domingo, abril 13, 2008

Los centros de origen deben ser libres de transgénicos

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RIESGOS E IMPACTOS DE CULTIVOS TRANSGÉNICOS EN CENTROS DE ORIGEN Y BIODIVERSIDAD

Germán Vélez e Ymelda Montoso

América Latina es la región del mundo que tiene mayor diversidad agrícola, es por ello que la introducción de plantas transgénicas tienen un gran riesgo, especialmente por la posibilidad de transferencia de estos genes modificados en las plantas silvestres y las variedades cultivables locales, lo que puede causar graves desequilibrios en los ecosistemas. Los riesgos de transferencia de genes de una variedad transgénica a una especie o variedad pariente, es mayor en los centros de origen y/o diversidad, ya que los genes insertados tienen más oportunidades de pasar a otras plantas donde se pondría en juego los recursos genéticos aún existentes. Una vez que las plantas transgénicas se liberan al ambiente no se pueden contener, el cruzamiento natural entre las pantas emparentadas. La vía principal de escape de los nuevos genes a otras zonas y especies es a través del polen, que puede fertilizar plantas sexualmente compatibles en la zona.

El flujo de los genes será inevitable en los centros de diversidad, ya que la planta transgénica estará rodeada de plantas compatibles, ya sean variedades y razas locales o especies silvestres. Está demostrado que los cultivos de maíz, papas, tomate, yuca, frijol, algodón, girasol, colza y muchos otros pueden hibridarse (intercambiar material genético) con plantas silvestres que crecen en sus centros de diversidad.

El sólo hecho de pretender introducir cultivos transgénicos en centros de origen y de diversidad de estas especies, que son fundamentales en la alimentación y agricultura mundial, debería ser un argumento contundente para rechazarlo. Se debe proteger a las variedades tradicionales y los parientes silvestres (que además de su valor cultural, constituyen la materia prima para el mejoramiento de las variedades modernas). No es cuestión de manejar el riesgo o de saber responder ante emergencias, en casos de contaminación genética, sino de evitar la contaminación; porque la contaminación genética es irreversible, y las vías de contaminación son múltiples, no sólo a través de flujo de genes, sino de contaminación de semillas, de tubérculos (en el caso de la papa y de la yuca), y sobre todo por prácticas culturales que las comunidades indígenas y campesinas, puesto que dentro de sus estrategias de conservación y mejoramiento de la diversidad agrícola, experimentan con semillas nuevas, intercambian y llevar semillas y productos de una región a otra.

Existen muchas formas y vías por las cuales puede llegar la contaminación genética a los centros de origen y de diversidad. Generalmente las evaluaciones de riesgos realizadas en A. latina, solo evalúan la distancia mediante condiciones naturales se transporta el polen desde una planta GM a una no GM y se sacan conclusiones absurdas como las obtenidas en Colombia, en donde el Instituto Colombiano Agropecuario ICA, al evaluar varios tipos de maíces GM, dice que la biodiversidad local de maíz, se protege con solo separarlos a 300 metros de las variedades transgénicas. Pero no se evalúan y tienen en cuenta las diferentes formas como pueden llegar el maíz GM a las zonas donde están las variedades nativas. Por un lado la mayor fuente de contaminación puede proceder por la importación masiva de maíz en países como México, Colombia y Perú, que llega como alimento, pero que también se pueden utilizar como semilla. También es frecuente que los programas de ayuda alimentaria y de fomento agrícola entreguen semillas foráneas, que los campesinos e indígenas no conozcan su procedencia, y si éstas son transgénicas, pueden entrar en la cadena productiva y alimentaria de manera desapercibida y sin ningún control.

