domingo, agosto 06, 2006


Por Red por una A.L. Libre de Transgénicos

La Red por una América Latina Libre de Transgénicos ha leído con mucha preocupación el proyecto sobre capacitación en bioseguridad para América Latina del Banco Mundial y GEF, pues amenaza a la biodiversidad agrícola de cinco cultivos que tienen una importancia cultural, social muy grande, y cuatro de ellos tienen su centro de origen y diversidad en la región.

El propósito último de este proyecto es crear las condiciones para la introducción comercial de estos cultivos en la región, a través de metodologías de evaluación de riesgos y de desarrollar un trabajo en el cambio de paradigmas en las organizaciones de la sociedad civil, que se opone a la introducción de organismos genéticamente modificados y en la percepción del público en general, frente a estas nuevas tecnologías.



América Latina es la región con mayor biodiversidad agrícola del planeta. Esta biodiversidad se corresponde con una biodiversidad cultural que está conformada por los pueblos indígenas y comunidades campesinas que han conservado, recreado y utilizado esta biodiversidad, y mantienen una relación espiritual muy especial con ella.

El maíz, la papa y la yuca constituyen los cultivos muy importantes para las comunidades mesoamericanas, andinas y amazónicas. La introducción de variedades genéticamente modificadas de estos cultivos en la región, puede tener impactos socio económicos, culturales y sociales de muy graves, especialmente entre las comunidades y pueblos indígenas ligados a la biodiversidad.

El arroz es también un cultivo de gran importancia regional, pues constituye parte de la dieta básica de esas comunidades.

El proyecto GEF que se está analizando, tiene como objetivo a largo plazo, facilitar la introducción de variedades transgénicas con fines comerciales y de experimentación justamente de los cultivos más importantes para las comunidades indígenas y locales de los países en los que se implementaría el mismo.

Este proyecto tendría también impactos negativos sobre la biodiversidad regional, pues el proyecto facilitaría el ingreso de cultivos transgénicos en sus centros de origen. La contaminación genética de las variedades criollas y de los parientes silvestres de los cultivos, pondría en riesgos dichos cultivos porque tanto las variedades tradicionales como los parientes silvestres de los cultivos, han servido para programas de mejoramiento.

Dado que la intención es que esta experiencia sea replicable a otros países, este proyecto puede tener un impacto grave para toda la región, especialmente en los países donde estos cultivos tienen importancia cultural, social y económica, puesto que los cultivos convencionales podrían contaminarse genéticamente, a través del comercio internacional de productos agrícolas, del flujo de genes y de prácticas tradicionales (como llevar semillas de un país a otro).

Un resultado final de este proyecto puede ser que las comunidades campesinas e indígenas, se queden sin alternativas y tengan que recurrir a semillas transgénicas patentadas, que pagar regalías, y aumentar su dependencia a las empresas transnacionales.

Por estas consideraciones, y otras que han sido analizadas en este documento, consideramos que este proyecto no puede ser financiado ni implementado.

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