jueves, febrero 14, 2008

Por qué los árboles GM no tienen sentido

http://www.ecoportal.net/content/view/full/76102

Quienes proponen los árboles GM nunca discuten los derechos a la tierra ni los derechos de las comunidades locales a manejar sus propios recursos. No hablan de reducir la demanda de productos de madera tales como el papel, ni del hecho de que la demanda viene del Norte en su mayor parte.

Los promotores de los árboles modificados genéticamente intentan convencer a los demás de que la investigación en árboles GM es una tecnología neutral desarrollada por los científicos para resolver algunos de los problemas del mundo. Presentan una serie de argumentos que desvían la atención de los problemas asociados con los árboles GM y los modelos industriales de forestación, con inclusión de los monocultivos forestales.

Steven Strauss es profesor de biología molecular y celular y de genética del Departamento de Ciencia Forestal de la Universidad de Oregón y uno de los principales investigadores en árboles GM del mundo. En 2001, Strauss y sus colegas del Instituto Forestal de Oxford escribieron que las discusiones sobre los árboles GM tienden a ser “altamente polarizadas”:

En los debates, los argumentos a menudo pasan gradualmente de lo biológico a lo ideológico, según la visión del mundo del participante. Aquellos que están en contra del manejo intensivo de la producción de madera, que sienten que la modificación genética es inaceptablemente innatural o que objetan el importante papel de las patentes, y por lo tanto de las corporaciones, en la modificación genética tienden a estar en contra. Aquellos que creen que producir más madera en menos tierra es un objetivo importante tanto en lo ambiental como en lo económico y que aceptan que la tecnología y las grandes corporaciones sigan teniendo un papel importante en la forestación y la agricultura tienden a estar a favor.

Esta declaración también revela mucho sobre la visión del mundo de Strauss y sus colegas de clase media, de sexo masculino, del norte y altamente capacitados. Esta visión del mundo tiene muy poco en común con la realidad a la que se enfrentan los aldeanos que han perdido sus tierras y medios de sustento ante las masivas plantaciones forestales industriales en el Sur. O con la realidad de los trabajadores de las plantaciones que han visto a colegas y amigos envenenarse con las cantidades excesivas de plaguicidas que tienen que fumigar sobre las plantaciones. O con la de los trabajadores que producen carbón vegetal a partir de eucaliptos, en condiciones horrendas, en Brasil.

Los argumentos a favor de los árboles GM no tienen en cuenta las preocupaciones de las personas que viven cerca de las plantaciones. Tampoco están dirigidos a cualquiera que haya escuchado a los pobladores describir sus problemas desde el momento que una empresa de pulpa y papel cubrió su tierra con un monocultivo forestal. Por el contrario, los argumentos de quienes proponen la modificación genética están dirigidos a lectores mal informados que nunca han visto un monocultivo industrial de árboles o, si lo han visto, fue junto con funcionarios de la empresa que maneja la plantación. Quienes proponen los árboles GM nunca discuten los derechos a la tierra ni los derechos de las comunidades locales a manejar sus propios recursos. No hablan de reducir la demanda de productos de madera tales como el papel, ni del hecho de que la demanda viene del Norte en su mayor parte. Sus argumentos están encaminados a desviar la atención de estos asuntos.

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