Una vez que se libera una variedad transgénica en un país, es imposible frenar la contaminación genética. En un estudio hecho por Union of Concern Scientist (2004)[3] <#_ftn3> , se reportó contaminación genética en semillas convencionales de maíz, soya y canola con transgenes procedentes de variedades manipuladas genéticamente en Estados Unidos. Existe suficiente literatura que demuestra que hay introgresión desde variedades cultivadas y sus parientes silvestres en especies como maíz, yuca, papa, entre otros cultivos[4] . Scurrah et. al. (2005)[5] demuestran que existe flujo de genes desde los cultivos de papa hacia sus parientes silvestres en Perú[6] .

Además de los impactos sobre la biodiversidad en los centros de origen y de diversidad, es fundamental para los países de América latina, los impactos que estos tienen sobre la cultura y la afectación social y económica, y especialmente sobre los sistemas productivos y la soberanía alimentaria de las comunidades locales y pueblos indígenas de la región que dependen de esta biodiversidad. En realidad no existen métodos para evaluar los impactos socio económicos de los cultivos transgénicos en los centros de origen, y en regiones donde estos cultivos para las comunidades locales tienen un valor cultural, ritual y espiritual importante, como son los casos de la papa, el maíz y la yuca, en la región andina, mesoamericana y amazónica respectivamente. Otros cultivos como el arroz y la caña de azúcar son de gran importancia regional, pues constituye parte de la dieta básica de esas comunidades. La introducción de variedades transgénicas de estos cultivos en la región, puede tener impactos socioeconómicos y culturales muy graves, especialmente entre las comunidades y pueblos indígenas ligados a la biodiversidad.

Existen evidencias científicas que muestran la posibilidad que el flujo de genes ocurra en los centros de origen y de diversidad, de hecho ya ocurrió en México con el maíz, en donde se ha encontrado que las variedades nativas de los agricultores se han contaminado con variedades transgénicas. Los estudios hechos por Quist y Chapela (2001)[7] en el Estado de Oaxaca – México y corroborado más tarde por la Comisión para la Cooperación Ambiental de América del Norte, demuestra que hay contaminación genética en las variedades tradicionales, a pesar de que hasta el momento no es permitido sembrar comercialmente maíz transgénico en ese país, y que ésta ha ocurrido a través de la importación autorizada de granos de maíz transgénico procedente de Estados Unidos.

Asimismo, el anuncio del Centro Internacional de la Papa (CIP) en julio del 2007 sobre la creación de un variedad de papa genéticamente modificada a nivel experimental resistente a la polilla, generó una serie de cuestionamientos por parte de organizaciones conservacionistas de la agrobiodiversidad y ambientalistas a nivel nacional e internacional, las que expresaron y difundieron su honda preocupación por la posible liberación de esta papa GM en países andinos centros de origen de este tubérculo[8] .

Por otro lado, Gutiérrez (2007)[9] determinó la presencia de dos eventos transgénicos en cultivos de maíz amarillo duro, el NK603 (resistencia a herbicidas) y el Bt11 (biocida) en el valle de Barranca, ubicado al norte de Lima, Perú, lo cual pone nuevamente en discusión el tema de los riesgos e impactos que genera la introducción de cultivos genéticamente modificados en centros de diversidad biológica, como el Perú, que en la actualidad tiene 55 razas adaptadas de maíz a diversos pisos ecológicos (Perry et al. 2006 en Lapeña, 2007) [10].

El riesgo es mayor cuando existe una especie silvestre emparentada que esté considerada una «mala hierba» o «maleza», puesto que una planta modificada genéticamente con genes que confieren tolerancia a herbicidas o que producen toxinas Bt, al transferirse a parientes silvestres, les proporcione una ventaja que les permita sobrepasar e invadir a la vegetación natural. El caso del maíz tiene peculiaridades especiales, puesto que es una planta de polinización abierta, al tiempo que es la especie agrícola de mayor variedad genética conocida, lo cual permite que sea cultivado en un amplio rango de ambientes. Una vez liberado al ambiente variedades de maíz transgénico, es prácticamente imposible impedir el flujo genético hacia otras variedades o hacia parientes silvestres, por razones biológicas, ecológicas y culturales.