stroessner se mantuvo fiel a la tradición y además convirtió a la ANR en la aceitada maquinaria de control de masas que es hoy. En gratitud a su servicio al partido y a instancias de la Junta de Gobierno, la Convención del Partido Colorado eligió a Stroessner ocho veces candidato del partido a la Presidencia de la República y lo distinguió con el título de presidente honorario. No será un triste imitador en miniatura ni su coro de lacayos que se deshacen enjuiciando sumariamente el pasado, para exculpar un presente de ignominias, quienes borren todas estas verdades de las páginas de la historia.

7:08 a.m.  

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